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A
pesar de ser más barato, seguro y sustentable que el camión, el transporte
ferroviario de carga en la región y el país no repunta, movilizando menos
tonelaje y representando apenas el 6 por ciento del total, contra un 93 por
ciento del automotor, y mucho menos que Brasil (30%) o México (25%).
Incluso,
si bien hace ya varias semanas fue promulgada por el Congreso la ley que
transfiere al estado la infraestructura de todo el sistema ferroviario, las
concesionarias que operan la red desde la década del '90, en nuestro caso
FerroExpreso Pampeano y Ferrosur, siguen esperando una clara definición del
gobierno sobre si podrán continuar o no en el negocio.
Conocida
es, al menos en el plano de las palabras, la voluntad de ambas empresas por
seguir captando cargas y contribuir al desarrollo ferroviario.
Según
cifras dadas a conocer por la Bolsa de Comercio de Rosario, el sistema
ferroviario de cargas no es considerado en los hechos una alternativa viable
para competir con el transporte de cargas en camión, lo cual requiere medidas
urgentes.
El
tren tiene un costo fijo elevado y para competir con el camión, que posee un
mercado desregulado, donde la tarifa se fija libremente y debe tener como
ventaja que se pueda ir de origen a destino en tren, por cuanto si deben
cambiar de medio de transporte, las empresas se inclinan por el camión, a pesar
de su elevado índice de siniestros y mayor tarifa.
Si
bien los especialistas sostienen que los números no cierran para el traslado de
cargas por camión cuando los cultivos están más alejados de las terminales
portuarias y que la ecuación económica resulta conveniente para los productores
que están a menos de 300 kilómetros de los puertos, los trenes de carga
continúan sin despegar.
Con
una distancia promedio de 500 kilómetros los costos del flete en tren podrían
ser hacia un tercio menores que los del camión, con lo que los ahorros
resultarían muy interesantes y mejorarían la competitividad del país.
Seguramente,
la merma en la participación de los ferrocarriles de carga está ligada a la
magnitud de las inversiones que se requieren para mejorar su prestación. Esto
hace pensar en que el camión seguirá reinando por bastante tiempo más, sobre
todo porque toda inversión estatal o privada, por más grande que sea, llevará
un tiempo antes de que entre en operación.
Mientras
el tren pierde cargas, el uso del camión colapsa la zona de los puertos del
Gran Rosario, de donde sale el 85 por ciento de las exportaciones (440 mil
camiones pasan por año) y en nuestra zona se genera también un fuerte impacto
en tramos de rutas que se encuentran en pésimas condiciones, por caso el Camino
de Circunvalación, aumentando el riesgo de accidentes.LaNueva.com
Parece que Randazzo no modificò nada
ResponderEliminarEsto debe revertirse cuanto antes. ¿No hay alguna autoridad que lo considere? Y mientras nosotros hagamos como el tábano. No debemos quedarnos callados.
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