Ferroclubes
Tolosa es sinónimo de comunidad ferroviaria. Se respira en cada esquina de los alrededores de la Estación de trenes de la localidad. Desde hace 24 años se armó la delegación del Ferroclub Argentino para los fanáticos de esta actividad. Tras el parate obligado de los meses de aislamiento por la cuarentena, los integrantes de la entidad volvieron al histórico galpón que los cobija, los une, y retomaron distintos proyectos. Hay una asignatura pendiente de la empresa a cargo del servicio de trenes en la línea Roca: devolverles la conexión con la vía general para traer más equipamiento y seguir alimentando el proyecto de cuidar y fortalecer la historia sobre rieles.
El ingeniero Carlos Di Giglio es uno de los impulsores y socios activos del Ferroclub Tolosa. Este fin de semana participó junto a sus pares para mover un guinche que generó uno de los sonidos típicos de la actividad, y llamó la atención de los vecinos, en la tarde del sábado. Ese silbato a vapor fue otro símbolo de que volvió el movimiento en los talleres de 3 y 526 y el ferroclub está más vivo que nunca.
“Siempre estamos trabajando en la recuperación de las máquinas. Ahora estamos con la 31, de vapor, para tratar de ponerla en marcha. Faltan las vielas, que son complejas de conseguir, pero se está trabajando en la calderería”, dijo Di Giglio.
Lo último que se ha hecho fue el montaje del refugio original que estaba en la histórica estación de Tolosa para recrear el anden junto a una locomotora y exponer la situación como otro elemento de atracción, cuentan los integrantes del Ferroclub de la localidad ferroviaria.
Esa locomotora tiene otro elemento de atracción. Participó del recordado rodaje de la película Siete años en el Tibet (1997), en cuya escena aparece el protagonista, Brad Pitt.
Reconexión
Cuando comenzaron a hacer la obra de los nuevos talleres ferroviarios que se inauguró hace pocos años, nos sacaron el acceso a la vía general. Al iniciarse los trabajos de los nuevos galpones hubo un compromiso del ferrocarril para reconectarnos con las vías para salir a vías generales, pero hasta el momento no pasó nada.
“Cuando reclamamos en numerosas oportunidades, en una de esas nos respondieron desde la empresa que eso no estaba dentro del pliego. Por lo tanto dependemos de los administradores del servicio de la Línea Roca para que nos devuelvan esa conexión”, contó Di Giglio en diálogo con este diario.
Hay dos objetivos que están pendientes: traer una máquina diésel de Bahía Blanca, y un vagón histórico que está en Bavio. Esa conexión sirve para traer esas reliquias. De lo contrario nos representa un montón de dinero traerlos porque hay que cargarlos en camiones y pagarlos como fletes especiales. Es una locura de dinero que no está al alcance”.
Trascendió las fronteras
El Ferroclub trascendió las fronteras porque la propuesta y su funcionamiento fue presentado en ámbitos culturales en distintos países de Europa.
“De la mano de Luciana Lima, se hizo un proyecto que se denominó Territorio Tolosa (formado por arquitectos), en el que se contaban las características de la localidad, se invitaba a recorridos y se resaltó la importancia que tuvo el ferrocarril y el patrimonio histórico que rescatamos y revalorizamos en el ferroclub”, contó Di Giglio.
Los galpones también fueron escenarios de jornadas culturales, con participaciones de diversos referentes de museos de la Ciudad, hubo conciertos, muestras de arte y otras movidas que posicionaron al lugar que fue creado como club en mayo de 1997 y desde entonces no paró de crecer.
El perfil bajo de sus integrantes y el afán por trabajar constantemente dejó un poco de lado la exposición pública del emprendimiento que no para de luchar por rescatar elementos históricos.ElDía.com
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