Historia Ferroviaria
Fue a fines de noviembre de 1999 cuando se privatizó la Línea Urquiza del Ferrocarril, la empresa brasileña despidió a todos los trabajadores incluyendo a los de Concordia que acamparon en las vías resistiendo todo tipo de presiones. Los ferroviarios no estaban solos la comunidad acompañó el acampe pese a la orden de reprimir sin importar que corriera sangre.
Para contextualizar aquellos años se podía decir que Concordia no resistía un desocupado más, la política económica neoliberal del gobierno de Carlos Menem había dejado sus efectos devastadores en la ciudad con las privatizaciones en el Correo, teléfonos y el Ferrocarril que dejaron miles de despidos en la ciudad, además la fabrica Pindapoy había declarado quiebra, cerraban industrias y comercios, fue allí que los ferroviarios recibieron la triste noticia del cierre del ramal, la respuesta fue inmediata primero tomar las instalaciones y luego cortar las vías con todo el apoyo de una comunidad que estaba muy sensible por el desempleo.
"La ciudad consideró como propio a nuestro reclamo"
“En principio quedaban afuera 40 trabajadores de vías y obras y le dijimos que no, que los compañeros no se tocaban, decidimos realizar la toma del galpón del taller de locomotoras, pero los trenes seguían pasando y la empresa continuaba operando, nuestro último recurso fue ir a las vías”, recuerda Hugo Pezarini dirigente de la Unión Ferroviaria uno de los protagonistas de la “gesta”.
Al momento de resolver ir a las vías ya ascendían a 240 trabajadores despedidos solo en la provincia de Entre Ríos , en todo el ramal del Ferrocarril Urquiza la cifra de expulsados llegaba a los 500 empleados.
”En Concordia éramos 60 trabajadores despedidos, ellos con solo 11 personas podían arreglarse para continuar operando, nosotros decidimos ir a las vías y tuvimos la suerte de contar con todo el acompañamiento de la comunidad , porque la ciudad consideró como propio a nuestro reclamo”, expresó.
El piquete tuvo lugar al lado del hospital Felipe Heras en ese entonces era el hospital de referencia regional y tenía un movimiento continuo de personas, el lugar fue estratégico para comenzar la protesta.
El padre Andrés Servín, el cura de los ferroviarios
“La gente estaba del lado nuestro intentaron reprimirnos y les torcimos el brazo gracias al apoyo de la comunidad y de los medios que nos acompañaron, la protesta logró que bajen las autoridades nacionales , provinciales y gremiales, la empresa era una multinacional que operaba en Brasil, la lucha permitió reincorporar a los trabajadores que volvimos a nuestros lugares y algunos se pudieron llegar a jubilar, nuestro agradecimiento con la gente de Concordia es enorme, estuvieron a la altura de las circunstancias”, rememora.
Pezarini se emociona al recordar al padre Andrés Servín que estuvo prácticamente “acampando” con ellos. “Ese cura estuvo en todo momento, hacía dos días que había tenido un problema coronario muy grave y lo mismo le pasaba al secretario general del gremio Roque Chávez, los dos estaban enfermos y los quisieron llevar detenidos, pero nos ofrecimos nosotros en lugar de ellos dos para que no los lleven, nos querían detener por pelear por los puestos de trabajo, por defender nuestra dignidad y como siempre había muchos intereses en juego, gracias a la lucha de la población y la figura del cura de los ferroviarios, como le decíamos nosotros, logramos recuperar nuestros trabajos por eso le decimos la gesta”, expresó.
El acampe en las vías duró 11 días, impidiendo el paso de las formaciones, pese a todo el apoyo popular que tenían los trabajadores, el ultimo día de la protesta a través de una orden del Juzgado Federal de Concepción del Uruguay se ordenaba el desalojo por la fuerza pública de los trabajadores. El gobierno nacional de Carlos Menem a favor de los intereses de la empresa extrajera había enviado refuerzos de la policía federal para reprimir a los trabajadores sin importar que corriera sangre.
"La gente se paraba en la vía para que no pasen las locomotoras"
“Nuestras familias estaban con nosotros, todos los días hacíamos un guiso y la gente comía con nosotros, los jubilados nos traían un paquete de fideo o de arroz fue muy emotivo, la gente estaba para defendernos, teníamos una maquina a 50 metros que la ponían en marcha como que nos iban a pasar por arriba para presionarnos, nos cortaban la luz de la campanilla y cuando ponían en marcha la locomotora la gente salía para ponerse en la vía para que no pasen”, recuerda.
El momento de mayor tensión llegó la última noche “decidimos encadenarnos fuimos notificados del desalojo de las vías por la federal por el delito de entorpecer las comunicaciones, había llegado la 5ta Brigada de la Policía Federal desde la provincia de Chaco, el jefe de la Brigada nos amenazó diciéndonos que correría sangre si no desalojábamos las vías, pero un vecino que se llamaba Hugo Ramela que trabajaba en el banco de Entre Ríos, le dijo valientemente al policía: si ustedes tocan a un ferroviario la única sangre que va a correr va a ser la suya; así le dijo y no me voy a olvidar nunca del apoyo y la valentía de la gente”. Las horas pasaban la tensión crecía, habían detenido a cinco trabajadores que los llevaron para notificarlos, gracias al apoyo popular y los medios de comunicación que pasaron la noche con nosotros no reprimieron y así logramos torcerles el brazo”.
Lo oferta de millones de dólares
Pezarini con dignidad recuerda que intentaron sobornarlo con nada más ni nada menos que un millón de dólares para que depusieran la actitud y quebrasen el piquete.
La oferta llegó por parte del responsable de una empresa de seguridad privada que operaba en el ferrocarril, a su vez era un ex militar vecino conocido de Concordia de oscura reputación en los años de plomo, “nosotros teníamos otra meta, no era nuestro acomodo personal ni nuestro bienestar, peleábamos por las familias de los trabajadores, vino uno y me acercó un teléfono celular estaba del otro lado este hombre que ahora está fallecido y me dijo te damos un millón de dólares si los sacás de las vías, no vas a trabajar nunca más, vas a ser rico, imagínate lo que le contesté y a dónde lo mandé”, dijo riéndose.
"Me dejó enseñanzas"
Para el actual dirigente ferroviario Daniel Chávez, el piquete representa mucho, su padre Hugo era uno de los líderes y dice que la gesta dejó muchos valores.
“En ese momento no era ferroviario y veía a mi padre en la lucha, lo que me dejó la enseñanza de que cuando los trabajadores están unidos nada los puede parar, fundamentalmente a los jóvenes que debemos estar atentos a las indicaciones y a la experiencia de los mayores y su sabiduría. Veinte años después, la gesta es una lección de lucha para un gremialista que tiene que tener credibilidad con la prensa, con los vecinos, con las autoridades porque el éxito de la lucha fue el respaldo de una sociedad, por eso me emocionó”, concluyó.ElSol.com
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