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13 de julio de 2021

Se cumplieron 117 años de la estacion La Paternal. Hoy fuera de servicio

Cartas de Lectores

Señor Director de Crónica Ferroviaria

Y si cumple años el barrio es porque la estación se comenzó a diseñar en 1902, y a construir en el año 1903 y el 12 de Julio de 1904 (aún sin ser librada al servicio público), y por Boletín Oficial el Ministerio de Obras Públicas de entonces asiente el cambio de nombre, propuesto por el Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico, que substituye el de Chacarita por el de La Paternal.

Comparto este vídeo realizado por el Centro cultural La Paternal, filmado en Abril de este año, en el marco del "Programa Cultural en barrios" en donde participo hablando de nuestra querida estación: Símbolo de memoria, resistencia, contemplación y documentación.

Pasa el tren, pero no para

En 117 años de vida, transformación y uso diario ya lleva 4 años sin que el tren pare.  La paralización y el abandono en las obras de finalización de las estaciones La Paternal y Villa Crespo de la Línea San Martín, dejó fuera del juego a miles de usuarios y vecinos del barrio que no pueden acceder al servicio ferroviario ni a la combinación con la Línea "B" de Subte en las Avdas. Dorrego y Corrientes.

Es menester que se vuelvan a encarar los trabajos y que la nueva estación quede librada al servicio público.

Ezequiel Semo

ezequielsemo@gmail.com

N. de la R.: Desde Crónica Ferroviaria queremos felicitar al señor Ezequiel Semo por el excelente vídeo y narrativa histórica de la estación La Paternal de la Línea San Martín. 

26 de octubre de 2020

Celebraron los 130 años de Etruria desde la llegada del ferrocarril al pueblo

Historia Ferroviaria

Tras el desmantelamiento de la línea férrea, no se conservaron las instalaciones de la estación Etruria. Ahora la Municipalidad realiza mejoras en la plazoleta que la recuerda.

El intendente de Etruria, Maximiliano Andrés, evocó ayer en un mensaje por las redes sociales el aniversario número 130 de la llegada del tren a dicha población ubicada sobre la ruta provincial 4.

“El ferrocarril fue población, fue comercio, fue agricultura, fue bienestar, conectividad, y sobre todo fue unidad”, manifestó el jefe comunal.

El gobernante lamentó que no se pudieran conservar las vías y el edificio de la estación, tras la salida de servicio de la línea Villa María-Rufino. Hoy solo se conserva el tanque de agua.

En el sector, en 1990 se creó la plazoleta Centenario del Tren, y ayer, con motivo de celebrarse los 130 años de la llegada del primer convoy ferroviario, quedó habilitado un juego infantil cuyo aspecto se asimila a la estructura de un tren.

Andrés, tras señalar que por la pandemia no fue posible realizar un acto con público presente, deseó en su mensaje que el mencionado lugar histórico sea “apropiado por las familias de la localidad” y agradeció a todos los habitantes que trabajaron en el rescate del sector.

Cabe mencionar que la vecina población tomó su nombre de la estación ferroviaria que la precedió y que fue establecida por el ingeniero italiano Pedro Pelleschi, de la región de Toscana (antiguamente llamada Etruria).

El concesionario del ferrocarril General Bartolomé Mitre, Villa María a Rufino debía construir estaciones a lo largo de la vía para abastecer las máquinas de agua y leña cada 100 km, y como el tramo entre Villa María y La Carlota superaba esa distancia, se decide instalar una estación en el punto equidistante de ese recorrido.

La primera locomotora del Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico llegó el 25 de Octubre de 1890 recorriendo dicho trazado, que llegaba hasta Rufino. Dicho ramal fue levantado en 1970.

Asimismo, ayer se dio a conocer la primera parte de "Rescatando hechos con algo de historia y mucho de recuerdos", un trabajo realizado por los centros educativos Malvinas Argentinas y 12 de Octubre, plasmado en un video con referencias históricas.ElDiario.com

20 de julio de 2020

Alpatacal, la tragedia que enlutó a Mendoza

Historia Ferroviaria

Sucedió en julio de 1927, cuando una lejana estación de ferrocarril se convirtió en una noticia que recorrió el mundo

En julio de 1927, a unos 172 kilómetros de la ciudad de Mendoza, ocurrió una tragedia ferroviaria que será recordada como una de las peores catástrofes sufridas en la provincia. Fue entonces cuando la lejana estación de Alpatacal, en el departamento La Paz, se transformó en una noticia que recorrió el mundo.


Treinta muertos y 31 heridos fue el saldo del choque de dos trenes pertenecientes a la empresa ferroviaria Buenos Aires al Pacífico (BAP), en cuyos vagones transportaba hacia la capital metropolitana a un centenar de militares chilenos que participarían en la inauguración del monumento a Bartolomé Mitre y el desfile por el 9 de Julio. En ese siniestro también fueron víctimas una decena del personal ferroviario que en ese momento cumplía funciones en esa formación.

Por décadas los mendocinos llevaron en su memoria este accidente, al punto tal que se erigió un monumento en el lugar denominado La Chilena, y que fue robado en 2006. También una calle en Guaymallén lleva el nombre de Cadetes Chilenos.


Celebración entre pueblos hermanos

El gobierno argentino había realizado la invitación formal a varios países limítrofes como Paraguay, Chile, Brasil y Uruguay para asistir a una serie de actos que se iniciaban con la inauguración de la plaza Bartolomé Mitre y al día siguiente, la celebración del Día de la Independencia argentina. El país trasandino correspondió gentilmente, enviando una comisión militar.

El 6 de julio de 1927, desde la estación terminal del ferrocarril en la ciudad de Santiago Chile, partió, una delegación de la Escuela Militar de Chile, compuesta por su jefe, el coronel José María Barceló Lira, el mayor Héctor García, el ayudante capitán Carlos Meirelles y otros oficiales, entre ellos el director general de bandas Juan Casanova Vicuña. Viajaban, además, cadetes y la banda del Regimiento Nº 10 de Infantería ‘Lautaro’.

Padres y familiares de los militares saludaron desde el andén y minutos después el convoy partió hacia Mendoza. Después de varias horas, y tras pasar el macizo andino, el tren que conducía a los cadetes llegó a las 23.45 a la estación mendocina.

La última cena

Al llegar a la terminal ferroviaria local, la delegación militar chilena fue recibida por el gobernador de la provincia, doctor Alejandro Orfila; el senador electo Carlos W. Lencinas; el jefe del destacamento Cuyo, coronel Ergasto Saforcada, funcionarios y público en general, quienes les dieron una calurosa bienvenida.

La banda militar de Chile ejecutó algunas marchas y fueron recibidos por la banda del Regimiento 16 de Infantería, que se unió al son de diana. Al bajar de los vagones y dejar sus armas, los cadetes pasaron a la sala central de la estación, ornamentada con banderas argentinas y chilenas.


Momento después se los invitó a participar de un lunch para luego brindar entre los camaradas de ambos países en un gesto de gran amistad.

Ante el pedido del jefe de la Escuela Militar chilena dieron un triple hurra a la República Argentina, al ejército y al pueblo de Mendoza, que fue contestado con vivas por los participantes del acto.

El tren especial estaba preparado para salir de Mendoza pasada la medianoche, y estaba conformado por dos locomotoras con los números 1.407 y 1.516 conducidas por los maquinistas Avelino Bavio y José Guzzo, acompañados por los fogoneros Bordín y Quintana.

Llevaban además un vagón jaula con caballos de los militares chilenos, un furgón, un coche de primera clase, dos coches comedor y diez coches dormitorio. Todo estaba listo para marchar rumbo a Buenos Aires.

Una noche de fuego y dolor

En la madrugada del 7 de julio, la delegación militar chilena, subió al tren en el que partió rumbo a la Capital Federal.

Durante el viaje, una espesa niebla comenzó a bajar muy cerca de la zona de la estación Alpatacal; el maquinista percibió la bruma y comenzó a disminuir la velocidad. Mientras tanto, la mayoría de los pasajeros descansaban en los coches dormitorio.

Muy cerca de allí otro tren, denominado ‘El Internacional’, que venía desde Buenos Aires y se dirigía a Mendoza, permanecía detenido a unos cien metros, esperando el cambio de vía.

El maquinista que trasladaba a los cadetes chilenos vio demasiado tarde la otra locomotora, que surgió de pronto enfrente suyo e intentó frenar, pero no pudo evitar que ambos trenes impactaran violentamente.

Ni bien se produjo el choque, las calderas de las locomotoras explotaron e inmediatamente los vagones, al ser totalmente de madera, se prendieron fuego, incluyendo los que trasladaban a los caballos.

Nadie podía entender lo que en ese momento sucedía. De hecho, varios de los pasajeros que estaban durmiendo fueron alcanzados por las llamas y quedaron atrapados dentro de los camarotes. Otros, en cambio, saltaron a las vías salvando así su vida.

Muchos de los viajeros pensaron que el tren se había detenido bruscamente por algún obstáculo en el camino, lo que hizo que todos se quedaron quietos. Los que estaban allí no atinaron a salir y una desgarradora voz anunció la catástrofe.

Un camarero gritó: “¡Mi hijo se está quemando!", y al oírlo varios jóvenes cadetes se vistieron rápidamente, salieron súbitamente de los vagones traseros y se encontraron con un panorama dantesco, ya que las llamas iban consumiendo parte del convoy.

Cuerpos calcinados por todos lados, gritos de jóvenes militares adolescentes mezclados con gestos de heroísmo se dieron en pocos minutos durante aquella noche.

Cabe destacar que de los quince coches que llevaba el tren, nueve quedaron destruidos, y así de los 280 metros que medía de largo quedó reducido a solamente 60 metros.

Los cadetes que sobrevivieron provenían de los vagones traseros y el saldo del accidente fue de 30 muertos, entre ellos varios empleados de la empresa ferroviaria, entre los que se encontraron algunos cuerpos sin identificar por haber quedado totalmente carbonizados.

Inmediatamente, las autoridades de Mendoza fueron avisadas del fatal accidente, se montó un gran operativo y todas las ambulancias y coches disponibles partieron hacia el lugar del siniestro para trasladar a cientos de heridos, que fueron atendidos en el Hospital Provincial.

Aquella festiva celebración nacional se cubrió de luto y el triste recuerdo cobró forma de monumento en Alpatacal, el lugar de la tragedia.ElCiudadano.com