CARTAS DE LECTORES
Señor Director de Crónica Ferroviaria:
Le hacemos llegar nuestro pensamiento, de los abajo firmantes, a una
nota dirigida al señor Gerente de Relaciones Humanas de la UGOFE Línea San
Martín. La misma dice lo siguiente:
Nos dirigimos a usted, para hacerle una observación en su carácter de
administrador de esos “recursos” que, para esta concepción, somos los
trabajadores de la empresa a su cargo. Destacamos que no nos consideramos un
recurso (aunque este término esté tan naturalizado para referirse a las
personas) con lo cual se vacía de la subjetividad que cada uno de nosotros (los
trabajadores) tenemos. Pero no es este el motivo de la presente comunicación.
La razón por la que recurrimos a usted y por su intermedio a quien
corresponda (suponemos que es al jefe del área de medicina laboral) es por el
pésimo manejo que se tiene en cuanto al personal de conducción en los casos de
arrollamiento.
Para empezar; estamos en plena era informática y sin embargo, sin
importar en qué parte de los 55km de recorrido que tiene la Línea San Martín
suceda el accidente, nos hacen ir hasta Retiro a buscar “una planilla” para
llevarla nosotros mismos hasta el consultorio de la psicóloga. No entiendo cuál
es el impedimento que existe para enviarla por fax o mail y así ahorrar el
tiempo y el viaje, a una persona que estuvo expuesta a una situación de estrés
como ésta.
Por otro lado, nos movilizamos por nuestros propios medios tanto para ir
a buscar la citada planilla, como también para concurrir al consultorio
psicológico que está en Av. Corrientes 4667. Por este motivo, seguimos viajando
en tren después del hecho violento, para luego hacer transbordo con el
subterráneo.
Lo que correspondería, como en cualquier siniestro en que intervenga la
ART, sería que nos trasladen directamente al lugar de atención designado.
Además, cuando llegamos al lugar de “atención”, suele ocurrir que
tenemos que esperar la llegada del profesional que intervendrá; lo cual puede
implicar una o más horas (ni siquiera voy a citar el tiempo que hacen esperar
al personal si el accidente ocurrió por la madrugada). En cuanto a este punto
en particular, sugerimos que se busquen lugares de atención cercanos a las
bases del personal en cuestión.
A todo esto, ahora se agregó la resolución de un cuestionario denominado
MMPI-2 de 370 puntos, para responder mientras esperamos que nos atiendan
(destacamos que el test en cuestión, es de personalidad y tiende más bien a la
detección de patologías de la misma), que nada tiene que ver con la situación
de tensión, crisis, etc. que un arrollamiento conlleva. Por ello, no
consideramos que sea el momento adecuado para efectuar la prueba. Más aún
teniendo en cuenta que somos observados periódicamente por psicólogos en
nuestros exámenes habituales.
Por último, para cerrar este largo período de manoseo que vivimos,
tenemos que llevar otra vez “personalmente” el alta que el profesional
interviniente nos diera, habilitándonos para reincorporarnos a nuestras tareas
habituales, hasta el consultorio médico de la empresa en Caseros. Otra vez nos
preguntamos ¿por qué no se resuelven esas tareas administrativas entre la ART y
el área de Medicina Laboral, por fax o por el medio que crean conveniente; sin
la intervención de los trabajadores afectados?.
Consideramos que todo esto tiene que ver con esa concepción de
“recursos” que citamos al comienzo de esta nota. Parece dejarse de lado que
somos sujetos expuestos a una situación violenta y de estrés, que nos pone en
condición de “pacientes”, ante un tratamiento médico, aunque no estemos siendo
tratados como tales.
Esperamos no incomodarlo más de lo incómodos que nos hemos sentido en
más de una oportunidad, por el tratamiento citado ante estos casos. Y deseamos
que ponerlo al tanto de esta situación pueda ayudar a revertirlo en el futuro
para todos los trabajadores. Lo saludan atte.
Muchas gracias señor Director de Crónica Ferroviaria por publicar dicha
nota. Saludamos atte.
Alejandro
Javier Alvite
Guillermo
Solorzano Eyzaguirre
Conductores
Línea San Martín
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