Actualidad
El
día 11 de febrero tuvo lugar en la estación José Hernández de la línea D de
subterráneos, un accidente que podría haberse cobrado la vida de pasajeros y
trabajadores. Una de las escaleras mecánicas de esa estación, perdió dos
escalones mientras estaba en funcionamiento y con pasajeros utilizándola. Solo
por casualidad, no hubo que lamentar víctimas. Sin embargo, hubo algunos
heridos que tuvieron que ser asistidos por el SAME.
Los
pasajeros del servicio de subte, al igual que sus trabajadores, padecemos a
diario las causas de la desinversión y la inoperancia de quienes deben ser los
encargados de brindarnos un servicio eficiente y seguro. Ascensores parados,
escaleras mecánicas que no funcionan hace años (como es el caso de la estación
Pueyrredón de la D entre otras), accesos que no dan abasto, estaciones y
boleterías que se inundan (a veces ni siquiera hace falta que llueva), provocan
que el viaje hacia nuestros lugares de estudio, o nuestros trabajos, no sea
precisamente el mejor.
Pasajeros
discapacitados, o ancianos mayores, tienen que pensar dos veces antes de
viajar, ya que son los más perjudicados como resultado de la impunidad con que
la empresa concesionaria Metrovías y el organismo estatal que la controla,
SBASE, manejan este transporte de vital importancia para la Ciudad de Buenos
Aires. Un servicio público, que tendría que estar pensado para mejorar el
traslado de los millones de trabajadores que lo utilizan a diario, termina
siendo un negocio para unos pocos, aquellos que ni siquiera lo usan.
“Si
se puede evitar, no es un accidente”
Pero
más allá de inconvenientes que padecemos a diario quienes viajamos y trabajamos
allí, hay algunos sucesos más donde las consecuencias podrían haber sido
verdaderas tragedias, y que tanto la concesionaria, como SBASE y el Gobierno de
la Ciudad (así se completa el triángulo de responsables del estado deplorable
en que se encuentra el subterráneo), se ocuparon de que no salieran a la luz.
Acá mencionamos algunos:
*En
diciembre de 2015 también se desprendieron escalones de una escalera mecánica,
en esta ocasión, en la estación Tribunales de la línea D. Solo por pura
casualidad no hubo heridos.
*En
mayo de 2014, mientras estaba en proceso la construcción del Metrobus, una
máquina perforadora atravesó la bóveda de la línea C, quedando a sólo
centímetros de la formación que estaba por ingresar, repleta de pasajeros, a la
estación San Juan. Si la perforadora hubiera avanzado unos pocos centímetros
más, hubiera terminado en una tragedia.
*En
julio de 2015, una formación de la línea A quedó detenida entre las estaciones
Loria y Plaza Miserere, debido a una falla en el sistema eléctrico, que dejó
sin luz a toda la formación. Al ser hermética, la respiración comenzó a hacerse
dificultosa, provocando el pánico de los pasajeros que tuvieron que romper las
ventanillas para salir del tren, y caminar a oscuras por los túneles, sin saber
hacia donde evacuar.
*En
la historia del subte hubo varios descarrilamientos, y por diversos motivos.
Acá vamos a nombrar los dos últimos: el 15 de agosto de 2013, y el 13 de marzo
de 2015. Ambos en la línea B. El primero fue a los pocos días de haberse
inaugurado la extensión de la línea B. Inauguración que había sido sumamente
cuestionada por los trabajadores, debido a que se había apurado por cuestiones
electorales, aunque las condiciones no estaban dadas para hacerlo (no había
sistema de comunicación, las estructuras estaban oxidadas por las inundaciones
que habían sufrido, etc). El otro descarrilamiento fue en las inmediaciones de
la estación Echeverría. Debido al incidente, ese día la línea B funcionó con
servicio limitado desde Alem hasta Los Incas, desde el arranque del servicio
hasta las 14 hs.
Un
negocio redondo
El
transporte público en nuestro país, no es pensado como tal. Miles de negocios
se desprenden de lo que en realidad debería estar pensado para brindar un
servicio cómodo, eficiente y seguro para la cantidad de personas que lo
utilizan a diario. Y en ese proceso, también nos vemos afectados los
trabajadores, que padecemos cotidianamente los resultados de años de pensar al
subte como un negocio.
Pero
para ser justos y precisos, no podemos decir que no haya habido inversiones. El
problema, es que no están orientadas precisamente hacia el confort de usuarios,
ni de trabajadores. Sin ir más lejos, el viernes 5 de febrero Metrovías y Sbase
quisieron poner en funcionamiento máquinas recargadoras de SUBE, que hacen el
mismo trabajo que el boletero, que a su vez no puede competir porque el sistema
existente en las boleterías es inferior. En vez de invertir en personal, o en
mejorar nuestros lugares de trabajo, lo hacen en máquinas, lo cual además no
representa ninguna mejora hacia el pasajero.
Tampoco
invierten en material rodante, y cuando lo hacen, como en el caso de los CAF
6000 de la línea B, propician negocios para empresarios amigos. Esta compra es
uno de los negociados más escandalosos que se han realizado. Trenes que el
metro de Madrid había descartado como chatarra, fueron comprados personalmente
por Mauricio Macri. Las burlas resonaron hasta en los diarios españoles, que
festejaban que Metro de Madrid se había sacado de encima esos trenes viejos, a
cambio de 4,2 millones de euros. Pero ahí no termina todo, porque los trenes
españoles eran absolutamente incompatibles con el sistema de alimentación y el
ancho del túnel. Entonces hubo que hacer modificaciones en la infraestructura y
el sistema de alimentación que igualaron en los costos a lo que hubiese sido
una compra de material rodante 0 kilometro.
También
podemos nombrar el negocio que significa la tercerización de actividades, con
empresas que hacen tareas de limpieza, mantenimiento y seguridad, entre otras.
Todos conocemos como se manejan estas empresas, donde hay ganancias millonarias
para un reducido sector (generalmente amigos de funcionarios públicos, o a
veces hasta ellos mismos), a costa de explotar trabajadores que tienen jornadas
de 10, 12, o 16 hs, a cambio de sueldos de miseria. Uno de los casos más
escandalosos es el de las empresas tercerizadas Briefing, Murata y Comahue, que
brindan seguridad en el ámbito de subterráneos, y cuyos trabajadores vienen
reclamando que se respete el convenio de 6 hs que les corresponde. La respuesta
a estos reclamos fue el despido de 27 trabajadores que se encuentran exigiendo
su reincorporación. A esto hay que sumarle que dichos despidos fueron
realizados por las empresas con la complicidad tanto de Metrovías, como de
SBASE y el Gobierno de la Ciudad, que no las regulan.
Un
servicio eficiente y seguro: solo trabajadores y usuarios podemos garantizarlo
Producto
de la desinversión, cuatro compañeros murieron en sus lugares de trabajo, todos
por responsabilidades compartidas entre Metrovías, SBASE y los gobiernos:
Antonio Villares, electrocutado el 2 de abril de 2013 en la línea B mientras la
estación se encontraba inundada y el tercer riel continuaba con energía
eléctrica, cuando no tendría que haberlo estado; David Alfonso, quien recibió
una descarga de 1500 voltios mientras trabajaba en el Taller Constitución en
febrero de 2011; Diego Martinez, técnico que murió electrocutado en el taller
Congreso de Tucumán de la línea D en marzo de 2012, mientras usaba una
soldadora sin las condiciones de seguridad necesarias; y Sergio Reyes, quien
había ingresado hacía solo 15 días a trabajar en la línea B como peón de
limpieza. No contaba con la capacitación adecuada, y tampoco existía
señalización correspondiente, motivo por el cual fue arrollado por un tren
mientras realizaba sus tareas.
Los
trabajadores del subte denunciamos constantemente todas las irregularidades,
porque las sufrimos. Usuarios y trabajadores queremos lo mismo, porque todos
los negocios que hacen quienes deben ser los garantes de un buen servicio, los
pagamos nosotros. Los pagamos con nuestros impuestos, los pagamos con nuestro
trabajo, y en muchos casos con nuestras vidas. Por eso también debemos ser
nosotros, quienes en conjunto, nos organicemos para que el subte deje de ser un
negocio, y pase a ser un servicio eficiente, seguro, y de calidad. Y esto no lo
podemos esperar de quienes siempre se ocuparon de llenarse los bolsillos a
costa nuestra.
La
única salida para lograrlo, es la estatización del subte bajo control de
trabajadores y usuarios.Fuente: LaIzquierdaDiario.com