Después de la tragedia de Flores, los trenes quedaron bajo la lupa de la opinión pública. Sólo en el ramal Tolosa - La Plata, se registra un accidente por semana
Después de treinta años de servicio, un maquinista de tren se jubila con un promedio de 30 muertes o más. El dato lo conoce de sobra José Antonio Núnez, secretario gremial local de La Fraternidad. A sus 46 años e hijo de un ferroviario que supo inculcarle el amor por los trenes, José lleva 27 como maquinista y carga en todo ese tiempo con 43 accidentes de los más variados, desde autos, bicicletas o motos que se cruzaron imprudentes por un paso a nivel hasta personas que decidieron suicidarse saltando a las vías. "Son muchos pero me los acuerdo a todos", dice él, algo resignado y para quien el accidente ocurrido esta semana en Flores, donde murieron once personas y más de 200 resultaron heridas, no fue una excepción sino la confirmación clara de una realidad cada día más peligrosa. "Ahora hay más accidentes -reconoce-, y La Plata, aunque no tenga una estructura ferroviaria como la de capital, no es la excepción ".
José Antonio Núnez, secretario gremial local de la Fraternidad
Desde la seccional local de La Fraternidad, el sindicato que nuclea a los maquinistas, las autoridades confirman con datos precisos lo que dice José: sólo en el ramal que une La Plata con Tolosa, de hecho, se registra un promedio de un accidente por semana. "Entre el 60 y el 65 por ciento son por suicidios", precisa Marcelo Pedernera, delegado gremial de La Fraternidad La Plata, aunque aporta un dato que oscurece aún más el panorama: "Si bien por una cuestión de estructura la situación en nuestra región no es tan compleja, notamos un fuerte incremento de accidentes. A lo largo de toda la avenida 1 mucha gente se para en los pasos a nivel porque no tiene espacio. Esas son situación de gran peligro y que podrían evitarse si se tomaran las medidas necesarias".
Lo que dice el maquinista lo confirma Daniel Zuccarelli, magíster en Seguridad Vial: "El emplazamiento de la estación de trenes en Tolosa podría ser lo mejor para nuestra ciudad -razona-, ya que se eliminarían los pasos a nivel de la avenida 1 y se modificaría el rol de la arteria. Un sistema de seguridad es completo o no lo es. Pero hay algo que debemos saber: si se construye un puente peatonal aéreo y luego los peatones siguen cruzando por el nivel de calzada, pocos avances darán resultado. Sin planificación, educación y control racional, los accidentes se seguirán repitiendo".
Las últimas estadísticas en el tema le dan una mayor dimensión a las palabras del experto. Según la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT), en nuestro país muere una persona por día en accidentes ferroviarios. El 84,5% son personas arrolladas, de las cuales la mitad muere en pasos a nivel. Y otro dato que entra en sintonía con los que se manejan a nivel local: el 70% de los muertos son suicidas.
"En esta época del año los suicidios en las vías comienzan a crecer", dice Alejandro Farzoni, un maquinista platense con 28 años arriba de un tren y quien, además, precisa que a partir de los años noventa esta realidad se hizo cosa común y cotidiana. "Es algo que genera un stress postraumático muy serio -asegura-. Por suerte conseguimos que se lo reconociera como una enfermedad laboral y cada vez que hay un accidente tenemos una psicóloga a quien recurrir. Yo llevo vistos unos nueve accidentes, pero por recomendación de la psicóloga trato de no pensar en ellos. Evito recordarlos. Mi viejo también era ferroviario y antes de empezar en esto sabía que podía ser muy duro. Pero ojo: igual no me arrepiento de haber elegido este trabajo para nada".
Los datos en la materia no dejan de asombrar: desde 2004 hasta agosto del año pasado hubo en el país 2.600 fallecidos. La mayor parte de los decesos, como se dijo, se producen por arrollamientos en los pasos a nivel. Y la línea Roca, que enlaza Buenos Aires con el sur del conurbano, es la que registra la mayor cantidad de decesos.
EN LA VIA
Entre los maquinistas, las historias de accidentes en las vías son como leyendas que pueblan las charlas y ocupan los recuerdos más oscuros. Hay uno que todavía tiene grabado a un auto que se mandó antes de que la barrera baje y quedó atrapado a merced de la formación. José aún puede ver a un jubilado que, hace menos de un año en la estación Don Bosco, se persignó cuando el tren ya estaba encima y saltó a la muerte sin que nadie pudiera hacer nada. Y otro, casi como si fuera una película de terror, cuenta la tarde en que una madre se paró en las vías con un nene en un brazo y un bebé en el otro y esperó con los ojos cerrados que el tren se los llevara a los tres.
"Yo trato de no recordarlos porque te lastiman mucho -dice Pedernera, que lleva 27 años como maquinista y cuenta más de 15 accidentes sobre su espalda-. Los que más me impresionan son los que ocurren por imprudencia o descuidos. Es muy duro verlos: vos estás en la máquina y no podés hacer nada. Sabés lo que va a pasar porque ya tenés el ojo adiestrado, pero ya es tarde y sólo te queda ser testigo de la muerte".
Según la CNRT, el 8,3% de los muertos se registran en colisiones con vehículos. Sobre eso, dicen los expertos y coinciden los propios maquinistas, el gran problema son las barreras, porque son muy fáciles de eludir y la gente no las respeta para evitar demoras. "Esperar en un cruce ferroviario 20 o 40 minutos es estar parado en un semáforo vial unos 15 minutos -dice Zuccarelli-. Está claro que el que lo cruza es un imprudente, pero el Estado debería cuidar que no existan las condiciones que favorezcan y motiven esas imprudencias".
Desde La Fraternidad insisten en que la solución para la mayoría de estos problemas es construir puentes y túneles. Pero los planes oficiales suelen demorarse más de la cuenta y, al menos en el caso de nuestra ciudad, donde más de una vez se habló de reorganizar el ingreso de formaciones ferroviarias en la avenida 1, los proyectos siguen en ideas todavía lejos de concretarse.
Existe además un déficit estructural en el sistema ferroviario que no se agota en la falta de obras oficiales o en la antigüedad de las locomotoras y vagones. En las grandes ciudades del mundo, se apunta, el servicio ferroviario circula bajo tierra o elevado y con una cantidad insignificante de pasos a nivel, lo que le da al ferrocarril altos estándares de seguridad.
"Mientras no haya obras serias para eliminar los pasos a nivel los accidentes se van a seguir repitiendo", resume Núñez, quien coincide en todo con su colega Farzoni: "Lo que ocurrió en Flores no es una rareza o una excepción -asegura el ferroviario-, es una consecuencia lógica de una realidad que fomenta todas estas desgracias. Uno ama este trabajo y trata de acostumbrarse como puede a su parte más dura. Pero hay muchachos que no aguantan ver tantos accidentes y se terminan yendo, destrozados. Nosotros acá en La Plata tenemos un compañero que, después de haber presenciado varias muertes, se deprimió tanto que no pudo seguir. Era un laburante bárbaro, pero ahora no puede pasar cerca de la estación ni escuchar el ruido de un tren. Ya está. Quedó marcado para toda la vida".(Fuente y fotos: El Día)