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Una demora imprevista generó una cancelación que alteró a los usuarios de la formación ferroviaria. Los voceros, dieron a los pasajeros una opción algo cara: volver en micro o remís
Estas líneas deberían ir más allá de las anécdotas que siempre abundan a bordo de un tren. Que los vendedores de chipás son tantos que llevan a pensar si uno está en Asunción del Paraguay o en la Capital Federal. Que el aire acondicionado exagera en su función y los usuarios más preguntones llegaron a tener la respuesta de que “los ponen así para evitar la humedad y malos olores”. Que las puertas automáticas se abren como un telón armónico (electrónico) y llevan a pensar que los chinos no sólo son muchos, sino grandes inventores.
La cuestión es que el sábado, al atardecer, unos 2000 pasajeros estaban a punto de volver a las diagonales. Pero en el andén 12 de Constitución, así como subieron... se bajaron. Fueron “evacuados” todos los pasajeros, a los que no les quedó más alternativa que salir de la reformada cúpula y formar una fila interminable en la calle, a la espera de que llegue una opción económica que sugirió Trenes Argentinos: el ómnibus, al “módico precio” de $ 57. “Un dolor de muelas”, metaforizó Lucas, un periodista que volvía de su trabajo.
A través de la red social Twitter (la del pajarito veloz) la presidencia de la empresa informó: “Sin servicios. Le pedimos disculpas y aconsejamos buscar alternativas como colectivos o remís”.
El reloj del hall central seguía indicando 16.55 una partida que a esa altura era fantasmal, Siendo 17.15 había gente que, tozuda, quiso esperar a que “vuelva la luz”, porque la versión más común era que no había energía eléctrica.
La gente, antes de la cancelación, parecía como “sardinas”, apretujadas, ya que la capacidad del tren se había desbordado.
… Que problemas de señalización… Que problemas “operativos”… Que la electricidad…
Marcela, que llevaba una valija de tamaño considerable, se llevó por delante a un hombre. De paso, con las ruedas del equipaje lo “chocó” y le dejó un recuerdo más: “¡te dije permisooo!”.
De pronto, un guarda que viene abriéndose paso con el grito de “desalojen, por favor”. Ya no iban a salir trenes. Muchos le preguntaban y él no sabía qué respuesta darle. Era el único.
Quienes se iba en busca del micro salvador se tuvieron que bancar el segundo capítulo: una fila de dos cuadras.
Ayer, una fuente de Trenes Argentinos que consultó Hoy, develó el misterio: “fue una falla técnica en el KM 5 del ramal que afectó el tramo entre Constitución y Temperley, pero como no podían entrar formaciones a la cabecera (Constitución) afectó al ramal La Plata”. Textual. Ni siquiera una red social lo explicó. Ni por gentileza, aunque el trastorno ya estaba consumado.
El servicio volvería a las 18.30. Los avances superaron el escollo técnico. Pero en lo humano seguimos con demasiado retraso...DiarioHOY.com