Por: Jorge de Mendonca (Para Crónica Ferroviaria)
Sin ponerse en la barricada ferrofanática, está comprobado que, por cada litro de combustible por pasajero que se consume en automóvil, se puede realizar un viaje 2,53 veces más largo en tren (Ticket to the future, UITP, 2004).
En términos sociales, el límite de hacer de determinada forma una actividad es aquel en el que la misma comienza a perjudicar mucho más allá de los beneficios personales o sociales que produce. La apuesta al transporte automotor particular ha rebasado esa barrera, por lo menos en Argentina.
Según los indicadores, el aumento de consumo de nafta creció en 3.000 Millones de litros anuales, lo que implica un costo de unos 4.000 millones de dólares.
Si nos olvidamos de todas las externalidades (multimillonarias), como la mayor emisión de gases de efecto invernadero, la mayor accidentabilidad, la mayor demanda de repuestos y de la generación de chatarra no siempre reciclable, o la congestión y el tiempo perdido que la misma genera, podremos remitirnos al simple número de los costos más sencillos: El gasto personal (social), directo sobre la NAFTA.
¿Y si lo comparamos con los trenes que nos faltan para reemplazar esos viajes en auto?
Tomemos en cuenta TODOS los conglomerados metropolitanos del País y todas las oportunidades de viajes de media y larga distancia.
Esos 3.000 millones de litros de NAFTA equivalen a la movilización de 900 millones de pasajeros anuales metropolitanos más otros 48 millones de pasajeros de media y larga distancia.
Poner en marcha los coches, locomotoras y coches motores para transportar esas personas todos los días de todos los años (sin contar vías e instalaciones), ronda los 4.200 millones de dólares (de una vez).
El costo energético para sostener esos mismos nuevos trenes en marcha, ronda los 1.200 millones de dólares anuales.
Es decir, el ahorro de 1.800 millones de dólares en NAFTA utilizada en viajes particulares, alcanza para pagar la inversión en los nuevos trenes en solo tres años.
¿Qué es lo que estamos haciendo en Argentina desde 1951? (Mientras seguimos obedeciendo al Plan Larkin y a los exégetas de Martínez de Hoz)
Este cálculo se ha hecho muchas veces, y como es de esperarse, siempre da el mismo resultado. Muy poderosos deben ser los intereses para que no se haga caso de argumentos tan fuertes, porque de lo contrario significaría que los responsables de esta situación tienen menos cerebro que un mosquito.
ResponderEliminarMientras no se desarrollen estrategias politicas a nivel Mercosur todo transcurrira en este caos basta ver la propaganda de futbol para todos y darse cuenta de que se han inaugurado cientos de kilometros de autopistas, mientras que los ferrocarriles que eran el estandarte de campaña alla por el 2003 queda postergado por la incompetente gestion de unos cuantos.
ResponderEliminarMuy buena nota. Habría que divulgarla mas entre la gente. La mayoría de la población desconoce estos datos.
ResponderEliminarPD: perdón por mi atrevimiento, pero en el ultimo párrafo el año correcto es 1951 o 1961?
Es cierto que cálculos como este son publicados todos los días en todas partes del mundo. Sobre ellos no existen dudas. Pero queda la cuestión: que tipo de oferta ferroviaria es necesaria establecer para que la personas prescindan de sus vehículos particulares a favor del tren?
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