NOTA DE OPINIÓN
Por: Dr. Eduardo Bertotti (*) (Para Crónica Ferroviaria)
La siguiente reflexión no cuestiona de manera alguna y COMPARTE la
pérdida y el dolor que representa la muerte o lesiones de una persona en un
siniestro, sea este de cualquier especie y condición.
¿Qué me “moviliza” a compartir estas ideas?: la reacción de la sociedad
que se “espanta” frente a un hecho natural (la caída de un rayo) y “naturaliza”
resignada la consecuencia del accionar errado del hombre (siniestralidad vial).
Espanta el hecho de que un rayo matara e hiriera personas en una playa,
disfrutando de vacaciones. Y es lógico que espante un hecho natural que el
hombre aún no consiguió prevenir con justeza (como tornados y huracanes). Desde
la “explicación” determinista del rayo como “castigo divino”, al fenómeno
natural científico de nuestros días se avanzó muchísimo (determinación de
probabilidades de tormentas eléctricas y defensas como el pararrayos), pero aún
no hemos podido precisar el punto y momento exacto de su caída a tierra.
Un Gobernador, varios funcionarios provinciales, dos fiscales en turno,
todos los medios de difusión gráfica y audiovisual, etc. se desplazaron al
lugar del hecho natural que espanta. Y es lógico que espante un hecho natural
que se verifica 1 vez en cada 600.000.
Ahora bien; “la pregunta del millón” es ¿qué nos pasa como sociedad que
no nos espanta la muerte, heridas y destrucción por un acto que NO es natural
como el siniestro vial?
Este jueves 9 de enero en Argentina se produjeron por lo menos cuatro
veces más muertes (en el acto) y lesionados graves en siniestros viales, que en
la tragedia de la naturaleza en Villa Gesell. En el mismo territorio de la
Provincia en las localidades de La Plata, Tandil, Pilar, Las Flores, Bahía
Blanca, etc. se produjeron una mayor cantidad de siniestros viales graves. Y
lamentablemente se vuelven a reiterar día a día.
La probabilidad estadística que un argentino padezca un siniestro vial
grave es 1 en 20 años ó en 7.300 días. Dudo mucho que presencie 600.000
tormentas eléctricas (no le alcanzarían 10 vidas).
Pero eso NO NOS ESPANTA. Hemos “naturalizado” el siniestro vial.
Hemos “transformado” el acto (humano) en un hecho (natural).
Insisto: no minimizo ni desprecio el espanto social frente al hecho de
la naturaleza trágico. Menos al dolor provocado. Vidas son vidas.
Lo que a mi me “espanta” es la “naturalización”, la falta de conciencia
de riesgo de la sociedad, del siniestro vial. Y que se traduce en la muerte de
un niño de 2 años, ese mismo jueves, en la localidad de Grünbein, arrollado en la vereda por la camioneta de un
vecino que olvidó colocar el freno de mano en la pendiente.
“La seguridad vial no es accidental” reza el lema de la década mundial
de la Seguridad Vial. Y yo agregaría NO ES NATURAL.
Y no es falta de “pararrayos” lo que padecemos: cinturones de seguridad,
cascos, sistemas de retención infantil, airbags, y tantos etcs.
Nos falta conciencia de riesgo y asumir que el siniestro vial es
consecuencia directa de nuestros actos (por acción u omisión) y no de la
naturaleza.
En este tema sabemos muy bien donde y cuando “caerá el rayo”.
(*) Director ISEV (Instituto de Seguridad y Educación
Vial)
Gaston Van Kake S dijo...
ResponderEliminarSólo imprudencia o estupides humana!
Recién vuelvo de vacaciones y las rutas que no están concesionadas son pésimas; la 30 (Las Flores-Rauch-Tandil) es muy peligrosa,hay tramos donde el cárter toca el pavimento porque se produzco una huella en el asfalto por los camiones; la 88 (va a Necochea) es impresentable, la RN 3, que va a todo el sur del país hay tramos donde se inunda cuando hay muchas precipitaciones y zonas sin demarcar; a esto le agrego la total ausencia del ferrocarril de pasajeros; me tocó ir a Mar del Plata y por primer vez en mi vida NO VER NINGUN TREN.
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