Exterior
La empresa fletó autobuses de urgencia para atender a los afectados. «Es el comienzo de muchos días negros», anticipan los sindicatos
Renfe canceló ayer veinte servicios de ancho métrico (el propio de Feve) en el área central. A partir del medio día, las pantallas de las principales estaciones empezaron a anticipar las conexiones suprimidas, una información que no llegó a los apeaderos sin señalización electrónica ni megafonía. La compañía confirmó la supresión de doce frecuencias en el tramo Gijón-Oviedo-Trubia y ocho más en Oviedo-Laviana.
«Han sido por diferentes causas», informaron los portavoces de la empresa. «Se trata de un problema puntual, que hacía tiempo que no pasaba, y para el que se han puesto medios con los que dar servicio a los pasajeros», indicaron. A los usuarios con billetes para viajes de Gijón a Oviedo (o viceversa) se los invitó a utilizar los convoyes de ancho ibérico (los clásicos de Renfe), mientras que para las paradas de Parque Principado-El Berrón-Noreña-Sanz Crespo se contrataron de urgencia autobuses de Autos Sama en ambos sentidos.
Parte de los trenes no circularon por averías que el personal de talleres no pudo reparar a tiempo, según indicaron fuentes del sector. La mayoría sin embargo fue por falta de maquinistas, esto es, el mismo problema que generó más de un centenar de cancelaciones en el mes de junio.
«Aquello no se solucionó, solo quedó aplazado; entonces prometieron una serie de refuerzos de personal que no están llegando», señala Luis Blanco Junquera, presidente del comité de empresa de Renfe en Asturias. El sindicalista reconoce que en las últimas semanas se estaban produciendo «cancelaciones esporádicas, pero no lo de ahora». A juicio de Blanco Junquera, «estamos ante un momento álgido, el comienzo de muchos más días negros porque no tenemos maquinistas suficientes para atender el servicio; es una situación inaudita, volvemos a lo de junio».
Renfe está aplicando este año un segundo plan de reducción de personal, consistente en incentivar las jubilaciones. Entre mayo y junio nueve conductores causaron baja, una circunstancia que era conocida en la empresa, pero ante la cual no se reajustaron los cuadrantes. Aquella crisis provocó un profundo malestar en la región, con protestas de sindicatos, partidos, y clientes, lo que obligó al Ministerio de Fomento a mover ficha. Entre otras medidas, la dirección aplazó los descansos de los profesionales. Fuentes del sector señalan que ahora se está produciendo un nuevo desequilibrio entre descansos atrasados, vacaciones programadas, y jubilaciones negociadas.
«Esto te cabrea, por el tiempo perdido y porque por más que preguntamos, ni el propio personal de Renfe fue capaz de explicarnos lo que ocurría», indicó Liliana Rodríguez, una gijonesa que ayer quería utilizar el ferrocarril para acudir a Parque Principado (hoy Intu). «Nos dijeron que teníamos que estar a una hora concreta, pero el autobús no salió hasta veinte minutos después», completaba Carmen Barrera, otra afectada.
Información deficiente
«Había una viajera muy enfadada porque la dejaron tirada en El Berrón, nadie la avisó y llegó tarde al trabajo», contó Elena Fombona tras bajarse de uno de los autobuses de sustitución. Como queda dicho, el aviso de la incidencia se advirtió en las estaciones con pantallas, pero no en otros medios. En internet, el canal oficial de información del tráfico de Renfe por ejemplo no divulgaba problema alguno en Asturias salvo que por segundo día consecutivo los pasajeros del último Oviedo-Llanes debían hacer un transbordo en El Berrón por «incidencia técnica».
La cadena de problemas está sumiendo a la plantilla en el pesimismo. «Esto es un cierre perfectamente planeado», teme Luis Blanco. «La empresa negocia para el año que viene un nuevo plan de bajas, con una tasa de reposición del 60%; si ahora no tienes gente suficiente para mantener las frecuencias, es descarado que lo que pretenden es pegarle un hachazo a los servicios actuales».ElComercio.es
La empresa fletó autobuses de urgencia para atender a los afectados. «Es el comienzo de muchos días negros», anticipan los sindicatos
Renfe canceló ayer veinte servicios de ancho métrico (el propio de Feve) en el área central. A partir del medio día, las pantallas de las principales estaciones empezaron a anticipar las conexiones suprimidas, una información que no llegó a los apeaderos sin señalización electrónica ni megafonía. La compañía confirmó la supresión de doce frecuencias en el tramo Gijón-Oviedo-Trubia y ocho más en Oviedo-Laviana.
«Han sido por diferentes causas», informaron los portavoces de la empresa. «Se trata de un problema puntual, que hacía tiempo que no pasaba, y para el que se han puesto medios con los que dar servicio a los pasajeros», indicaron. A los usuarios con billetes para viajes de Gijón a Oviedo (o viceversa) se los invitó a utilizar los convoyes de ancho ibérico (los clásicos de Renfe), mientras que para las paradas de Parque Principado-El Berrón-Noreña-Sanz Crespo se contrataron de urgencia autobuses de Autos Sama en ambos sentidos.
Parte de los trenes no circularon por averías que el personal de talleres no pudo reparar a tiempo, según indicaron fuentes del sector. La mayoría sin embargo fue por falta de maquinistas, esto es, el mismo problema que generó más de un centenar de cancelaciones en el mes de junio.
«Aquello no se solucionó, solo quedó aplazado; entonces prometieron una serie de refuerzos de personal que no están llegando», señala Luis Blanco Junquera, presidente del comité de empresa de Renfe en Asturias. El sindicalista reconoce que en las últimas semanas se estaban produciendo «cancelaciones esporádicas, pero no lo de ahora». A juicio de Blanco Junquera, «estamos ante un momento álgido, el comienzo de muchos más días negros porque no tenemos maquinistas suficientes para atender el servicio; es una situación inaudita, volvemos a lo de junio».
Renfe está aplicando este año un segundo plan de reducción de personal, consistente en incentivar las jubilaciones. Entre mayo y junio nueve conductores causaron baja, una circunstancia que era conocida en la empresa, pero ante la cual no se reajustaron los cuadrantes. Aquella crisis provocó un profundo malestar en la región, con protestas de sindicatos, partidos, y clientes, lo que obligó al Ministerio de Fomento a mover ficha. Entre otras medidas, la dirección aplazó los descansos de los profesionales. Fuentes del sector señalan que ahora se está produciendo un nuevo desequilibrio entre descansos atrasados, vacaciones programadas, y jubilaciones negociadas.
«Esto te cabrea, por el tiempo perdido y porque por más que preguntamos, ni el propio personal de Renfe fue capaz de explicarnos lo que ocurría», indicó Liliana Rodríguez, una gijonesa que ayer quería utilizar el ferrocarril para acudir a Parque Principado (hoy Intu). «Nos dijeron que teníamos que estar a una hora concreta, pero el autobús no salió hasta veinte minutos después», completaba Carmen Barrera, otra afectada.
Información deficiente
«Había una viajera muy enfadada porque la dejaron tirada en El Berrón, nadie la avisó y llegó tarde al trabajo», contó Elena Fombona tras bajarse de uno de los autobuses de sustitución. Como queda dicho, el aviso de la incidencia se advirtió en las estaciones con pantallas, pero no en otros medios. En internet, el canal oficial de información del tráfico de Renfe por ejemplo no divulgaba problema alguno en Asturias salvo que por segundo día consecutivo los pasajeros del último Oviedo-Llanes debían hacer un transbordo en El Berrón por «incidencia técnica».
La cadena de problemas está sumiendo a la plantilla en el pesimismo. «Esto es un cierre perfectamente planeado», teme Luis Blanco. «La empresa negocia para el año que viene un nuevo plan de bajas, con una tasa de reposición del 60%; si ahora no tienes gente suficiente para mantener las frecuencias, es descarado que lo que pretenden es pegarle un hachazo a los servicios actuales».ElComercio.es
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