Cartas de Lectores
Señor
Director de Crónica Ferroviaria
A
raíz de la Carta de Lectores del Dr. Jorge Alejandro Suárez Saponaro, publicada
por Crónica Ferroviaria en su última edición, considero oportuno complementar
aquí sus consideraciones y fundamentos. Creo necesario, pues, enfocar como
aplicación política institucional y ampliar los antecedentes expuestos en dicha
carta.
En
tal sentido, veo que la nueva Ley Ferroviaria insiste, equivocadamente otra
vez, en la concepción de una empresa nacional de un Estado anacrónico, que no
sirve ya al ciudadano argentino, conforme a las necesidades de movilidad y
desplazamientos de bienes y de la producción en todo el territorio nacional,
con economía de escala, tan propio de los tiempos que vivimos.
Es
oportuno, ante todo, señalar que el remanido criterio de legislar sobre modelos
de funcionamiento y de regulación del ferrocarril, ya perimidos, es un viejo
defecto legislativo nacional en esta materia. Esto parece ser una facultad
exclusiva de cada partido que ejerce el gobierno de la Nación y es la impresión
que se percibe en la actual Ley de Ferrocarriles.
Lo
más grave, es que su aplicación también resulta poco apta para el país que nos
toca vivir. Cabe observar en el texto de la Ley que se pretende continuar
desarmando lo que debiera ser una empresa integrada ya consolidada. Es como si
se tratara de “una estancia con varias quintas”.
En
tanto continúen las viejas estructuras y las antiguas normativas y regulaciones
ferroviarias, cambiando sólo siglas, misiones y funciones relativas al
ferrocarril y su modo de operar el servicio público ferroviario con controles
que no funcionan, se seguirán manteniendo pérdidas de recursos y deficiencias
funcionales con el consiguiente despilfarro del patrimonio público de la
Nación.
Prueba
de ello, es que desde la vieja Ley de Ferrocarriles, base de la Organización
nacional y del Estado Argentino, poco se ha innovado para lograr la eficiencia,
la mejora, la tecnología operativa de los servicios ferroviarios en el país.
Es
más, prevalece el sentido burocrático de su estructura funcional y, por si
fuera poco, su destinatario, el pueblo argentino está ausente todavía en este
sector de servicios públicos. Destaco un factor cultural muy significativo: el
ciudadano argentino carece del sentido propietario del ferrocarril. No se
considera dueño del mismo. Ello obliga a replantear integralmente la
organización y regulación de este medio de transporte.
En
estas páginas hemos planteado ya sobre la necesidad y factibilidad del modelo
federal para el nuevo ferrocarril argentino. Este concepto aplicado en nuestra
Nación resultará eficaz como modelo de organización integral para el
ferrocarril, pues permite eficientemente, por su modo estructural, la participación
de todos los actores necesarios, como lo dispone nuestra Carta Magna y porque
su vigencia ha demostrado ser el más eficaz modelo de nuestra organización
institucional.
Nación,
Provincias y comunidades debieran a corto plazo acordar y definir una nueva
organización del sistema ferroviario argentino para lograr un servicio público
federal y eficiente en todo el territorio argentino.- Atte.
Ing. Román Ballesteros