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10 de diciembre de 2025

Uruguay: Entre el BRT, el tren aéreo y el tren-tram: la decisión pendiente del transporte montevideano

Exterior

Montevideo enfrenta una elección capital entre tres modelos de movilidad. Sin embargo, el proceso que llevará a esa decisión –no parece del todo claro, sin comparativas públicas y bajo la sombra del fracaso anterior– puede ser tan determinante como la tecnología elegida.

La crisis de movilidad en el Área Metropolitana de Montevideo (AMM) en cuanto a los tiempos de viaje y los problemas de seguridad vial ha puesto sobre la mesa de las autoridades al menos tres propuestas de alto nivel –un Bus Rapid Transit (BRT-como el corredor Garzón), un tren aéreo automatizado y un tren-tram– capaces de transformar radicalmente la experiencia de trasladarse en la ciudad.

Sin embargo, cómo se elegirá entre estas tres propuestas es una cuestión que vale la pena analizar. Porque a esta altura el verdadero problema ya no es la falta de soluciones, sino desarrollar un proceso transparente y riguroso para seleccionarlas. Este no es un debate técnico menor. Es una prueba de estrés para la gobernanza del país. ¿Tiene el Estado la capacidad, la independencia y la voluntad para evaluar proyectos de generación de interés público que compiten entre sí, o se dejará arrastrar por la comodidad de lo previsible?.

La respuesta determinará no solo cómo se moverán millones de personas en las próximas décadas, sino la credibilidad de todo el sistema de toma de decisiones de gran envergadura. Como advierte el economista Juan Sánchez, columnista y experto en evaluación de proyectos, el riesgo es grave: “Hasta donde yo sé, la información no está fluyendo, digamos, en ese sentido, no sabemos exactamente qué es lo que se está comparando, con qué parámetros, y básicamente quiénes están encargando esa evaluación, lo cual es muy importante, es casi tanto más importante que los instrumentos y los parámetros para la evaluación”.

El corredor Garzón como paradigma

Para entender la urgencia de un proceso impecable, hay que mirar al pasado reciente. La experiencia del Corredor Garzón, el primer y fallido intento de BRT en Montevideo, pesa como una losa sobre cualquier discusión de movilidad. Inaugurado en 2012, se promocionó como la solución definitiva este-oeste, pero se convirtió en un manual de errores: infraestructura básica deficiente (como los árboles mal podados que impedían a los buses acercarse a la parada), gestión fragmentada y una integración urbana pobre. Fue una lección cara sobre la brecha entre el diseño en papel y la ejecución en la calle.

Hoy, el proyecto que parece llevar ventaja política es el de Cinve, una propuesta que esencialmente busca extender y sofisticar el modelo BRT por la ciudad, incluyendo un audaz –y técnicamente desafiante– túnel bajo la Avenida 18 de Julio. La pregunta que surge, y que ningún documento oficial responde con claridad, es fundamental: ¿qué se ha aprendido del fracaso del Corredor Garzón? ¿Cómo garantiza el nuevo proyecto que no repetirá los mismos errores de diseño, gestión del espacio público y convivencia con el tránsito existente?

La inclinación por esta opción no parece surgir de una demostración pública de su superioridad, sino de una dinámica más sutil y preocupante. Sánchez lo describe como una pulsión hacia lo conocido: “Hay una inercia que empuja a Uruguay a los caminos más fáciles y conocidos”. Es la lógica del path dependence: se sigue invirtiendo en la vía ya tomada, aunque haya mostrado limitaciones, porque cambiar de rumbo implica costos políticos, aprendizaje nuevo y desafiar intereses establecidos. El BRT es un lenguaje que ciertos actores del sector transporte ya entienden; proponer algo radicalmente diferente exige un esfuerzo cognitivo e institucional mayor.

El espejo de la energía

El contraste más aleccionador para el estancamiento en el transporte lo ofrece otro sector estratégico: la energía eléctrica. En poco más de una década, Uruguay transformó su matriz, alcanzando cerca del 98% de generación renovable. Este logro, celebrado internacionalmente, no fue fruto de la casualidad ni de la improvisación. Fue, como explica Juan Sánchez, el resultado de un proceso deliberado y robusto de evaluación, regulación y participación público-privada.

“Lo que no se pudo todavía transformar es la parte de transporte, que ha sido la más lenta –señala Sánchez–. Pero si uno mira el sistema de la provisión de energía en general, en la parte de energía eléctrica tenemos casi 100% provisión de energía renovable… ¿Esto por qué se vincula con transporte? Porque la parte que no se pudo todavía transformar es la parte de transporte”.

¿Qué tuvo el proceso energético que falta en el transporte? Según el análisis de Sánchez, varios elementos clave:

Un marco regulatorio fuerte y creíble: la creación y el fortalecimiento de la Unidad Reguladora de Energía y Agua (Ursea) dio certeza a los inversores.

Política de Estado, no de gobierno: los lineamientos se mantuvieron a través de administraciones de distintos signos políticos.

Instrumentos de PPP bien diseñados: se utilizaron mecanismos de participación público-privada que aseguraban “valor por dinero” (value for money), trasladando riesgos adecuadamente y atrayendo capital y expertise.

Evaluación técnica independiente y transparente: los proyectos se comparaban entre sí y contra la alternativa de no hacer nada, con métricas claras.

Este esquema de gobernanza no nació de la nada. Fue cultivado con apoyo de organismos multilaterales y con el desarrollo de capacidades técnicas dentro del Estado, en particular en la Corporación Nacional para el Desarrollo (CND) y el Ministerio de Economía y Finanzas. “Había equipos muy potentes que evaluaban los proyectos, pero evaluar en profundidad”, recuerda Sánchez. Hoy, esa institucionalidad y expertise existen, pero, en su visión, están subutilizadas: “La CND tiene un equipo muy potente para evaluar todos estos proyectos, pero básicamente ha estado, creo haber entendido, un poco lateralizada”.

La pregunta es inevitable: si Uruguay ya tiene el “manual de instrucciones” para transformar un sector estratégico mediante evaluación seria y marcos de largo plazo, ¿por qué no lo aplica al transporte, cuya crisis afecta diariamente la competitividad, la calidad de vida y la seguridad de sus ciudadanos?

Las propuestas en el tablero

Frente a la opción BRT (Cinve), se alzan al menos dos alternativas que representan saltos tecnológicos y conceptuales:

Tren-tram (tren ligero): un sistema que combina las características de un tren moderno y un tranvía, operando en superficie y trinchera, principalmente en el eje de la Avenida Italia y 18 de Julio. Es eléctrico, de alta capacidad y de emisiones cero en operación.

AeroMet (aeromóvil): un sistema de tren elevado y 100% automatizado, de propulsión neumática (aire), que circularía sobre pilares cada 25-35 metros. Su tecnología, desarrollada por el Grupo Coester (con 65 años en ingeniería pesada), se presenta como disruptiva: liviana, silenciosa y con un impacto en suelo mínimo. Esta última opción esgrime algunas ventajas como, por ejemplo, un mejor uso del espacio público, al circular elevadamente no compite por la superficie. No requiere expropiaciones, no roba carriles a los autos, ni espacio a peatones o ciclistas. Mantiene la velocidad comercial y predictibilidad, pues al segregarse por arriba del tráfico, es inmune a semáforos y congestiones. Y promete un viaje de 23 minutos entre Tres Cruces y Carrasco/Parque Roosevelt, un tiempo fiable que transforma la percepción de la distancia.

Este sistema no es una teoría; opera de forma asistida en el aeropuerto de Guarulhos, São Paulo, y está listo para su inauguración pública. Su valor, sin embargo, es aún mayor como catalizador de un sistema multimodal, porque su verdadera efectividad radica en su capacidad de entroncar con los buses de Cutcsa o de otras empresas. Al ofrecer un eje troncal ultrarrápido y eficiente, permitiría rediseñar las rutas alimentadoras para que sirvan mejor a los barrios, acercándose más a la gente y reduciendo los tortuosos trasbordos que hoy caracterizan los viajes de la periferia.

Sánchez relata cómo esta visión fue percibida positivamente por actores clave: “Cuando nosotros fuimos a Canelones, los equipos con que nos reunimos de [la Intendencia de] Canelones nos dijeron que esta alternativa por arriba, digamos, era un muy buen proyecto para ellos… porque necesitaban un instrumento que fuera seguro, además rápido y que en definitiva fuera de alta calidad”.

La decisión es el proceso

Montevideo puede optar por repetir un modelo conocido, con sus defectos conocidos, mediante un proceso opaco que alimentará el escepticismo ciudadano y probablemente lleve a otra solución subóptima. O puede elegir el camino de la gobernanza responsable.

Este camino comienza por desacelerar una carrera hacia la decisión que, sin una justificación sólida, podría ser el mayor error. Pues la prisa es aquí la peor consejera. A partir de ahí, es imperativo reactivar el músculo evaluador del Estado, convocando a la Corporación Nacional para el Desarrollo, al Ministerio de Economía y a Vialidad –apoyados por organismos técnicos para que lideren un análisis integral que compare a fondo todas las alternativas.

En definitiva, el objetivo final debe trascender la elección de un proyecto aislado. Se trata de pensar en red, imaginando cómo cada opción (BRT, tren aéreo, tren-tram) se teje dentro de un sistema multimodal metropolitano que, integrando a Montevideo, Canelones y San José, potencie y no sustituya el transporte de barrio, resolviendo por fin el viaje complejo y real de las personas. Porque la elección final podría ser el BRT del Cinve, el AeroMet o una combinación. Lo que es inaceptable es que la elección se haga sin que la ciudadanía y los expertos puedan ver, cuestionar y confiar en el proceso que la sustenta. Como concluye Juan Sánchez, reflexionando sobre el aprendizaje de las PPP exitosas: “Una de las cosas que quedó clarísima es que no hay que evitar las audiencias públicas porque por más que a veces te pueden complicar, al final termina siendo más sólido”.

El destino del área metropolitana depende menos del acero o el hormigón que se elija y más de la solidez del proceso que lleve a esa elección. Y, por ahora, ese proceso parece ser el gran proyecto pendiente.LaMañana.uy

30 de abril de 2025

Trenes en Tucumán: Sueños elevados, un proyecto trunco

Nota de Opinión

La mirada corta de varios protagonistas imposibilitó tener trenes metropolitanos en altura para conectar grandes áreas

El proyecto de hacer trenes metropolitanos elevados para conectar las principales áreas del Gran Tucumán, originado en Tafí Viejo, durante la intendencia de Javier Noguera, fue una excelente iniciativa para resolver uno de los principales problemas de la ciudad, que es el tránsito y el transporte, pero chocó con el gran defecto de los tucumanos modernos: pensar en chiquito, con la vista corta, en la inmediatez.

Tucumán fue grande cuando estuvo liderada por dirigentes que pensaban en grande: diques, universidades, rutas, industrias…

Hoy, la opinión pública en general, espejo de sus dirigentes, ponen el carro delante del caballo y suponen que primero hay que ocuparse de la pobreza, del empleo, de la seguridad antes de pensar en grandes obras. Cuando es al revés, como hicieron nuestros próceres, son las grandes obras, utópicas y faraónicas en su tiempo, las que resolvieron las otras necesidades.

Cómo era el plan

El subsecretario de Obras Públicas de Tafí Viejo, arquitecto Pablo Della Torre, uno de los autores del plan de trenes elevados, explicó que el primer plan consistía en tres líneas de formaciones eléctricas: una desde Tafí Viejo hasta el sur de la capital (Noroeste-sur), otra desde Yerba Buena hasta el aeropuerto (oeste-este), y una tercera desde las Talitas hasta El Manantial (norte-suroeste), con cinco estaciones de transferencia para pasar de una línea a otra y así cubrir casi toda la ciudad con un mismo viaje, a lo largo de 60 km, y que el 100% de los trazados corren por terrenos fiscales o públicos, por lo que no era necesario expropiar.

El proyecto inicial

Este proyecto inicial tenía un costo de U$S 15 millones por kilómetro, pero tenía complicaciones en algunas curvas para las formaciones y que el “techo” de la estructura ocupaba un ancho de ocho metros, por lo que la contaminación visual iba a ser importante.

Tras el asesoramiento de una empresa china especializada en este tipo de transportes, Della Torre contó que se optó por pasar de trenes a colectivos eléctricos, tipo trolebuses, óptimos para las curvas cerradas y cuya estructura requería apenas 1,8 metros de ancho por carril. La contra, en este caso, era que el costo se duplicaba a U$S 30 millones por kilómetro.

Investigación profunda

Della Torre comentó que, de todos modos, debe realizarse una investigación más profunda sobre movilidad para definir los trazados y las estaciones. Este estudio, que debería costear la provincia y todos los municipios metropolitanos, costaba $ 25 millones en octubre de 2023 e iba a estar a cargo del Instituto del Transporte de la Universidad de San Martín.

Los años siguen pasando y los tucumanos seguimos renegando por el tránsito, por el pésimo transporte y usando dos tarjetas diferentes de colectivos para cruzar el puente Lucas Córdoba o El Cristo.Por: Federico Türpe para el diario LaGaceta.com

16 de septiembre de 2016

Córdoba: Conocé esta idea sobre un tren elevado y una estación en Juan B. Justo

Actualidad

Como resolver el transporte público y la densificación de la ciudad de Córdoba es un desafío no sólo para las autoridades, sino también para los ámbitos académicos.

Los arquitectos Monserrat Ordoñez, Victoria Molina y Leandro Giraudo buscaron una alternativa en su tesis de la Universidad Católica de Córdoba, y plantearon como estrategia la creación de un tren sobreelevado y la construcción de una estación polimodal en la zona norte, más precisamente en los alrededores del CPC Centro América.


"El desarrollo de esta tesis se basó en cuatro premisas que conforman nuestra hipótesis. Mediante la puesta en práctica del conceptos de no zoning, transporte público, infraestructura urbana y tipologías urbanas, se lograría densificar eficazmente la ciudad. Para el desarrollo de este caso de estudio elegimos desarrollar un eje y poner en evidencia nuestros conceptos y de esa manera poder obtener una conclusión objetiva sobre nuestra propuesta", explica Monserrat.


En líneas generales, la propuesta alcanza el corredor de avenida Juan B. Justo en toda su extensión y en particular, sobre el actual terreno de la sede de Ecogas y en terrenos vacantes aledaños, frente al CPC Centro América.


"Buscamos proveer las bases para un nuevo sistema de transporte que cambie la dinámica de movimiento interno dentro de la ciudad, plantear una estrategia de intervención en un sector particular dentro del curso del sistema de transporte y fomentar, a través de la construcción de un edificio de múltiples funciones, la revitalización y crecimiento de una de las zonas menos desarrolladas de la ciudad", cuenta Victoria.


En su propuesta, los jóvenes arquitectos plantearon un edificio en forma de cruz que conecta instituciones como el CPC, el velódromo, un club y dos escuelas. Además, el edificio rompe con la barrera que significa la avenida Juan B. Justo por su alto tránsito.

"Es así como se conforma la propuesta arquitectónica: el edificio se convierte en un gesto formal y simbólico muy fuerte, permitiendo esta necesaria conexión entre todos los elementos del sector", comenta Leandro Giraudo. La construcción se emplaza en un terreno de 140 mil metros cuadrados, que se dedican principalmente a la creación de un espacio verde y en los bordes están previstas viviendas colectivas.


El edificio contiene la estación de transporte, estacionamientos, un mercado y un polideportivo.

En el caso de la estación, el programa incluye la terminal del metro elevado y de un bus biarticulado procedente del Gran Córdoba. "Se busca frenar la expansión de la densidad en la mancha urbana. Desde nuestro punto de vista, no es rentable por ahora – ni en un futuro mediato – extender el sistema de metro hacia la periferia", aclaran los arquitectos.

Como se espera un gran flujo de intercambio de medios de transporte y de tareas, se propone también la creación de una gran área de estacionamientos de automóviles. Se busca que la estación funcione como un intercambiador, es decir, que los usuarios puedan llegar al lugar a través de un automóvil particular y utilicen el nuevo sistema de transporte masivo para acceder al centro de la ciudad.

En el caso del mercado , se proponen puestos de venta y locales gastronómicos. "Se busca que esta tipología atraiga clientes de otras partes de la ciudad, revitalizando el sector y aumentando el flujo de usuarios de los otros espacios", remarcan.

Para el polideportivo, se trata más bien de una relocalización de las funciones existentes en el lugar para brindar mejores condiciones e infraestructura a los vecinos del lugar.

Como punto de unión de estos espacios, se forma en el centro del edificio el hall principal del edificio. "Esta cruz, de escala metropolitana, se conforma como un símbolo de conexión y vinculación. Desde el punto de vista programático, cada brazo se extiende sobre el entorno y se fusiona en el centro, un espacio condensador donde se encuentra el hall principal del edificio", señalan.LaVoz.com

3 de agosto de 2015

Tucumán: Trenes a contramano. Un tema que como trabajador ferroviario me preocupa

Actualidad

El país festeja la vuelta del tren en cada una de las provincias, gracias a una acertada decisión de la política del gobierno nacional. Se están inaugurando trenes de pasajeros en la Patagonia; en Santiago del Estero, un tren elevado; Buenos Aires tiene flotas de trenes de pasajeros cero kilómetro; Santa Fe recupera sus trenes de pasajeros y Salta repara las vías a nuevo para tener una fluida conexión con Chile, para los intercambios comerciales.

En Tucumán nuestros representantes políticos a toda voz anuncian una y mil veces por todos los medios que las playas de la estación Tucumán CC se transformarían en un parque verde que la ciudad de Tucumán necesita para una mejor calidad de vida de sus habitantes; un argumento infantil, falaz, vergonzoso e irrespetuoso para los tucumanos, ya que deja ver claramente los intereses personales en contraposición con los intereses reales, legítimos y verdaderos del pueblo, como son los derechos de tener un transporte como el ferroviario, seguro, cómodo, no contaminante, rápido y económico, que sí le hace falta a Tucumán, con sus trenes de carga y pasajeros perdidos en la década de los 90.


Hace unas cuantas horas productores tucumanos, mediante una nutrida manifestación, dejaron constancia de estar quebrados por el alto precio del flete, entre otras cosas; con el ferrocarril tendrían un flete mucho más barato que aliviaría en gran parte su quebranto y les daría competitividad. El pueblo tucumano espera ansioso el anuncio de la recuperación y la concreción de la circulación de todos sus trenes de carga y de pasajeros que circulaban en la ciudad.

Tucumán CC debe transformarse en una moderna estación de trenes de pasajeros locales, interprovinciales y, porqué no, programar la circulación de modernos tranvías en el corredor mal llamado “cinturón de acero” por las personas que ignoran el valor que tiene ese tendido de vías. Señores gobernantes, no subestimemos la inteligencia de los tucumanos; el mismo mensaje para los políticos de la oposición y para todos los que se postulan en las próximas elecciones.
Héctor Francisco Márquez

Cartas de Lectores del Diario La Gaceta

24 de septiembre de 2012

SUBTE Y TREN ELEVADO CUESTAN ENTRE 6 Y 40 VECES MÁS QUE EL METROBÚS


INFORME ESPECIAL

La inversión en una ciudad de EE. UU. llegó a los USD 100 millones por kilómetro. En Lima tardaron 20 años en terminar su primera línea de monorriel y en 1995 se construyó el último subte, según informe del MOPC.

La construcción de un subte o de un tren elevado (monorriel) puede llegar a costar entre 6 y 40 veces más de lo que tenía proyectado gastar el recientemente sepultado proyecto metrobús.

Según datos proporcionados por el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), basado en informes del Institute for Transportation & Development Policy, de las Naciones Unidas, mientras que un monorriel demanda entre USD 40 y 80 millones y un subte entre USD 50 y 250 millones por cada kilómetro de construcción, el proyecto metrobús preveía apenas una inversión de USD 6 millones por cada 1.000 metros.

"Eso es lo que lo hace inviable para un país como nosotros. No podemos invertir USD 400-1.000 millones por un sistema de transporte. No nos da el cuero", fue la respuesta que dio el ingeniero José Tomás Rivarola, coordinador del metrobús, al momento de agregar que "si el crédito de USD 125 millones fue tan cuestionado por los legisladores, imagínense si pedimos el triple".



EJEMPLOS. Para comparar, el informe pone de ejemplo a 3 ciudades: Kuala Lumpur (Malasia), Bangkok (Tailandia) y Las Vegas (EE. UU.).

En la primera se hicieron dos monorrieles: la primera a un costo de USD 50 millones por kilómetro y la segunda a USD 38,1 millones el kilómetro.

En Bangkok, el costo subió: USD 72,5 millones el kilómetro, mientras que en Las Vegas el presupuesto ascendió a USD 101,6 millones.

Asimismo, según los datos, el último subte construido fue hacia el año 1995 en la ciudad de Medellín (Colombia), que demandó una inversión total de USD 2.174 millones. Se previó para 5 años, pero su complejidad y alto costo hicieron que la obra culmine en 12 años.

Recientemente, el metro proyectado para Bogotá se vio forzado a quedar paralizado por su excesivo costo: USD 1.920 millones por 29 kilómetros.

En Salvador (Brasil) pasó lo mismo, donde se paró una inversión de casi USD 2.000 millones por 22 kilómetros de subte, que podían ser utilizados, según el informe, en 78 kilómetros del Bus de Tránsito Rápido (BTR) o metrobús.

CONSTRUCCIÓN. Adalberto Maluf, director de la Fundación Clinton Brasil y experto en transporte y urbanismo, en conversación con ÚH, señaló que para ciudades como Asunción, que todavía no se desarrollaron a nivel de infraestructura, sería un craso error implementar un sistema complejo.

"Es como que un bebé recién nacido quiera aprender a correr sin saber caminar. Lima construyó su tren elevado en 20 años. Acá, en São Paulo, hace ocho años que se está construyendo y los costos ya van por los USD 75 millones por kilómetro", dijo.

A ese costo de referencia, el experto señaló que un monorriel sobre 18 kilómetros de Eusebio Ayala demandaría una inversión estatal de USD 1.350 millones, sin contar con el precio por cada vagón, que es de USD 2,2 millones.

LAS CIFRAS

6 MILLONES de dólares es el costo por kilómetro de la troncal para la circulación exclusiva del metrobús.

40 MILLONES de dólares es el costo más bajo por cada kilómetro de tren elevado, según el informe del MOPC.

250 MILLONES de dólares puede llegar a costar cada kilómetro de un subte. El último subte inaugurado fue en Medellín, en 1995.
ÚltimaHora.com