Con la puesta en marcha el 18 de diciembre de un cuarto eje de 438 kilómetros entre Madrid y Valencia, la red española de alta velocidad superará los 2.000 kilómetros, más que los 1.900 que ostenta Francia o los 1.300 de Alemania.
Blanco y el rey Carlos Gustavo posan junto a la máquina del AVE
A pesar de la crisis económica que sacude el país desde 2008, España, que quiere tener unos 7.000 kilómetros de vías hacia 2015, será pronto el número tres mundial de la alta velocidad, detrás de China (más de 3.500 kilómetros ya en servicio) y Japón, con unos 2.500 kilómetros.
El Gobierno socialista, que puso la alta velocidad como prioridad de las obras públicas, ve en esta expansión ferroviaria un "arma contra la crisis", explicó la semana pasada el ministro de Fomento, José Blanco.
Después del Madrid-Sevilla de 1992; Madrid-Valladolid, en 2007; y Madrid-Barcelona, en 2008, habrá costado más de 6.000 millones de euros construir la cuarta línea del AVE, que unirá la capital con Valencia, tercera ciudad española, en 90 minutos en lugar de las cuatro horas que se necesitaban hasta ahora.
Según el Gobierno, la costosa inversión será beneficiosa para el empleo, en un país en el que la crisis disparó la tasa de paro al 20% de la población activa. "Emblema de la modernización de España", el desarrollo de la alta velocidad "crea miles de empleos" y, además, "genera beneficio para el medioambiente porque permite moverse mas rápido emitiendo menos CO2 y contribuye a bajar los índices de siniestrabilidad en nuestras comunicaciones", destacó Blanco al presentar un estudio sobre el tema.
Este estudio, realizado por la sociedad de consultores Accenture, calcula en unos 136.000 los empleos creados directa o indirectamente por la línea de AVE y prevé una frecuentación anual de 3,6 millones de pasajeros. También calculó en 842.000 toneladas la reducción de emisiones de CO2 de aquí a 2016, gracias a la reducción del número de desplazamientos en coche o en avión.
Experto en política de transportes, Germa Bel considera, sin embargo, que "la apuesta" por la alta velocidad para España fue una "muy mala decisión", que resultó "sangrante" con el inicio de la crisis porque obligó a reducir otras inversiones.
El tren de alta velocidad representa una "inversión muy, muy pesada" y su rentabilidad "depende del número de personas que la utilizan", destacó el profesor de economía de la Universidad de Barcelona. Según Bel, las sumas consagradas a la alta velocidad podrían haber sido invertidas en "recuperar el retraso español en materia de tecnología e información" o para desarrollar el transporte de mercaderías.
En cualquier caso, 16 millones de personas utilizan cada año el AVE.
En la ruta Madrid-Barcelona, se ha entablado una lucha directa con el avión por el número de pasajeros, destacó el responsable de Renfe Julio Hermida Gayubas.
España se unirá a la red francesa y europea a través de dos pasillos: uno, en 2012, que pasa por el Mediterráneo, a través de Montpellier, y el otro, en ningún caso antes de 2020, por el Atlántico, vía Burdeos.(Fuente y foto: AFP)