Nota de Opinión
Por: Carmelo Nocera (*) (para Crónica Ferroviaria)
En nuestro país el sector transporte ha sido descuidado peligrosamente en los últimos años, pues muy poco es lo que se hizo para mantener la eficiencia alcanzada en otras épocas, y nada se concretó para ordenar y armonizar el funcionamiento de los distintos medios.
De todos ellos, el transporte ferroviario es el que más ha sufrido por la falta de una política definida en la materia, y es el que se encuentra en estado de mayor deterioro. No solamente por los grandes déficit anuales que produce su explotación, sino, principalmente, porque en nuestro país el ferrocarril es un medio indispensable de transporte.
Este problema, exigirá la adopción de medidas drásticas de ordenamiento y la inversión de capitales importantes, que significarán una pesada deuda que la comunidad deberá pagar.
El ferrocarril es un medio insustituible de transporte para atender determinados tráficos. En el de pasajeros, el mundo demuestra que para distancias hasta de 1.000 kms., los trenes compiten ventajosamente con el avión, en los servicios suburbanos, el ferrocarril ha resultado un medio de transporte insustituible. En las cargas, para medias y largas distancias, especialmente en transportes masivos, el ferrocarril tiene ancho campo de acción y no teme rivales, si se establecen correctas condiciones de competencia.
Estudios de planeamiento efectuados por organismos especializados de Europa, asignan al ferrocarril lugar preponderante en los transportes a realizar en las próximas décadas, y en los Estados Unidos de Norteamérica, en el transporte total de cargas, el ferrocarril realiza el 43 % del tráfico, en tanto que la carretera efectúa sólo el 25%, repartiéndose el resto entre la navegación interior (15 %); y las tuberías (17 %).
El ferrocarril seguirá constituyendo un medio eficiente y competitivo dentro del sistema de los transportes, y es con ésa certidumbre que se debe encarar la reorganización y modernización de nuestro sistema ferroviario.
Nuestros trenes están pasando por la más grave crisis de su historia. El estado físico de las vías, material rodante, señalamientos, comunicaciones, instalaciones fijas, etc., acusa un deterioro tal que explica las serias deficiencias que a diario se observan en los servicios.
En la faz operativa, el atraso también es considerable y lo mismo cabe decir del aspecto comercial, pues el sistema tarifario vigente es anacrónico.
En el sector laboral, las fricciones han sido agudas y casi permanentes, con grave repercusión en el rendimiento del personal, los altos cargos no han recibido el apoyo necesario, en unos casos y en otros han carecido de las imprescindibles condiciones de dirección y de mando, en tanto que sus subordinados fueron perdiendo el respeto a sus superiores. Hace 5 años se dispuso el alejamiento del servicio de muchos agentes a quienes se indemnizó por su retiro.
La medida se adoptó sin establecer algunos recaudos que eran indispensables, y es así que abandonó el ferrocarril personal cuya permanencia en el servicio era aún necesaria, por sus conocimientos y larga experiencia, y muchos cargos debieron cubrirse con agentes que no estaban preparados para desempeñarse con la debida eficiencia.
También se hicieron nombramientos, en altos cargos, de personas sin los suficientes conocimientos ferroviarios o carentes totalmente de ellos.
Estas circunstancias y otras, han conducido al estado actual, que debe modificarse para que todo el personal ferroviario, sin distinción de categorías, vuelva a trabajar en un ambiente en el que reinen la jerarquía, el orden y la disciplina.
A todos los factores perturbadores es preciso atacarlos con medidas adecuadas de disposición simultánea o escalonada, según así corresponda.
Todo lo que precede no es de mi autoría, es extraído de considerandos de una normativa que data del año 1.966.
Conclusión: No hemos aprendido una m.......
Me refiero a M de minucia.
(*) Asesor en Trenes Argentinos Capital Humano (DECAHF)
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