Buses en mal estado y mala calidad del servicio parecen ser un común denominador para el transporte público en varias capitales del centro y
sur de América.
En Sao Paulo, los habitantes pueden estar casi tres horas al día en medio de los trancones o atascos, dentro de buses abarrotados e incómodos. Mientras tanto, en Buenos Aires muchos pasajeros del servicio público se han cambiado al carro particular, por el estado de los buses y la desorganización de las rutas.
Como en la capital argentina, en varias ciudades la baja calidad del servicio público y las facilidades para adquirir un vehículo los ha llevado a comprar uno.En Bogotá, la ‘guerra’ por recoger pasajeros, la inseguridad, los altos índices de accidentalidad, junto a la restricción vehicular, han hecho que los bogotanos estén acudiendo a la compra de un segundo vehículo o, peor, a la motocicleta, según el experto de Movilidad colombiano Ricardo Montezuma.
Los trenes, los metros y los sistemas masivos de transporte han sido las formas en que los gobiernos locales han intentado organizar el servicio público, que además de ineficiente resulta costoso para el ciudadano promedio. Son esfuerzos que, en algunos casos, han resultado insuficientes y en otros ha logrado robar adeptos al carro particular.
En al menos siete de 11 ciudades analizadas por los periodistas del GDA, el transporte masivo de pasajeros en buses, organizados por frecuencias, rutas, paradas y hasta sistemas de recaudación a través de tarjetas electrónicas, ha sido una buena respuesta a la demanda de usuarios.
Las acciones de San Juan y San José por atender la demanda de pasajeros en trenes han sido en vano, pues hoy los vagones viajan saturados y muchos no cumplen con los estándares de mantenimiento. En esta última ciudad, en la que se han utilizado como buses de servicio público automotores descartados por Estados Unidos y Brasil, también se intentó implementar los vehículos articulados, pero fueron descartados por las dimensiones de las vías.(Fuente y foto: ElComercio.com)
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