Nota de Opinión
Por: Héctor Fabián Ríos (*) (para Crónica Ferroviaria)
La “obra pública” es consecuencia de la intervención determinante de un sujeto público en su etapa de ejecución (por sí mismo o encomendándola a terceros) y en la recepción del resultado terminado.
La obra es pública porque la construye un ente público (aunque puede no ser pagada con fondos públicos, al menos directamente) y porque una vez terminada, ingrese o no al patrimonio de un ente público, será destinada al fin de interés público (satisfacción del bien común) que justifica su realización.
La obra pública -por diversos factores- es de fundamental importancia para un país. Las grandes obras que a lo largo de la historia se han desarrollado en Argentina han permitido dar conectividad, generar empleo, mejorar la calidad de vida de millones de familias, mejorar los costos logísticos y potenciar recursos estratégicos y esenciales para la soberanía nacional.
La evolución de la inversión en obra pública en los últimos años en relación con el PBI se muestra en el gráfico de abajo, como también su fuente de financiamiento. Se observa que la dinámica de la inversión en obras tiene momentos de mayor inversión y momentos en los que esa inversión se reduce.
Por otro lado, el financiamiento de la obra pública es uno de los puntos claves para su desarrollo. Las fuentes multilaterales – organismos globales y regionales – y las fuentes bilaterales – préstamos de China, fondos y bancos nacionales de países prestamistas – contribuyen a construir infraestructura estratégica y alivianan la restricción externa de Argentina, en función de que afectan recursos específicos.
(*) Gerente de Construcción