ACTUALIDAD
Los ferrocarriles argentinos están en la decadencia más grave que se
recuerde. El Estado carece de una política de transportes y su gestión está
dominada por prácticas corruptas.
Siguen los problemas con los trenes de la empresa TBA. Este hecho se
destaca porque fue denunciado a causa de la tragedia del 22 de febrero de 2012
en la Estación Once, de la ciudad de Buenos Aires.
TBA era la operadora del servicio del Ferrocarril Sarmiento. Se espera
que la Justicia condene a los culpables por su responsabilidad en la muerte de
51 personas.
Tragedia de Once: el fiscal acusó al juez Claudio Bonadío. Este
accidente mostró, además de la ineptitud de la empresa operadora, la falta de
idoneidad y el flagrante incumplimiento de ejercer justicia por parte de
funcionarios de la Justicia federal ante tan grave hecho.
Con aval del Gobierno, a los subsidios de TBA los recibe una financiera.
Esta información surgió de las primeras investigaciones realizadas luego de la
primera tragedia de Once. Sobre esto, la Justicia federal no ha informado que
se haya investigado a los responsables o que se los haya condenado.
Graves fallas en los organismos de control: el tren de pasajeros “el
Bolívar”, de Ferrobaires, descarriló. Estas fallas fueron denunciadas por la
Auditoría General de la Nación a causa de innumerables accidentes y fallas en
el funcionamiento del servicio en varios ramales ferroviarios. Pero, frente a
estas actuaciones comprobadas, el Estado nacional omitió intervenir para
corregir, reparar, mejorar o solucionar cada caso.
Vence la intervención a TBA. Fue la vergonzante actitud oficial del
Estado nacional para eludir su responsabilidad en el caso de la primera
tragedia de Once. Este hecho mostró que los funcionarios de la Secretaría de
Transportes y sus estamentos ferroviarios se burlaron de las investigaciones y
disposiciones de la Justicia federal.
Salta y Tucumán: el tren urbano sigue sin rodar y las vías generan
peligro. En 2009, este servicio motivó inauguraciones fastuosas a cargo de la
Presidencia de la Nación. Hoy son servicios mantenidos por el Estado nacional
sin rédito alguno. Corresponde preguntar: ¿qué presupuesto nacional autoriza a
mantener este despropósito?
En Córdoba, circula el tren urbano, pero sin pasajeros. Las vías son
tierra de nadie. Como en el caso anterior, ¿qué presupuesto nacional permite
mantenerlo?
Salta: la provincia perdió una dupla de coches motores del tren urbano.
Este hecho aún no tiene ninguna explicación oficial y urge denunciarlo ante la
Justicia federal.
Pero es hora de dejar de declamar. El sistema nacional de transportes
debiera ser un servicio público, con operadores sujetos a controles federales
de eficiencia energética, de seguridad vial y regulación de cargas.
Recordemos que la infraestructura ferroviaria nacional está
desmantelada, inoperable y sin normas de seguridad en casi toda su extensión.
El dimensionamiento de la red ferroviaria debiera restablecer la
transversalidad que tenía en la década de 1950 para terminar con el centralismo
porteño.
Establecer un sistema federal de tarifas de cargas, compatible con
transportes intermodales y la capacidad de porte por eje, sin injerencias
políticas o de intereses particulares.
Integrar efectivamente todo el país con sistemas de transportes
fluviales, marítimos, ferroviarios, aéreos y camineros, regulando su
funcionamiento con leyes y normas internacionales de aplicación.
La realidad nacional indica que sólo una política de transportes seria y
comprometida con el pueblo asegurará objetivos y presupuestos sin corrupción.
Se necesitan funcionarios honestos para ejecutar esta política de
Estado. La Argentina requiere una urgente refundación ferroviaria para
recuperar el desarrollo del país.Por Román Ballesteros (*) Diario La Voz
*Ingeniero, especialista en servicios públicos.
ResponderEliminarCreo, que conocemos al ingeniero,por sus conocimientos tecnicos y por sus comentarios sobre ellos,que en gral compartimos.
Sobre el tema,solamente me agradaria que nos explicara,que transversalidad tenia en los 50 el transporte que habia heredado el gobierno.
Las discrepancias se deben a los conseptos con los que juzga,los mismos,todo se debe a la falta de Idoneidad y honestidad,que en realidad existe,pero no es la causa de lo sucedido fundamentalmente.Se olvida de lo principal LOS INTERESES por los cuales se implementaron, y sin embargo nos dice,que hay que controlar a los "operadoes" por lo cual pensamos,tiene que haberlos,y despues dice un sistema Federal de Tarifas y no un sistema de Regulación del transporte, que no disimule los "gastos ocultos" que son enormes ,por ej. del automotor.
Como-creo- que se conoce, por los comentarios que realisamos gracias a C.F. de ser muy critico con la politica de transporte del gobierno
y esta bien que las realicemos, pero "Cargarle" las culpas de un mal de más de 50años,y que digamos culmino menem,es una critica por lo menos parcial.
Necesitamos funcionarios capaces, honestos,y con otras ideas del pais,precisamente por que los empresarios,No lo son.
Pido disculpas por que ,es un comentario reproducido, pero no cambia mi comentario.