No hay duda. Es la joya de la corona. El rey de las infraestructuras. En la capital, nadie se atreve a discutir el poderío al Metro. Un medio de transporte que es capaz de atravesar la ciudad de punta a punta en solo veinte minutos merece respeto. Mucho respeto. El suburbano madrileño se ha ido ganando poco a poco el corazón de sus usuarios. Lo que empezó como una modesta red que nació el 17 de octubre de 1919, entre Puerta del Sol y Cuatro Caminos, se ha convertido —noventa años después— en el medio de transporte más utilizado (dos millones de viajeros al día y 650 al año), al ser el más rápido y el más cómodo.
El Metro, además, es el nexo de unión del resto de las grandes infraestructuras de comunicación de la capital: las estaciones de tren de Atocha y Chamartín, así como la Terminal 2 y la T4 del aeropuerto, cuentan con una estación del suburbano en su interior. Esta perfecta vertebración permite a Madrid convertirse en la puerta de entrada y salida de Europa con América. No en vano, Barajas es el segundo aeródromo más grande del continente en volumen de pasajeros (solo por detrás de Heathrow) y el décimo del mundo. La inauguración de la T4 hace casi cuatro años vino a confirmar esta supremacía aérea.
Por lo que respecta a la Alta Velocidad, Madrid también vuela. Dentro de un mes se inaugurará la línea a Valencia, que se unirá a Sevilla, Córdoba, Málaga, Ciudad Real, Barcelona, Zaragoza, Huesca, Guadalajara, Segovia y Valladolid. La capital es el origen —o destino— de todos estos trayectos. El objetivo de Fomento es que todo el país esté conectado a través de la Alta Velocidad dentro de quince años. Madrid será su punto neurálgico. Por este motivo, la estación de Atocha se encuentra en plena fase de ampliación y modernización de sus instalaciones. Ahora acoge 16 millones de pasajeros al año. Está previsto que en 2025 llegue a los 35 millones. Chamartín también se prepara para el futuro, ya que un túnel —llamado «de la risa»— conectará ambas estaciones para que los AVE que salgan del sur de España puedan seguir hacia el norte a su paso por Madrid.
A vista de pájaro, el trazado de la Alta Velocidad española vendrá a asemejarse a un plano del Metro capitalino. Y es que las dimensiones del suburbano asustan. En los últimos quince años ha protagonizado sus dos mayores planes de ampliación. Con Ruiz-Gallardón como presidente de la Comunidad (1995-2003), la red llegó a ocho distritos periféricos, Ifema, Barajas. Además, se prolongó la línea 10 por las principales ciudades del sur de la región.
Desde 2003, Esperanza Aguirre ha emprendido la segunda gran expansión al construir 90 nuevos kilómetros y 90 estaciones. Gracias a ello, el 76,7% de la población de la Comunidad de Madrid tiene una estación a no más de 600 metros de su casa. El suburbano sigue batiendo récords. De momento, ya es el tercero más grande del mundo, tras el de Nueva York y el de París. (Fuente y foto: ABC.es)
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