Desde hace 30 años un tren recorre el país llevando atención médica a zonas donde ese servicio no es regular o ni siquiera existe. Los profesionales que viajan en él comparten miserias y necesidades con argentinos olvidados, y fueron esas vivencias las que llevaron al realizador Rodolfo "Fito" Pochat a organizar la producción de "Un tren a Pampa Blanca". El productor del filme que mañana se exhibirá en el Vº Festival Tucumán Cine 2010, Eduardo Sánchez, le contó a LA GACETA algunos detalles del complicado rodaje y el fuerte impacto de las experiencias recogidas en el camino.
- ¿Por qué decidieron trabajar sobre el tren Alma? ¿Qué les disparó la idea?- Fito encontró una nota en un diario hace unos años que hablaba sobre un tren hospital. Resultaba algo extraño que hiciera falta un hospital como este y nos pusimos a investigar. Nos fuimos contactando con la gente, visitamos el tren, fuimos a los pueblos donde iría o había ido y encontramos una realidad que nos sorprendió, una realidad muy dura y difícil de entender. De ahí en más planificamos nuestro primer viaje. Tomar contacto con la gente, con los médicos, los voluntarios, los pobladores y los pacientes cambió radicalmente nuestra primera impresión del tema. Ahí decidimos encarar la realización de una película.
- ¿Cómo continuó la historia?
- Ahora el desafío pasaba por conseguir fondos para financiarla y poco a poco fue convirtiéndose en una coproducción internacional (con apoyo del Incaa y de España). El largometraje quedó concluído luego de cinco años de trabajo.
- Trabajaron durante mucho tiempo en el tema. ¿Cuáles fueron los desafíos de producción y cómo los fueron resolviendo?
- Uno de los mayores desafíos de producción fue encontrar la manera de registrar el paso del tren a través del recorrido que realiza entre Buenos Aires y Pampa Blanca (Jujuy). El tren se compone de tres vagones sin movilidad propia, va enganchado a otros trenes. Por lo tanto se queda por horas detenido en una estación esperando que llegue la locomotora y lo enganche para acercarlo hasta otra ciudad, donde quedará detenido a la espera de un nuevo tren. Realizamos primero un recorrido en paralelo al tren, buscando rutas y caminos vecinales donde pasan las vías. Luego evaluamos las paradas para cambios de máquinas y personal, tomamos los tiempos entre escalas y determinamos los mejores lugares desde donde poder registrar el paso del tren: puentes, cruces, cañadas... Las vías no siempre van al lado de una ruta, por lo que hubo que meterse con camionetas para seguir el recorrido. Finalmente armamos mapas con itinerarios y etapas.
- ¿Cómo fue desarrollándose el rodaje?
Dividimos el equipo en cuatro; dos irían en vehículos 4x4, con cámaras y equipamiento para sonido; un tercero por tierra, como apoyo logístico, para resolver todo lo relacionado al alojamiento, la comida, el combustible. Finalmente, el último equipo va a bordo del tren. Otro de los problemas es que nunca se sabía con precisión a qué hora salía el tren o a qué hora llegaba. En varios casos entramos a descansar a un hotel y a las dos horas nos avisaban que salía y había que cargar todo y salir corriendo a la ruta a seguirlo. Las historias de vida que registramos eran muy duras y emotivamente pasamos momentos difíciles.
- ¿En qué género se inscribe?
- Es un documental de investigación y un fuerte trabajo de observación. Su relato está pensado para que sea accesible a todo el público y no será una película que pase inadvertida: conmueve y emociona.
- ¿Qué les dejó a ustedes el filme?
- Es difícil porque por una parte están las historias que cuenta, por otro está la satisfacción de haberlo hecho y finalmente la respuesta del público, que hasta ahora es buena y todos coinciden en que no es complaciente. Todos salen muy emocionados y en general deja un sabor que nos remite a algo como: "algo hay que hacer para que esto cambie".
- ¿Qué está haciendo Pochat en Europa con el filme? ¿Qué expectativas tienen?
- "Un tren a Pampa Blanca" ha comenzado su recorrido por festivales previos al estreno. Simultáneamente con Tucumán, Fito Pochat lo va a presentar en Tenerife. Ya estuvo en los Festivales de Madrid PNR y en Cinemaisi, en Finlandia. De la muestra en Madrid surgió el interés de presentarla en la Universidad Complutense como actividad extra. Y aprovechando la invitación a Tenerife el director va a dar una charla en la universidad.
- ¿Cuáles deberían ser los circuitos de exhibición?
- Este es un tema difícil, teníamos la idea de estrenar en Jujuy a fines de noviembre, algo no muy común en películas nacionales, porque allí es donde transcurre gran parte del filme y donde se dan las historias más fuertes. El problema es que no conseguimos sala. A lo largo de 2011 tenemos planificado un importante circuito a lo largo de Espacios Incaa en todo el país y en varias salas municipales. En todos los casos la presencia del director es uno de los compromisos adquiridos y un acompañamiento, es uno de los valores agregados que esperamos brindar. Pensamos hacer una campaña en universidades, colegios y sindicatos para lograr el mayor acceso de espectadores posibles, queremos que la película se vea. De ninguna manera nos conformaremos con una semana de exhibición, la haremos recorrer el país. Estaremos en cada lugar que nos den un espacio.
Una realidad incomprensible
"Cuando supe de la existencia de un tren que recorría más de 1.500 kilómetros para llevar algo tan básico como la salud, lo primero que surgió en mí fue querer saber cómo vivían en esos pueblos. Al llegar a Pampa Blanca (Jujuy), luego de recorrer uno de los paisajes más bellos y ricos de la Tierra, me encontré con una de las realidades más incomprensibles de América Latina", reveló Rodolfo "Fito" Pochat, director (foto).(Fuente y foto: La Gaceta de Tucumán)
