Nota de Opinión
Por: Juan Carlos Cena (para Crónica Ferroviaria)
La Tribu es un asentamiento obrero, que data de antes de 1950 cuando hubo una corriente migratoria del campo a la ciudad por el efecto de la industrialización. Está ubicada detrás del depósito de locomotoras diésel y coches motores de Alta Córdoba de la Línea Belgrano.
Trabajé en ese depósito. Nos dividían, de este barrio, las vías y, a ellos, al asentamiento, la cervecería Río Segundo, otro ramal. Por nuestra relación con sus habitantes sabíamos que nadie quiere vivir en una villa llena de penurias e inundaciones.
Más de una vez salimos a socorrerlos por las crecidas, o bien padecimientos de salud; nuestro servicio médico, solidariamente, concurría sin preguntar nada. A veces traíamos a las madres con sus niños a nuestro Depósito. Eran tiempos de solidaridad.
Por otro lado, repito, insisto, reitero, nadie quiere vivir en una villa.
Leí en la página Crónica Ferroviaria comentarios anti solidarios, la verdad, de terror. Donde hemos caído. Es la deshumanización. Opinar así con un 32% de pobreza es patético.
Con este criterio deshumanizado hay que echarles la culpa a los 77 pasajeros que viajaban en el avión con jugadores, cuerpo técnico, tripulación y periodistas brasileros que se precipitó en Colombia dejando un tendal de 71 muertos y 6 sobrevivientes.
Deberíamos reflexionar, la diferencia de la solidaridad de los colombianos en Medellín por esta tragedia y la actitud ante la muerte de esta señora a la vera del ferrocarril.
Aunque moleste, y se que molestará, es como condenar a las mujeres víctimas de maltratos, violaciones y asesinatos.
Lo que no se dice, ni entiende, y se opina y mucho, es que las vías están en condiciones deplorables, no de hace poco tiempo, sino de años…
Por: Juan Carlos Cena (para Crónica Ferroviaria)
La Tribu es un asentamiento obrero, que data de antes de 1950 cuando hubo una corriente migratoria del campo a la ciudad por el efecto de la industrialización. Está ubicada detrás del depósito de locomotoras diésel y coches motores de Alta Córdoba de la Línea Belgrano.
Trabajé en ese depósito. Nos dividían, de este barrio, las vías y, a ellos, al asentamiento, la cervecería Río Segundo, otro ramal. Por nuestra relación con sus habitantes sabíamos que nadie quiere vivir en una villa llena de penurias e inundaciones.
Más de una vez salimos a socorrerlos por las crecidas, o bien padecimientos de salud; nuestro servicio médico, solidariamente, concurría sin preguntar nada. A veces traíamos a las madres con sus niños a nuestro Depósito. Eran tiempos de solidaridad.
Por otro lado, repito, insisto, reitero, nadie quiere vivir en una villa.
Leí en la página Crónica Ferroviaria comentarios anti solidarios, la verdad, de terror. Donde hemos caído. Es la deshumanización. Opinar así con un 32% de pobreza es patético.
Con este criterio deshumanizado hay que echarles la culpa a los 77 pasajeros que viajaban en el avión con jugadores, cuerpo técnico, tripulación y periodistas brasileros que se precipitó en Colombia dejando un tendal de 71 muertos y 6 sobrevivientes.
Deberíamos reflexionar, la diferencia de la solidaridad de los colombianos en Medellín por esta tragedia y la actitud ante la muerte de esta señora a la vera del ferrocarril.
Aunque moleste, y se que molestará, es como condenar a las mujeres víctimas de maltratos, violaciones y asesinatos.
Lo que no se dice, ni entiende, y se opina y mucho, es que las vías están en condiciones deplorables, no de hace poco tiempo, sino de años…
Mucho NO son solidarios. Gustavo lopez
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