NOTA DE OPINIÓN
Por Juan Carlos Cena * y Elena Luz González Bazán *
MONAREFA (Para Crónica Ferroviaria)
No declamamos
los Derechos Humanos, hemos sido fieles al mandato de exigir justicia ante
todos los hechos aberrantes: durante todas las dictaduras, recomponiendo el
largo trayecto de una nómina dolorosa de 111 detenidos desaparecidos y
asesinados ferroviarios y ferroportuarios, entre 1975 y 1983. Reclamamos
justicia por Jorge Julio López, Mariano Ferreyra, los muertos y heridos en
todos los denominados accidentes ferroviarios y la masacre de Once, entre tantos
otros.
Hoy,
demandamos justicia por LEONARDO ANDRADA.
Leonardo fue
un experimentado ferroviario, un conductor de locomotoras que quedó, como otros
85.000 ferroviarios, en la calle, cuando el gobierno de Carlos Menem determinó
que ramal que paraba, ramal que cerraba. Realidad que hay que decirlo no se ha
modificado.
Su excelencia
laboral, junto a otros conductores, lo llevó a que durante el 2006 y 2007
fueran convocados al ferrocarril concesionado de la empresa TBA para volver a
conducir formaciones ferroviarias. Era la experiencia y la capacidad para el
oficio lo que hizo que estos resistentes de la huelga de 1991 y 1992 fueran
citados a trabajar en el ferrocarril, nuevamente.
Entregó la
formación antes de la masacre de Once, testificó con la verdad de su
conocimiento y discernimiento.
Leonardo era
un compañero que conocimos hace muchos años, estuvo cuando en el Centro
Cultural el Transformador, aquel 31 de julio del 2004, se conformó la Coordinadora Nacional
por la Recuperación
de los Ferrocarriles Argentinos que luego mudó como MONAREFA (Movimiento
Nacional por la
Recuperación de los Ferrocarriles Argentinos) el 9 de octubre
de ese año.
Desde
aquellos días es parte de nosotros…
Hoy, debemos
lamentar este desenlace…
No podemos
ser crédulos, tenemos grandes dudas sobre que su asesinato es producto de un
robo. Casualmente, en el robo no se llevan sólo el celular y luego se asalta la
casa.
Por eso,
porque su testimonio debe tener un peso sustancial para la causa, podemos
inferir que fue un asesinato cruel con cuatro tiros y uno de gracia.
Con Leonardo
compartimos asados donde el dolor por estar fuera de los ferrocarriles fue
parte de aquellas tardes de domingo en las famosas ¨galponeadas¨ (asados en el
día del ferroviario, actos conmemorativos, presentaciones de libros, que se
hacen en alguna casa o bien en los galpones ferroviarios).
También
compartimos la alegría cuando fueron reincorporados y dejaron de ¨correr la
coneja¨. En aquella tarde de domingo, cuando todos los reincorporados tenían
una alegría desbordante, le preguntamos que sentían volver al ferrocarril, uno
de los resistentes contestó: nada, porque nosotros no nos fuimos nunca… algo
que aprobaron todos…
Tenemos
dolor, un profundo dolor.
Los
ferroviarios se conocen hace mucho tiempo, Leonardo junto a otros compañeros
fueron parte de la
Seccional Castelar del Ferrocarril Sarmiento, un lugar
resistente de aquellas jornadas de 1991 y 1992.
Lo conocimos
y sabemos quién era…conocemos su compromiso con la lucha, su oposición al
cierre del ferrocarril, solidaridad y compañerismo.
Estamos
acostumbrados a que nos inunden con los panegíricos de figuras tanto de la
política y la farándula cuando mueren, en igual sintonía, siempre se es
consecuente con que se hable muy poco de los trabajadores.
Por ello,
nuestro compromiso para homenajear a Leonardo, y volver a exigir justicia,
porque hay responsables por su asesinato y porque esta masacre tiene demasiadas
víctimas y pocos responsables.
Han asesinado
a un imprescindible. Apuntaron bien…
Es como las
derrotas, que están huérfanas antes de nacer…