Nota de Opinión
Por: Carmelo Nocera (Asesor en Trenes Argentinos Capital Humano (DECAHF)
La sociedad en general y en particular los interesados genuinos y/o los que buscan negocios espurios, se encuentran exponiendo ampliamente sobre: qué hacer, cómo gestionar, cómo concretar las políticas pretendidas actuales, cómo solucionar la situación de emergencia actual, etc.
Proponiendo en un sinfín de alternativas, la inclusión de la privatización en la Ley Bases, declarar la emergencia ferroviaria, proponerse o proponer al frente de las decisiones a organizaciones o individuos que no tengan sustentos académicos y laborales en el sector, o provengan de concesiones fracasadas (y que de paso podrían asegurarles cositas a sus ¿ex? empleadores), “dándole frescura a la conducción”, frescura que lleva más de 30 años de fracasos asegurados y verificados.
Ante todo esto, debo decir que:
1. Debería el Estado decidir qué hacer con el Ferrocarril (sugiero una simple cuentita: cuanto me cuesta tenerlo, frente a cuanto me cuesta no tenerlo), luego de planificar, determinar si el tipo de gestión la quiere privada, pública o mixta (a esta altura anecdótico). Aclaro: elija lo que se elija, hay que ponerla igual.
2. Si quiere privatizarse en forma de concesión todo el sistema ferroviario, puede lograrse sin necesidad de dictar ninguna ley, solo utilizando la normativa vigente.
3. Puede racionalizarse el sector ferroviario en forma integral sin necesidad de ninguna ley, solo utilizando la normativa vigente.
4. Puede salirse de esta crisis solo habilitando presupuestos, con procedimientos, obras y valores racionales y tiempos dentro de los marcos legales vigentes. Cuando se ha utilizado anteriormente la Emergencia Ferroviaria fue para dar a grupos empresarios la gestión de líneas en forma directa y sin compulsa y para hacer obras (entre otras cosas) sin procedimientos transparentes y con controles presupuestarios y de ejecución que podrían definirse como laxos, lo que obviamente pueden constituir un camino al “choreo”.
5. Puede gestionarse una empresa Ferroviaria buscando gente que tenga formación y experiencia en el sector ferroviario, siguiendo una línea política definida por el Ejecutivo. Y a futuro, con un objetivo estratégico y presupuesto que por su monto sea aprobado por el Congreso.
Sugerencias:
Hasta convencerse realmente que les es útil el ferrocarril, simplemente no hagan NADA, así los daños serán menores.
En el ínterin restructuren totalmente el sector, buscando asesoramiento profesional, para lo que les deseo suerte. La única carrera seria en la materia fue el otrora postgrado de la UBA, cuya última camada egresó en 1990, a partir de allí digamos que en general pulula la flojedad de papeles.
Cuando la sociedad y el estado se den cuenta que necesitan tener un ferrocarril ya será tarde, y deberán buscar profesionales foráneos y esperemos que la decisión sea correcta, dado que hasta ahora, esos asesoramientos internacionales (que incorporan “profesionales” vernáculos), han salido carísimos y con resultados nefastos.