Un correo electrónico enviado desde Madrid a Manuel Vázquez, asesor y hacedor de negocios del ex secretario de Transporte Ricardo Jaime, dice así: “no es presentable que el pasado viernes aparezcan unos costes políticos que triplican el millón de dólares del que se había hablado”.El correo está escrito por Miguel Angel Lorente, un socio de Vázquez en España, con quien coordinaba una operación de cientos de millones de dólares por la venta de vagones y locomotoras entre el Estado español y el argentino. Lo que sigue es de una sinceridad brutal: “los costes políticos son o no son, pero no se improvisan al final”, reclama Lorente en el mismo mail. Este fragmento es sólo el principio de una cadena de cientos de correos a los que accedió Clarín en exclusiva, sobre el escandaloso proceso de negociación para la compra de material ferroviario que comenzó en 2005 y que tiene continuidad aún hoy.
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La información surge de las computadoras del propio Vázquez, cuyos archivos fueron examinados por la Justicia. Vázquez es un consultor experto en empresas fantasmas que asesoraba a Jaime y que fue designado oficialmente por el entonces secretario de Transporte para llevar adelante gran parte de las negociaciones. ¿Un detalle? Esa relación comercial entre Argentina y España para que nuestro país se provea de material ferroviario sigue vigente.
En nombre del kirchnerismo, Jaime encabezó el intento de mejorar el abandonado sistema ferroviario argentino. Hombre de extrema confianza del ex presidente Néstor Kirchner –de quien había sido funcionario durante su mandato como gobernador de Santa Cruz– en 2003 fue ubicado en una secretaría estratégica en cuanto al manejo de fondos, una de las áreas más ricas del Estado. Aunque estaba bajo la conducción formal del ministro de Planificación Julio De Vido, Jaime tenía línea directa con el fallecido ex presidente. Estuvo al frente de la repartición que distribuyó millonarios subsidios a las empresas de transporte desde 2003 hasta la derrota electoral del kirchnerismo en 2009. Fue entonces, cuando ya Jaime estaba siendo investigado por su sorprendente crecimiento econónico personal, cuando Kirchner decidió alejarlo del poder.
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El 14 de octubre de 2005, en el hotel Fonseca de Salamanca, el ex presidente Néstor Kirchner y el jefe de Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, firmaron un acuerdo de cooperación para la provisión de material ferroviario que ya había comenzado a acordarse casi un año antes a través de acuerdos entre el ministerio de Planificación argentino y el de Fomento español. El trato consistía en que las empresas estatales ferroviarias españolas, RENFE y FEVE, iban a proveer a Argentina de “material rodante disponible”, que sería refaccionado en talleres ferroviarios de nuestro país. Se trataba de un negocio entre Estado y Estado, que buscaba paliar la desastrosa situación de los trenes urbanos de Capital y Gran Buenos Aires, y de paso reactivar los talleres y recuperar algo de la mano de obra ferroviaria que se eliminó en la década del noventa.
Del lado argentino, la tarea de convertir las buenas intenciones en realidad fue encomendada a Jaime. Del otro lado del océano, decidieron que el trato estuviera a cargo de Expansión Exterior, una empresa pública española cuya tarea es fomentar el comercio exterior español.
En ese marco, Vázquez (en el nombre de Jaime) y su socio comenzaron a negociar. Y empiezan los intercambios de mails. El 29 de julio de 2005, por ejemplo, Lorente le escribe que habló con Juan Barba, director de Expansión Exterior, y que, según su relato, Barba le dijo: “que a ver si nos aclaramos tú y yo sobre los costes políticos, porque tú seguías diciendo que era parte del 11 por ciento que se había barajado al principio”.
Esa misma madrugada, Lorente había mandado sus quejas por los cambios en esos “costes”, es decir, por un repentino aumento de esos “costes”. En otra parte de su escrito, el consultor dice: “es difícil defender por mi parte la postura argentina, cuando se ponen sobre la mesa, por escrito y firmados por ti el día 22, esos cobros politicos desorbitados, de última hora y con facturas”.
Un mes y medio más tarde, el 13 de septiembre, Lorente se muestra más relajado y manda el siguiente correo electrónico: “Juan (por Juan Barba) ha sido muy amable en invitarme a sus oficinas. Fundamentalmente, me ha detallado algunas partidas agregadas en su mail:
* los fees de Cyaes-Caesa (50/50) que ascienden a 2.294.255 euros están incluidos en la partida ‘proveedores’”.
¿Qué quiere decir ese mail? “Cyaes-Caesa” es el nombre de la consultora que pertenece a Vázquez y Lorente. Quien mejor define esta sociedad es nada menos que Ricardo Jaime: en una carta con membrete oficial fechada el 13 de marzo de 2006, el ex secretario de Transporte consignó que “la empresa Controles y Auditorías Especiales tiene amplio conocimiento y antecedentes en adquisiciones de organismos gubernamentales y está autorizada a negociar la retribución de su gestión por cada operación y por cada proveedor local o internacional. Dicha retribución formará parte del costo final que pague el Gobierno”. Esa autorización firmada por Jaime revela que la empresa del asesor del funcionario cobraba comisiones que pagaba el Estado argentino. La carta estaba dirigida a Barba, el director general comercial y financiero de “Expansión Exterior”.
Si la Justicia sospecha que Vázquez pudo haber sido una de las personas que ayudó a quienes rodean a Jaime a tener más bienes que los que sus ingresos razonablemente permiten, se puede deducir que el ex secretario de Estado tenía mucho interés en conseguir que la empresa de su asesor cobrara comisiones por la operación que él comandaba para el gobierno argentino.
De los mails se infiere que tuvieron éxito en ese objetivo. El 17 de mayo de 2007, Lorente le escribe a Vázquez: “Querido Manuel, he recibido el abono de 1.021.433,87 euros de Expansión Exterior”. Es decir, que finalmente habían cobrado.
El asesor de Jaime le responde: “nuevamente repasemos nuestros benditos números, pero antes que nada demos gracias a Dios que estos bandidos finalmente nos entregaron los valores, aunque sea una parte”.
Y en ese mail se reparten, mano a mano, la escalofriante cifra de 2.364.500 euros. Habla de dar algo de ese dinero a “los amigos de aquí”. Después de ajustar los números del vamos y vamos, Vázquez termina escribiendo: “El saldo es para mí, para completar mi parte y la de los amigos”.(Fuente: Clarín)