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“Antes, cuando veías una falencia en el ferrocarril y no
pasaba nada, el eslogan era ‘hay un Dios del ferroviario’ porque no pasaba
nada, porque Dios era ferroviario. Un día se sacó la camiseta de ferroviario,
ahora será de otro gremio y al ferrocarril le cayó lo que le tenía que caer”,
relata una fuente confiable a NOVA.
“Vos te das cuenta cuando ves una formación y pensás: cómo
alguien puede permitir que esa formación salga. No hay inversión, ya
prácticamente no camina Ferrobaires, bajó de cuatro frecuencias diarias a Mar
del Plata a una, en un año y medio”, declaró.
Crónica de un desmantelamiento
En 1991 el ex presidente Carlos Menem inició el proceso de
privatización de los ferrocarriles y en mayo del año siguiente anunció que los
servicios de pasajeros interurbanos dejarían de funcionar, a menos que las
autoridades provinciales se hicieran cargo de su prestación o seleccionaran un
concesionario privado para operarlo. Es por eso que el 15 de enero de 1993 el
gobierno bonaerense creó la
Unidad Ejecutora del Programa Ferroviario Provincial (Uepfp),
conocida con el nombre comercial de Ferrobaires.
Estación MIRAMAR
El entonces gobernador Eduardo Duhalde puso al frente del
organismo a Alberto Trezza, un hombre de confianza que había comandado la
primera etapa del desguace de Ferrocarriles Argentinos. El objetivo era
privatizar los trenes bonaerenses, pero finalmente el negocio no pudo
concretarse y Trezza permaneció en la
Uepfp hasta febrero de 2000.
En concreto, fueron transferidos a la provincia de Buenos
Aires a través de los decretos
nacionales 1168/1992 y 770/1993 más de 20 correderos que transitaban distintos puntos de la provincia como Bahía
Blanca, Tandil, Mar del Plata, Junín, Bragado, Dolores, Cármen de Patagones,
Pinamar, Bolívar, Olavarría, Miramar, Lincoln, Alberdi, Pehuajó, Santa Rosa,
Toay y General Pico. Inicialmente muchos servicios que prestaba Ferrocarriles
Argentinos fueron cancelados y suspendidos, agravándose aún más la situación por
la crisis de 2001.
“Recuerdo de la época del 2002 a ahora que la Provincia siempre fue un
arquetipo que se opuso a la privatización del ‘90. Era un ejemplo a seguir para
los que no querían pasar a la órbita privada, pero se fue transformando en un
monstruo. Cuando se aparta el objetivo público y se lo intenta mezclar con el
negocio privado, las cosas no van”, aseguró un trabajador consultado.
Cuando Ferrobaires se hizo cargo tenía más de 20
servicios, en la actualidad no llega a cumplir con ni siquiera la mitad y
cuando los pasajeros abordan no sabe si llega a destino. Ya en 2006 Ferrobaires
padece graves problemas de mantenimiento de su parque de locomotoras, lo que
motivó mayores reducciones en los
servicios prestados y frecuentes demoras y cancelaciones.
Norberto Rosendo, titular de la ONG “Salvemos al Tren”, hace
varios años que viene denunciando las irregularidades en la empresa. En diálogo
con NOVA confirmó que “Ferrobaires en una fábrica de ñoquis, el problema que
tiene la empresa es que la mayor parte de lo que pagamos los bonaerenses es
para punteros políticos, hay un montón de gente designada que no trabaja”.
Además agregó: “La plata se tiene que repartir entre
mantenimiento y sueldos. En cambio, Scioli solamente paga sueldos. Tiene muchos
punteros. Solamente 3 de cada 20 personas trabajan efectivamente”.
Al respecto, empelados de la empresa aseguraron que “los
ferroviarios empezamos a ver que no había presupuesto. Si había una locomotora
con fallas se le sacaban repuestos a una y le ponían a otras, y esa quedaba parada.
Hay cementerios de locomotoras en Maldonado, en Junín. Lo que desarman no lo
vuelven a cubrir, hoy se trabaja con 10 locomotoras”.
“Hoy el tren a Patagones dejó de correr hace tres años por
la falta de inversión. Hoy en día el presupuesto que tiene el ferrocarril es
para cubrir sueldos”, concluyó.
¿Cuándo Dios dejó de ser
ferroviario?
Fue a las 18.30 del 16 de febrero de 2011 a siete cuadras de la
estación de San Miguel. Una formación que iba a Junín embistió a otra que
estaba detenida sobre las vías. El saldo del accidente fueron cuatro muertos y
120 heridos.
El trabajador de la empresa recuerda ese día como si fuera
ayer: “El primer accidente grande fue con el nuestro, el tren que sale de
Retiro, iba a Junín choca contra una formación que estaba parada y mata a
cuatro personas, después vino el de Once y ahora el de Castelar. El gobierno de
Daniel Scioli decidió ir parándolo de a poco al ferrocarril, y no comerse un
costo político de un accidente como este”.
Luego del accidente de San Miguel la empresa fue
intervenida por el gobernador Daniel Scioli, quien designó como nuevo
interventor a Antonio Maltana. Hubo intentos de mejora pero la empresa sigo sin
ningún rumbo y según fuentes consultadas va camino a la desaparición.
Al respecto, la candidata a diputada provincial por el
Frente Progresista cívico y Social Liliana Piani denunció que "Scioli no
se hace cargo del desmantelamiento que hubo en Ferrobaires". Además
agregó: "Hay que tener en cuenta que el gobernador decide intervenir la
empresa luego del trágico choques de trenes en San Miguel, pero la situación
actual de Ferrobaires es producto del desmantelamiento que se produjo inclusive
durante los años de su mandato, y por lo tanto es el responsable directo de los
problemas que presenta el servicio".
“Gradualmente en la Provincia se fueron perdiendo corredores, el
ferrocarril llegaba al puerto de Quequén, Bahía Blanca. Ahora se circulan
cuatro trenes a Mar del Plata, yo vi un verdadero desmantelamiento”, aseguraron
fuentes consultadas.
En total, desde que Ferrobaires monopoliza el servicio, 60
mil propiedades, 3 mil locomotoras, 1.600 estaciones y 4 talleres con miles de
máquinas fueron las pérdidas del caudal ferroviario. Los ferrocarriles se
hallan reducidos en más de un 80 por ciento de su capacidad. A fines de 1989,
había 34.000
kilómetros de vías, de las cuales quedaron 25 mil en mal
estado.
Al día de la fecha, solamente se encuentran en
funcionamiento 10 unidades y en pésimas condiciones operativas y de seguridad
las cuales, no son ninguna garantía para un servicio de pasajeros de larga y
mediana distancia como los que brinda Ferrobaires. Sin dudas en el trascurso de
estos 20 años los galpones de máquinas de Ferrobaires se trasformaron en
cementerio de chatarra, desmantelando y sacando repuestos de una locomotora
para reparar otra y así sucesivamente.
En tanto, un integrante de la empresa concluyó: “A mí me
gustaría decirle al pasajero: ‘señor estamos corriendo un solo tren a Mar del
plata porque durante el día están trabajando los operarios, estamos cambiando
los durmientes’, pero no, no se está haciendo nada”.Agencia Nova