La sucesión de yerros ferroviarios que ocurrieron en los últimos años tiene un costo no menor al que aportan todos los argentinos de a pie. ¿Cuánto? Nada menos que 15 millones de pesos por día, algo así como 3,7 millones de dólares por cada 24 horas. A escala humana, la cifra es elocuente: cada vez que un pasajero pone un pie en un tren, urbano o interurbano, o en un subterráneo, el Estado aporta en promedio 7,66 pesos por cada boleto. Algo más de 15 pesos para ir y volver a un lugar.
La cifra está lejos de aquel millón de dólares diarios que importaba mantener la red ferroviaria que unía todo el país en época de las privatizaciones del ex presidente Carlos Menem. Ha quedado muy poco de las vías que veían pasar los maltrechos trenes estatales por todo el país; ahora la mayoría de los servicios se concentran en el área metropolitana y cubren trayectos cortos.
De aquellos 11,7 millones de pasajeros que compraban boletos de larga distancia en 1989, se pasó a 2,15 millones que usaron este medio de transporte para cubrir trayectos largos 20 años después. El tren se hizo urbano.
Las boleterías porteñas y bonaerenses vendieron 268 millones de pasajes en 1989 contra 430 millones de 2009. Si bien no hay datos oficiales aún, en el sector creen que el grupo de trenes urbanos transportó 450 millones de personas; el subte llevó 289 millones, y los trenes de larga distancia, 2,25 millones. Tal es la falta de federalización de los recursos que el área metropolitana se llevará 3393 millones de los 3603 millones de pesos que el Ministerio de Planificación Federal presupuestó para la política del sector para 2011.
Los números fueron artesanalmente compilados por La Nacion sobre la base de estadísticas de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT), de la Unidad de Coordinación de Fideicomisos de Infraestructura y de datos de ejecución presupuestaria de la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP) y del Ministerio de Economía.El año pasado, los concesionarios de trenes Metrovías, Trenes de Buenos Aires (TBA) y Ferrovías recibieron subsidios por 2980 millones de pesos para poder operar, en su gran mayoría, los servicios urbanos. Esto no es todo lo que el Estado pagó al sector privado el año pasado en materia ferroviaria.
Presupuestos millonarios
Desde 2002, cuando se declaró la emergencia de transporte, rige el Sistema Integrado del Transporte (SIT), un fideicomiso que se integra con porcentaje, alrededor del 20% del precio del gasoil que consumen todos los argentinos. De ahí se deriva dinero para obras viales, para colectivos y trenes. Los rieles se llevaron de ahí 535 millones de pesos el año pasado. El mes pasado, y según informó la Ucofin, ese fondo entregó a las concesionarias 252 millones de pesos.
Las dos empresas estatales ferroviarias hace un par de años, la ADIF -encargada de administrar la infraestructura ferroviaria- y la SOF -cuya finalidad es operar ramales que estén en poder del Estado-, tuvieron en 2010 un interesante presupuesto. La primera contó con 229 millones de pesos; la operadora tuvo una chequera de 21 millones.
Hay más. Otra de las grandes aspiradoras de fondos públicos de los últimos años es la empresa Ferrocarril Belgrano SA. Se trata de una sociedad del Estado que vivía con respirador artificial desde épocas de Menem y casi no tenía actividad. Pero el kirchnerismo la revivió. El año pasado, tuvo un presupuesto de 1123 millones de pesos, casi 272 millones de pesos más de lo que necesitó para funcionar en 2009.
Belgrano no es ni más ni menos que la empleadora y encargada de pagar los sueldos de los empleados del ferrocarril que trabajan en las líneas Belgrano Sur, Roca y San Martín, los ramales que pasaron a manos del Estado después de que se le rescindiera la concesión a trenes Metropolitanos, una compañía del empresario Sergio Tasselli.
La cifra indica muchas cosas, ya que como la gran mayoría de los fondos se destinan a sueldos, es fácil determinar cómo crece la nómina salarial de un año a otro. Por caso, de 2009 a 2010 el aumento fue del 31 por ciento.
Para este año, el presupuesto nacional estableció 3511 millones de pesos para lubricar el maltrecho sistema ferroviario argentino; la gran mayoría estará destinado a subsidios, unos 2900 millones. Más allá de lo presupuestado, seguramente la chequera no alcanzará y habrá que sumar dinero fresco al sistema, tal como viene ocurriendo año tras año, básicamente impulsado por los mayores costos laborales.
Así sigue la danza de los millones; con empresarios y funcionarios contentos y usuarios cada vez más cansados de un servicio deficiente.(Fuente: La Nación)