29 de agosto de 2023

Volver al Tren

Historia de un viaje en tren

Por: Jimena Introcaso Irazabal (para RevistaLATE.com)

La melancolía que se va porque ese pasado lejano regresa con más fuerza y con ganas de quedarse para siempre: crónica de un retorno ferroviario. 

Todo empezó a las 21.15 horas del viernes 19 de noviembre de 2022, en la estación Retiro de la Línea ferroviaria San Martín, cuando me aproximé al andén de larga distancia. En mi haber tenía innumerable cantidad de historias que, a lo largo de mi vida, había escuchado sobre los trenes que salían de ahí. Junto con todas ellas, comencé un viaje que prometía llevarme al corazón del país.

En el andén, una formación de 681 toneladas, entre la locomotora, furgones y coches de pasajeros. Era el tren número 571 que arribaría a su destino final al día siguiente, en Justo Daract, provincia de San Luis.

Estaban todos preparados, trabajadores y pasajeros. La locomotora era fastuosa y, con una puntualidad destacable, inició su avanzada como todos los viernes, luego de 30 años sin funcionar en las vías que desembocan en San Luis.

El cielo nocturno estaba más estrellado que de costumbre: diez coches de pasajeros, aparte de los dos furgones (servicio y generador), el coche comedor, el camarote, los tres pullman, uno de ellos exclusivo para mejorar la comodidad de las personas con discapacidad y, por último, los tres destinados a primera clase.

Partimos con un 70% de las plazas ocupadas. Atravesaremos distintas localidades adentradas en la provincia de Buenos Aires y el sur de Córdoba hasta llegar a suelo puntano. En un corto lapso, y ya en la ciudad bonaerense de José C. Paz, los asientos aún desocupados se terminaron por completar.

Comencé a hablar con José, mientras él controlaba las planillas de pasajes a bordo. Un ferroviario con más de 25 años de experiencia y el primer guarda tren, de los dos que tenía el trayecto total: 654,4 kilómetros. José me anticipa que, al haber tantos jóvenes universitarios en el tren, muchas sillas volverán a quedar vacías en Junín.

José había estado en aquel primer tren que llegó a Justo Daract, un histórico 22 de julio de 2022. Lo recuerda muy bien. En sus ojos se reflejan las memorias de ese viaje. Me relata el momento en que el tren arribó a la plataforma de la provincia de San Luis: “Ese día la gente estaba muy emocionada, brotaban las historias por cada rincón. Había mucha gente llorando. Cuando el tren iba llegando a cada estación muchos lo tocaban, se largaban a llorar. ¡Una montaña rusa de emociones se vivió! Nos decían: “Mi papá era ferroviario, mi abuelo era ferroviario; y se les caía una lágrima” 

El comedor, bastante concurrido, ofrece por un costo muy bajo en Pesos Argentinos (USD 1,46) algún sándwich de miga o pebete de jamón y queso y, por algo más, una gaseosa. Me invitaron a sentarme en su mesa tres amables mujeres. Patricia, Elida y Liliana, habitantes de la localidad de 25 de Mayo. Ninguna había hecho antes el recorrido. Entusiasmadas, comenzaron a contarme su opinión sobre “la vuelta del tren” y su experiencia como viajeras.

Elida, de 78 años, estudiaba periodismo en la Universidad Nacional de La Plata. “Yo amo el tren, no hay comparación con el transporte en tren, por la seguridad que da a los pasajeros. Por el hecho de circular sobre las vías, distinto por ahí a las rutas, donde estás influenciado por quienes manejan”. Todas asienten con la cabeza. Liliana la sigue, y refuerza: “Una atención bárbara, me siento muy segura. Dejé mi celular cargando en el asiento, y me vine al coche comedor con las chicas, así de tranquila, porque vi que había policía y seguridad en todos lados. Al subir se informó todo, y donde había que dejar las valijas de mayor tamaño, que no viajaron con nosotras, sino en el furgón”. Por su parte, Patricia comenta: “Seguridad hay por todos lados, y te agrego también limpieza. Pasan limpiando a cada rato, los pasillos, los baños impecables”. Elida continúa: “Es muy importante que vuelva el tren, en el tiempo que tarde, y con eso quiero decir tiempo de viaje y de recuperación de todos los servicios. Durante muchos años se fueron tapando tramos de rieles con asfalto, con tierra o con desidia. Antes de los 90s no había ni transbordo para algunos servicios, eran directos. Lo recuerdo muy bien, tengo casi 80 años. De chica viajaba de 25 de mayo, donde nací, a Bolívar (Provincia de Bs. As). Mi tía me esperaba en la estación. Llegamos a tener 5 servicios diarios en muchas ciudades, después sacaron el servicio a Bahía Blanca y a Tandil, por ejemplo, y a Necochea hace muchos años, me acuerdo. Después directamente desapareció todo”.

Historias repetidas de los 90s y el neoliberalismo: Privatizaciones y precarización laboral

Para hablar de “Resurrección del tren”, que mejor que la historia de Pablo, con más de 18 años arriba de las vías. Cuenta que pasó por distintas concesiones privadas y públicas. Menciona, entre ellas, a la empresa América Latina Logística (ALL), que estaba a cargo de la línea San Martín, pero cuando únicamente transportaba carga por esa traza. “La gente agradece un montón, y a la vez pregunta por más frecuencias” dice. En las horas que estuve allí, también me tocó escuchar el pedido de más frecuencias hasta Justo Daract, puesto que a Junín el servicio sale diariamente.

Comenzamos a hacer historia con Pablo, para hablar de esas frecuencias perdidas. Inevitablemente llegó el tema del “desguace que sufrió en los años 90s el sistema ferroviario”. Ausencia del Estado, abandono de la infraestructura, falta de una política gubernamental y procesos de privatizaciones que, lejos de mejorar el servicio, sólo dejaron vaciamiento, deterioro, junto con una agonizante industria. Hoy, como resultado inmediato de aquellos años, que se prolongaron con recetas neoliberales hasta hace poco, queda la imposibilidad a corto plazo, de más frecuencias y un tiempo de viaje más veloz. Pablo puntualiza: “Cuando la gente sabe que va a llegar el tren a la estación, se acercan con curiosidad. Es frecuente ver a los más grandes con niños para mostrarles el tren… ¿Qué es esto sino un estado semejante a la “resurrección” de algo que se sentía ya muerto?”.

Juan, mozo, me atendió durante la noche en el comedor: “Tengo 40 años de ferroviario, siempre en los coches comedor de larga distancia. Antes de la vuelta al tren en este servicio, y cuando esta línea no funcionaba, estuve destinado a otros servicios de Larga (distancia), que sí se conservaron activos. Tengo todos esos años de trabajador en el tren, y en el mismo puesto de atención al pasajero, pero con administraciones anteriores el coche comedor se encontraba totalmente concesionado y no era lo mismo que ahora”. Con pesar describe cómo antes, cada cuatros años, afloraba la angustia por su continuidad laboral, a lo largo de las concesiones y agravado por ser el único sostén de su familia, no obstante: “Es una tranquilidad muy grande ahora que la administración del comedor esté en manos de la Operadora Ferroviaria S. E. (SOFSE), sin intermediarios. Hoy lo que consume la gente le queda al Estado, y no se la llevan los privados”.

El bypass ferroviario: el tren vuelve a latir

Mi asiento es el N°17 del coche 410. Delante de mí una numerosa familia compuesta por una adolescente, dos niños de entre 8 y 11 años y una bebé con pañales. Verónica de 42 años y su esposo Alejandro, de 46, subieron con sus hijos al tren en la localidad de José C. Paz, rumbo a Villa Mercedes, su hogar, a unos 97 kilómetros de San Luis Capital.

Alejandro narra: “Nos mudamos a la provincia de San Luis hace unos años, por un laburo bueno que conseguí, y nunca más pudimos volver al conurbano, de donde soy. Todos los años sacamos el cálculo con Vero, mi señora, cuánto nos costaba en pasajes nada más y nos desilusionábamos. Es un tema de guita nada más, del costo del viaje en pasajes y comida, porque allí está toda mi familia y nos quedamos en su casa. Mi familia entera y ¡mis amigos de toda la vida! Siempre era lo mismo, como no tengo auto, ver cuánto costaba en micro o en avión, un delirio. ¿Cómo no querés que festeje que volvió el tren? ¡Lo festejamos todos los que estamos lejos de nuestros viejos, del barrio que nos criamos! Une familias el tren. ¿Sabes qué les molesta a muchos?: qué el tren es de todos”.

Los guardianes de las vías: La carga, las estaciones, y sus trabajadores resistiendo.

Me quedé con una frase: “el tren es volver a vivir”. De a poco te hermana con lo propio, con nuestro territorio, con sus paisajes, con el campo y la ciudad al mismo tiempo. Es una hermosa sensación de pertenencia que te invade el cuerpo y la mente, te trae algo del pasado, te deja pensando en el futuro, en que este crezca y sea próspero: en permitirnos volver a soñar.

La Laguna La Picasa extensa e imponente refleja el amanecer, los pastos, las casas, los galpones y los alambrados, mientras los pájaros vuelan sobre su agua detenida.  Sin pausa la escena luce con campos sembrados de verde intenso y la calidez de un dorado pincelado por las espigas de trigo. Así se va pintando el lienzo del viaje: con el horizonte desbordado en colores. Sueños renovados, nuevas esperanzas, esas que están latentes y que ayudan a reconstruir la memoria de los usuarios con cada tren que vuelve a recordar, y nos afirma que somos un país unido y federal.

Omar es el jefe de estación para el servicio de pasajeros de la empresa Trenes Argentinos Operaciones (SOFSE). Tiene más de 30 años de trabajador en el ferrocarril. Omar está acompañado por Elvio, el otro jefe de estación, pero de Trenes Argentinos Cargas.

Elvio: “Justo Daract es exactamente un pueblo ferroviario. Yo llegué a Daract porque me trasladaron en el 2000, pero me han transmitido los compañeros, sobre todo la gente con la que me tocó trabajar, que muchos ya se han jubilado como ferroviarios. Ellos me cuentan que este ha sido un pueblo que ha girado en torno al ferrocarril. Un taller ferroviario, tornos, máquinas de grandes dimensiones y fábricas en donde se realizaba todo para el sector. La reconstrucción de un vagón completo se hacía ahí. En cuanto al pueblo, tenemos la colonia ferroviaria, que antes eran todos ferroviarios, y todo era en base al desarrollo del ferrocarril, yo he llegado a comprobar que realmente era así. Hay una calle que se llama Juan B. Justo y todos sus negocios, absolutamente todos estaban ligados al ferrocarril. Cuando volvió el tren, ya hacía tiempo que se hablaba de eso, desde que se anunciaba, fue toda una ansiedad en la gente. Había consultas de toda clase, después se fueron viendo los resultados hasta hoy. La gente viaja en cantidad, el servicio que se provee es, hasta ahora, muy satisfactorio. Muy contentos tanto los pasajeros, como nosotros como empleados. Mucha nostalgia, muchos recuerdos. Sobre todo, los adultos. Yo vengo del sur de Córdoba, en los tiempos nuestros pasaba el “Sanrafaelino”, venía de Retiro a San Rafael (Mendoza), la verdad que solíamos ver tanta cantidad de gente, como hoy o tal vez más gente. Era muy lindo ver a la gente que esperaba el tren con tantas ansias. Soy de familia ferroviaria. Lo que te puedo contar es que mi padre estuvo como ferroviario 34 años, hasta que se vino el proceso de la privatización. Él la vio afuera, y después se jubiló. Realmente lo que nos transmitió mi padre, y él tenía también un hermano ferroviario, son recuerdos que no se pueden olvidar, y consejos útiles que hasta el día de hoy nos sirven para el desarrollo de nuestra carrera ferroviaria, para nuestro trabajo. Se ve la juventud que viene ingresando, se ve el entusiasmo que le ponen. Poder ver al pasajero hoy en día, y el gran beneficio que es no sólo para Daract, sino para toda la zona”.

Omar: “Es incalculable la importancia que tiene esta vuelta del tren. Lo relevante es el regreso del tren de pasajeros, en una ciudad que había quedado netamente vinculada solo al contexto de la carga. El movimiento diario de gente, los fines de semana que es cuando sale y llega el servicio es destacable, puesto que las economías familiares se movilizaron. Porque acá tenés negocios familiares, más que grandes empresas o grandes supermercados. Entonces tenés gente que está atenta y atienden con comida, con servicios, las remiserías. Y así se mueve un poco más de gente. Entonces es importante para la ciudad, porque ya sabemos que hasta marzo inclusive está prácticamente colmado, con la venta de pasajes. La parte turística se va a ver muy beneficiada con el tren. Yo soy de Mendoza, y también soy hijo de ferroviarios. De Daract te puedo contar que es un nodo importante y es una ciudad que se fundó alrededor del ferrocarril. Hoy en día la cantidad de trenes que circulan, y que llegan y nacen aquí en la carga es para destacar. Se suma el tren, y para mí como mendocino significa estar más cerca de casa porque por parte paterna mi papá ferroviario, y por parte materna mi abuelo y mis tíos fueron ferroviarios. Esto hace que hoy en día mi vieja, ya viuda, esté deseando que llegue el tren a Mendoza. Desde el año 86 que soy ferroviario, tuve etapas en el Estado, privatizaciones, y volver a ser Estado. Y desde estos últimos años, del 2014 hasta ahora estar en SOFSE Central me ha dado la posibilidad de recorrer muchas ciudades, muchos servicios regionales, de larga distancia y también locales. Por experiencia te puedo decir que la realidad que se vive en el interior no es la realidad que se vive en Buenos Aires. Los medios de transporte son muy caros para la gente del interior, en comparación con la Capital. 

El tren de larga distancia y regionales es un servicio federal que es indispensable para los pueblos, para las ciudades chicas, no para las grandes ciudades que tienen aviones o colectivos. Pero las ciudades chicas que conectan con el ferrocarril y que la ruta está a 10 o 5 kilómetros, ahí es el tema porque el colectivo muchas de las veces no entra al interior de ese pueblo o de esa ciudad chica. Son las personas las que tienen que salir, en cambio el tren sí pasa por esas ciudades. Mirá, acá en Justo Daract y en Mendoza también, teníamos llegando dos trenes desde Buenos Aires y saliendo dos trenes hacia Buenos Aires de pasajeros nada más. Más el tren que iba al sur de Mendoza, el de San Rafael, “El Libertador” se llamaba, también estaban “El Cóndor”, “El Aconcagua”, “El Sanjuanino” y “El Sanrafaelino”. Cuando no corría uno corría el otro. Entonces todos los días teníamos dos trenes pasando por acá por Justo Daract, era el recorrido y el viaje de mucha gente de más bajos ingresos, como hoy. Hoy nos pasa igual porque el tren le da acceso a viajar a muchas personas que no podrían hacerlo si no estuviera. El 22 de julio de 2022 es una fecha que no se olvida. Todos llorando, los que habían sido ferroviarios. Orgulloso, por mi viejo, por mi abuelo.

La claridad de la tarde se apaga y quedan guardadas en mi retina las miles de imágenes en una sola postal: el tren, la estación, su gente, sus emociones, sus historias y, sobre todo, el encontrarse, de la mano de aquellas personas que había conocido. El viaje era el premio de aquel día. El tesoro que me dejaba ese silencio maravilloso de la estación ya vacía, la magia de aquella vuelta icónica. El poder mirar para atrás. La presencia del horizonte con aquellos rieles que se proyectaban como un haz de luz, al final de una arboleda frondosa. Ese regreso y la alegría que traía a tantas personas, a tantas familias. Me llevo para siempre esos instantes  de un tren que, resurrección mediante, está más vivo que nunca.LATE.com

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