Los cinco alumnos que asisten a la clase teórica de hoy acumulan entre todos 175 años en Renfe y 148 como maquinistas. Una media de tres décadas se ha pasado cada uno de ellos conduciendo trenes de todo tipo, y ahora, como siempre ocurre cada tres años, les toca reciclar su título B (el A es de inferior categoría) siguiendo un curso. Lo diferente es que esta vez el período preparatorio es más largo, porque se están entrenando para ponerse al mando del AVE. En Galicia trabajan 212 maquinistas, actualmente con una media de edad bastante alta, y Renfe pretende que pase el mayor número posible por su Escuela Técnica Profesional de Santiago, una entre las siete que hay en España, antes del 10 de diciembre. Ese día empezarán a circular los trenes por la doble vía a 250 kilómetros por hora entre Ourense y A Coruña. Primero serán los Avant S121, y después los 730 de Alta Velocidad, que alcanzarán los 280 kilómetros a la hora.
José Sueiro, monitor de la Escuela Técnica Profesional de Renfe, en la estación de Santiago, al mando del simulador de alta velocidad.- ANXO IGLESIAS
Cada uno dispondrá de cuatro días para entrenarse sobre la vía antes del estreno.
"En los tramos viejos que quedan vamos en tensión", dicen los veteranos
Lo raudo de los nuevos coches no impresiona a estos veteranos. A bordo de la locomotora virtual que hay instalada en el primer piso de la escuela, en un edificio aledaño a la Estación de Santiago, no hay sensación de velocidad. En la pantalla, que imita el parabrisas de un tren diseñado para cortar el viento, se ve la vía por la que se avanza y, al lado, la otra por la que circularán los trenes que vienen de vuelta. La cuestión es imaginarse que se trata de algún tramo ferroviario entre Ourense y Compostela, por ejemplo, pero el paisaje pelado remite más bien a la Meseta. Las montañas azuladas del fondo, sin embargo, podrían indicar que el AVE se acerca a Galicia. Aunque, en realidad, lo que aquí importa es hacerse a los mandos de esta cabina digital y aprenderse bien las señales, que en cierto modo cambian al unificarse con el resto de Europa.
Manuel Díaz, Francisco Ares, José González, José Losada y José Chao, maquinistas de A Coruña, Vigo y Ourense con muchos kilómetros de vía, unos cuantos disgustos y algún accidente importante a sus espaldas, componen el tercer grupo de conductores que pasan desde primavera por la escuela de Renfe. "Este año no cerramos por agosto", avisa el monitor José Sueiro, que con Javier Lago se encarga de formar tanto a bregados como a novatos en el centro compostelano. De cinco en cinco, o de seis en seis, irán pasando todos los veteranos, igual que en otras ocasiones se organizan en el mismo recinto cursos para jóvenes que quieren buscarse la vida en esta profesión.
"El tren tiene mucho futuro", defiende Sueiro en la oficina de la planta baja. "Aquí recibimos un constante goteo de gente que viene a preguntar". En la primera hornada salieron en toda España 160 nuevos conductores con título B, y en la primera contratación, Fomento dio trabajo a 130. El sueldo de un maquinista de entrada, que solo necesitará ver pasar seis años para alcanzar la categoría de maquinista jefe, ronda los 30.000 euros anuales sin contar con diversos pluses como los de seguridad y productividad. El próximo curso para noveles, a partir de septiembre, no será para Galicia. Serán 125 plazas, 50 para Madrid, 50 para Barcelona y las 25 restantes para el transporte transfronterizo con Francia, porque, como explica Sueiro, los trenes españoles "están empezando a pasar". A todos se les pide el título de Bachillerato y dominio del español, pero a los que vayan a atravesar los Pirineos se les exige también buen nivel de francés, porque al otro lado de la frontera tendrán que entenderse con los controladores de vía del país vecino.
Lo que resulta más sencillo para los experimentados, se convierte en lo más trabajoso para cualquier novato. En la cabina virtual hay que aprender la rutina del "hombre muerto". Si el maquinista no manda avisos al tren, pisando el pedal, con una cadencia prefijada desde tiempos remotos, la máquina entenderá que el conductor está en apuros, ha fallecido o se encuentra enfermo y activará los frenos. El maquinista, para evitar que se desencadene el sistema de hombre muerto, debe ir presionando el pedal sin que éste pase más de 30 segundos seguidos pisado ni más de cinco suelto.
Después de diez días de clases teóricas y 12 a los mandos del simulador, Díaz, Ares, González, Losada y Chao, como todos los demás profesionales del tren en Galicia, tendrán que esperar a septiembre para completar la preparación con las prácticas en la vía, de momento inconclusa. Desde entonces y hasta el estreno, cada maquinista dispondrá de cuatro días para entrenarse sobre el terreno. La opinión es generalizada: los veteranos están deseando que llegue al fin la alta velocidad. "Para nosotros es como una autopista", con doble carril y sin pasos a nivel, explican. "Ahora, en los tramos viejos que van quedando, como el que va de Escravitude [Padrón] a Santiago, vamos en tensión".(Fuente y foto: Diario El País)