Actualidad
Señor Director:
"En ocasiones siento que me han quitado un sueño". Escuché
esta expresión de una persona amiga, de quien tengo certeza de que el
espectáculo de las vías muertas y las estaciones solitarias le producía estados
de tristeza.
Lo que ahora dice no es que ya tenemos de vuelta el tren puesto que se
pregunta si el proceso iniciado en estos últimos años será mantenido en el
tiempo. No solamente piensa que hay que llegar a un punto de mayor desarrollo
ferroviario que el alcanzado en el siglo pasado puesto que cree que hay y habrá
cada vez más nuevos recorridos necesarios, como ha podido ver en sus viajes a
Europa occidental.
Estación General Pico
Diré que esta persona me sorprendió un día, hace algunos años, al
decirme que era tiempo de empezar a pensar en líneas subterráneas atento a que
desde la provincialización ha aumentado la concentración urbana en Santa Rosa y
ya comenzaba a integrarse con Toay, además de haber "devorado" los
terrenos de quintas y chacras de la etapa del territorio nacional.
Coincidíamos en que el enorme desarrollo automotor que ha acompañado al
proceso de recuperación económica cuestiona el actual diagrama de calles y
espacios abiertos.
El anuncio reciente, de la municipalidad, de incrementar las horas de
estacionamiento pago da cuenta de un aspecto de este problema, que se repite en
casi todas las ciudades de cierta importancia: calles estrechas, falta de
espacios para estacionamiento, fastidio de quienes se mueven con auto porque no
hallan sitio y tienden a cometer transgresiones, dificultades para el traslado
de cargas, aumento de la frecuencia de accidentes e incidentes, voracidad
recaudadora y otras situaciones que generan malhumor.
Hay quienes dicen que el malhumor es un rasgo común en todas las urbes
de desarrollo importante, aunque no comparto del todo este punto de vista y más
bien tiendo a creer que el enojo tiene raíces más profundas y no sé si siquiera
es mayoritario. Aquí, como en Buenos Aires y en otras ciudades, se conoce gente
que parece complacida.
Puede ser que influya más en los estados de ánimo la disponibilidad o no
de recursos y las circunstancias personales. Quizás afecta el cambio de
ambiente desde la casa con patio y jardín al departamento: éste no será una
celda aunque sí es apto para propiciar meditaciones y planteos acerca del sentido
del vivir.
Por lo demás, tengo algunas dudas acerca de la evolución de esta era del
automotor que vivimos ahora. Lo que comparto sin retaceos es la alegría por el
regreso progresivo de los trenes de pasajeros porque yo crecí en esta ciudad
cuando el tren era una presencia diaria y formaba parte del paisaje que estaba
ahí cuando mi mirada comenzó a descubrir lo que existía más allá del ámbito
familiar.
Además, cuando empecé a viajar a Buenos Aires me familiaricé con el
ambiente que se formaba en los coches con asiento de pinotea, en donde
sobresalían algunos personajes que se repiten en los recorridos largos, sobre
todo los comisionistas.
La suerte de los trenes (su retorno y las ampliaciones posibles de sus
servicios) depende mucho de la resolución de conflictos que están en la agenda
política de estos días, ya que, ante el cambio de gobierno que debe producirse
el año próximo, puede preverse que no faltarán quienes echen cuentas de lo que
cuesta mantener el servicio de trenes (y de aviones) y busquen retomar la
continuidad de los años ´90, omitiendo contar lo que cuesta el auge actual del
transporte con los ómnibus y los camiones en materia de construcción y
mantenimiento de las rutas.
Nada es gratuito y lo que importa es ver quiénes pierden y quiénes ganan
y si será posible equilibrar las cosas para que todos podamos vivir en un nivel
decoroso.
Y no es menos importante tener en cuenta que los trenes son
significativamente menos gravosos para el medio ambiente, dato que interesa
porque va quedando poco tiempo para arreglar o siquiera moderar esta cuenta.
Atentamente:
JOTAVE
Cartas de Lectores del Diario La
Arena
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