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13 de noviembre de 2024

Ferrocarriles en América Latina, la vía hacia un futuro de transporte sostenible

América Latina

Redacción Crónica Ferroviaria

El Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe(CAF) mediante un comunicado sobre el transporte ferroviario, informa que la historia ferroviaria de América Latina comenzó en el año 1837, cuando se inauguró el primer ferrocarril del continente en La Habana (Cuba) y, a lo largo del siguiente siglo, se llegaron a construir 130.000 km de vía en los países de la región, conectando los puertos con el interior y atendiendo principalmente los comercios de exportación. Así, el ferrocarril transportaba el café de Brasil y Colombia, el salitre de Chile, el estaño de Bolivia y los granos y carne de Argentina.  

Estas líneas fueron desarrolladas principalmente por inversores privados que aplicaban sus propios estándares técnicos, sin consideración por la integración entre países o incluso dentro de cada nación. Esta fragmentación ha dejado una red ferroviaria con seis anchos de vía distintos en América Latina y una vocación clara hacia el transporte de mercancías para la exportación. Con el tiempo, y tras alcanzar su mayor expansión a principios del siglo XX, el ferrocarril fue perdiendo protagonismo frente al crecimiento del transporte por carretera.  

Hoy, las redes activas alcanzan apenas la mitad de los que llegaron a operar en su máximo histórico. Además, a diferencia de Europa o Asia, donde los trenes pueden llegar a cruzar las fronteras, en América Latina es difícil incluso la compatibilidad de circulaciones entre líneas ferroviarias de un mismo país. Esto eleva los costos y dificulta la competitividad del transporte ferroviario, tal y como pone de manifiesto el estudio realizado por CAF de Análisis de inversiones en el sector transporte terrestre interurbano latinoamericano a 2040. 

Sin embargo, en el horizonte de los ferrocarriles latinoamericanos, se adivina un nuevo amanecer por el que asoma una gran oportunidad de sostenibilidad y mitigación del cambio climático. Con el transporte siendo uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero, la transición hacia un sistema ferroviario moderno es fundamental. Numerosos proyectos en la región apuntan a aprovechar la eficiencia del ferrocarril para como una manera de mitigar el impacto ambiental del transporte. América Latina y el Caribe proyectan invertir más de 150,000 millones de dólares en infraestructura ferroviaria en los próximos años, con grandes proyectos en marcha en un buen número de países de la región. 

Para que estas inversiones sean efectivas, es fundamental que las políticas públicas impulsen una visión de largo plazo con criterios de sostenibilidad e integración regional. Las redes ferroviarias deben ser capaces de enfrentar el cambio climático y los fenómenos meteorológicos extremos que amenazan la infraestructura y la operación de los sistemas de transporte. También es imprescindible avanzar en aspectos clave como la intermodalidad con puertos y carreteras, y la interoperabilidad e integración de las líneas ferroviarias, y así promover corredores logísticos internacionales conectados y eficientes. 

Para lograrlo, el sector ferroviario en América Latina enfrenta desafíos significativos que, lejos de limitar su desarrollo, representan una oportunidad para transformar el sector en un pilar clave para la movilidad y la sostenibilidad en la región. El papel de bancos de desarrollo, como CAF, es fundamental para financiar y promover proyectos ferroviarios que respondan a las necesidades y condiciones de cada país. Como muestra, los Diálogos del Ferrocarril que se celebrarán en Santiago de Chile esta semana, pondrán de relieve no solo el papel de los ferrocarriles en la interconexión regional, sino también su potencial para contribuir a una economía más verde, eficiente y resiliente. 

Estos Diálogos, promovidos por CAF para impulsar el sector ferroviario en América Latina y el Caribe, ofrecen una valiosa oportunidad para el intercambio de experiencias y lecciones con países que ya han desarrollado sistemas ferroviarios avanzados, como España. Su experiencia en interoperabilidad, intermodalidad y resiliencia aporta conocimientos cruciales para América Latina. La adopción de estas prácticas no solo contribuirá a un ferrocarril más sostenible, sino también a una región más competitiva. 

Los ferrocarriles en América Latina tienen el potencial de ser mucho más que un medio de transporte. Son la clave para una región más integrada, inclusiva, sostenible y competitiva. Desarrollar un ferrocarril sostenible y conectado es un paso importante para hacer realidad esta visión, promoviendo la cooperación y el compromiso entre los países para un desarrollo ferroviario que potencie las oportunidades de crecimiento y contribuya a un futuro bajo en carbono para América Latina que le permita alcanzar los objetivos del desarrollo sostenible. 

5 de noviembre de 2024

Futuro y Retos de la Movilidad Urbana. Cambio Climático y Movilidad Sostenible: Un Imperativo Urgente

Nota de Opinión

Por: Joaquín Botella (Chief Technical Engineer - Railways)

Después de explorar el impacto del cambio demográfico en la movilidad urbana, es el momento de analizar uno de los mayores retos globales de nuestro tiempo: el cambio climático.

Las ciudades son responsables de una gran parte de las emisiones de gases de efecto invernadero, y la movilidad urbana juega un papel central en este problema.

El Transporte como Principal Emisor

El sector del transporte es responsable de aproximadamente el 25% de las emisiones globales de CO₂. En las ciudades, este porcentaje puede ser aún mayor, especialmente en aquellas donde el uso del coche privado es la norma. Por lo tanto, para hacer frente al cambio climático, un aspecto importante a considerar es la reducción de las emisiones del transporte urbano.

Transporte Público Electrificado: Una de las estrategias más efectivas es la electrificación del transporte público. Ciudades como Ámsterdam y Oslo ya están sustituyendo sus flotas de autobuses por vehículos eléctricos. Esta transición no solo reduce las emisiones, sino también la contaminación acústica y mejora la calidad del aire.

Micromovilidad Eléctrica: El uso de bicicletas y scooters eléctricos está en auge, especialmente para trayectos cortos. Estos vehículos no emiten gases contaminantes y ocupan mucho menos espacio que los coches, contribuyendo a descongestionar las calles.

Descarbonización y Nuevas Energías

Pero para lograr una movilidad verdaderamente sostenible, es necesario ir más allá de la electrificación y explorar otras fuentes de energía limpia.

* Hidrógeno Verde: La tecnología del hidrógeno verde se está posicionando como una alternativa prometedora, especialmente para el transporte de larga distancia y el transporte pesado. Países como Alemania y Japón ya están invirtiendo en infraestructuras para el uso de hidrógeno en el transporte público y de mercancías.

* Energías Renovables: La integración de energías renovables en el sistema de transporte, como la solar y la eólica, también es clave para reducir la dependencia de los combustibles fósiles.

Políticas Públicas para la Sostenibilidad

Las políticas públicas juegan un papel crucial en la transición hacia una movilidad más sostenible. Ciudades como Copenhague y Bogotá han implementado políticas de transporte que priorizan los modos de transporte sostenible sobre el coche privado.

* Zonas de Bajas Emisiones: Las zonas de bajas emisiones restringen el acceso de vehículos contaminantes al centro de la ciudad. Esto incentiva el uso del transporte público, la bicicleta y la micromovilidad.

* Peajes Urbanos: Ciudades como Londres y Singapur han implementado peajes urbanos para desincentivar el uso del coche privado en el centro de la ciudad. Los ingresos generados se reinvierten en el sistema de transporte público, mejorando su eficiencia y accesibilidad.

* Incentivos fiscales y ayudas para usuarios de transporte limpio y para empresas que implementen soluciones sostenibles. Algunas ciudades están explorando bonos de movilidad o descuentos en transporte público para quienes usen menos el automóvil.

El Papel de la Sociedad

La transición hacia una movilidad sostenible no es solo responsabilidad de los gobiernos y las empresas. Los ciudadanos también juegan un papel fundamental.

Adoptar hábitos de movilidad más sostenibles, como caminar, usar la bicicleta o el transporte público, es esencial para reducir nuestra huella de carbono.

En el próximo artículo, exploraremos cómo la revolución tecnológica está transformando la movilidad urbana, desde el uso del Big Data hasta la implementación de la inteligencia artificial en la gestión del tráfico.

¿Qué cambios crees que podríamos hacer en nuestras ciudades para lograr un transporte más sostenible? ¡Comparte tus ideas en los comentarios!

30 de octubre de 2024

Una nueva alternativa para la movilidad en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Nota de Opinión

Por: Pablo Bereciartua (Ministro de Infraestructura de C.A.B.A.)

En la Ciudad de Buenos Aires dimos un paso más para la descarbonización del transporte público de pasajeros. Hoy publicamos la licitación para adquirir los vehículos eléctricos para el primer trambús que circulará en Argentina y en la región. Este tipo de vehículos representan una alternativa y complemento a los sistemas de modos guiados con una inversión significativamente menor, sin emisiones de gases de efecto invernadero y sin ruidos.

Vamos a contar, en una primera etapa, con 20 trambuses eléctricos que se van a complementar con los minibuses eléctricos (Mini MUBE) que ya licitamos para reconectar el casco histórico de la la Ciudad y que van a empezar a circular en los próximos meses.

Estas nuevas alternativas de movilidad eléctrica forman parte de un plan integral de movilidad que tenemos en la Ciudad de Buenos Aires que ahora cuenta, además, con las 31 líneas de colectivo que circulan operan exclusivamente en la ciudad y fueron transferidas.

Con la transferencia de las líneas de la Nación a la Ciudad dimos un paso más en la autonomía de la Ciudad que está reconocida por la Constitución Nacional. A la transferencia del subte en 2012 ahora sumamos los colectivos. Son grandes avances que nos alientan a insistir en las cosas que todavía están pendientes como el Puerto de Buenos Aires, la Terminal de Ómnibus de Retiro y los ferrocarriles metropolitanos..

Muchos de los grandes desafíos que tienen las ciudades para los próximos años están relacionados con la manera en que los ciudadanos se mueven y tenemos que pensar soluciones en base a datos y evidencias. Por ejemplo, la demanda del sistema público de bicicletas para considerar nuevas ciclovías o la usabilidad de la red de subterráneos para modernizar el material rodante.

27 de noviembre de 2023

¿Por qué el sistema ferroviario de pasajeros de EE.UU es una sombra de lo que fue?

Exterior

Si tu idea de los viajes en tren -rápidos, fáciles, omnipresentes e incluso glamurosos- es la de películas como "Before Sunrise" o "Bullet Train" ambientadas en Europa o Asia, te sorprenderá saber que Estados Unidos fue en su día la superpotencia mundial en trenes de pasajeros. Con una extensa red transcontinental de más de 408.700 kilómetros de vías en su apogeo hace poco más de un siglo, Estados Unidos se movía en tren.

Hoy, el sistema ferroviario de pasajeros de EE.UU. es una sombra de lo que fue, con franjas de la red inutilizadas o cedidas al transporte de mercancías. A lo largo del siglo pasado, Estados Unidos desvió su atención —y sus inversiones— de los ferrocarriles de pasajeros hacia los viajes en automóviles y aviones.

Un tren de Amtrak en Baltimore, Maryland, EE.UU., el 30 de enero de 2023. El presidente Biden ayuda a iniciar un proyecto para reemplazar el túnel de Baltimore y Potomac, de 150 años de antigüedad, que se considera uno de los peores cuellos de botella que frena el tráfico del tren en el Corredor Noreste. (Crédito: Al Drago/Bloomberg/Getty Images)

Esto puede estar empezando a cambiar. Los esfuerzos por reactivar el ferrocarril en Estados Unidos han cobrado fuerza recientemente, en un contexto de reducción de las emisiones: a principios de este mes, el Gobierno de Joe Biden anunció que el Gobierno federal invertiría US$ 16.000 millones en mejorar la línea ferroviaria más transitada del país, el corredor noreste de Amtrak, que va de Boston a la ciudad de Washington.

Brightline, el único ferrocarril interurbano privado del país, inauguró en septiembre su línea de tren entre Orlando y Miami. El trayecto, de unas tres horas de duración, reduce en una hora el tiempo de viaje. California ha invertido mucho en una ruta de Los Ángeles a San Francisco.

Podría ser el momento adecuado para un renacimiento del ferrocarril. El movimiento sueco "flyskam", que se traduce como "vergüenza de volar", se ha extendido por todo el mundo entre las personas que quieren reducir su huella de carbono. El sector del transporte emite la mayor cantidad de gases de efecto invernadero de todos los sectores de EE.UU., y el Departamento de Transporte estadounidense ha afirmado que el ferrocarril podría desempeñar un papel esencial en la reducción de emisiones.

Viajar en tren no está del todo pasado de moda en Estados Unidos. Hoy en día, Amtrak es el principal proveedor de viajes interurbanos en tren; el sistema, propiedad del Gobierno, recorre casi 34.500 km de vías y opera en 46 estados.

Una pasajera camina con equipaje junto a un tren de alta velocidad TGV en los andenes de la estación Gare du Nord de París, el 7 de octubre de 2023. (Crédito: Miguel Medina/AFP/Getty Images)

Pero a Estados Unidos le queda mucho camino por recorrer, dicen los expertos, para alcanzar a países como Francia, Japón y China en lo que se refiere a trenes de alta velocidad y viajes en tren de gran alcance.

Auge y declive de los trenes estadounidenses

En el siglo XIX, los trenes revolucionaron la forma de viajar, y Estados Unidos fue pionero. Algunas de las mayores fortunas del país -las de JP Morgan, Jay Gould y Cornelius Vanderbilt, entre otros- se construyeron sobre las vías férreas. En la década de 1860, empresas privadas estadounidenses, con la ayuda de fondos públicos y concesiones de tierras, estaban construyendo el primer ferrocarril transcontinental del país. En 1869 conectó la red ferroviaria del este de Estados Unidos hasta San Francisco. En su momento, fue el ferrocarril más largo del mundo y ayudó a la población estadounidense a expandirse hacia el oeste, según escribió el experto en ferrocarriles Christian Wolmar en su libro de 2012 "The Great Railroad Revolution".

A cambio de subvenciones del Gobierno, se exigió a las compañías ferroviarias que ofrecieran servicio de pasajeros. Los viajes en tren se hicieron omnipresentes, señala Wolmar, y en la década de 1900 casi todos los estadounidenses vivían cerca de una estación de tren.

En la actualidad, gran parte de las vías ferroviarias que antes utilizaban los pasajeros las usan exclusivamente los trenes de mercancías, y para muchos estadounidenses viajar en tren ni siquiera es una opción. ¿Qué ocurrió entonces?

Aunque no hay una respuesta única, Yonah Freemark, director del área de Vivienda Justa, Uso del Suelo y Transporte del Urban Institute, declaró a CNN que una de las principales razones de la pérdida de popularidad de los trenes de pasajeros fue que el país desvió su atención hacia un medio de transporte más moderno y llamativo: los automóviles.


Una larga fila de contenedores de carga pasa bajo una carretera en Compton, California, EE.UU., el martes 2 de agosto de 2022. (Crédito: Bing Guan/Bloomberg/Getty Images)

Según Freemark, el Gobierno estadounidense empezó a animar a los estados a invertir en autopistas en la década de 1920. Esos esfuerzos se aceleraron bajo la presidencia de Dwight D. Eisenhower.

De acuerdo con el sitio web del Senado de Estados Unidos, que ofrece un historial de la legislación, el interés de Eisenhower por el sistema de autopistas estadounidense se remontaba a su participación en el primer convoy motorizado a campo traviesa del Ejército en 1919. Ello le permitió conocer de primera mano la mala calidad de las carreteras estadounidenses. En su mensaje sobre el Estado de la Unión de 1954, propuso un sistema de autopistas interestatales, que justificó como un programa de defensa nacional. Las autopistas servirían para transportar tropas y evacuar ciudades en caso de ataque nuclear.

Aunque el fomento gubernamental de los viajes por autopista no fue un fenómeno exclusivamente estadounidense, "la diferencia entre Estados Unidos y otros países es que EE.UU. esencialmente permitió que las compañías privadas de ferrocarril de pasajeros desaparecieran poco a poco hasta convertirse en irrelevantes", afirma Freemark.

"Creamos un entorno en el que era difícil para el ferrocarril competir con el automóvil", añadió.

Paul Hammond, historiador y director ejecutivo del Museo del Ferrocarril de Colorado, afirma que la mala sincronización también influyó. Después de la Segunda Guerra Mundial, las compañías ferroviarias invirtieron grandes sumas en equipos más modernos, justo cuando el baby boom de la posguerra y la vida suburbana ganaban popularidad. Según Hammond: "Los ferrocarriles invirtieron mucho dinero en modernizar la red de pasajeros justo en el momento equivocado".

El Gobierno se hace cargo de Amtrak

A principios de la década de 1970, el servicio ferroviario de pasajeros se había convertido en un lastre para las empresas privadas debido a la escasez de viajeros, el deterioro de las infraestructuras y la creciente competencia del automóvil y el avión.

En 1970, el presidente Richard Nixon firmó la Ley de Servicios Ferroviarios de Pasajeros, que eliminaba el requisito de que las compañías ferroviarias privadas prestaran servicios de pasajeros. El Gobierno estadounidense creó Amtrak.

Aunque la organización es mucho más pequeña que las agencias gubernamentales similares de muchos países extranjeros, Amtrak presta servicio a más de 20 millones de pasajeros al año.

Viajeros hacen fila para abordar los trenes Amtrak dentro de la sala de trenes Daniel Patrick Moynihan en la estación Pennsylvania antes de las vacaciones de Acción de Gracias en Manhattan, en la ciudad de Nueva York, Nueva York, EE.UU., el 21 de noviembre de 2023. (Crédito: Mike Segar/Reuters)

Pero muchos pueblos y ciudades estadounidenses han perdido el acceso a los trenes de pasajeros. Desde 1971 se han abandonado algunas rutas, principalmente en estados del medio oeste como Indiana y Ohio, según los mapas de rutas facilitados por la Oficina de Estadísticas de Transporte.

Además, Amtrak tiene poco control sobre los retrasos en la programación y el mantenimiento de las vías, ya que más del 70% de las vías por las que circula son propiedad -y están compartidas- con empresas privadas de transporte de mercancías.

La asequibilidad de Amtrak también plantea un problema, según Freemark. "Cobran precios mucho más altos que en otros países con un servicio mucho mejor", afirma.

Sin embargo, algunas mejoras están en camino. A principios de noviembre, el Gobierno de Biden anunció planes para mejorar el corredor noreste de Amtrak, la ruta más utilizada del sistema.

Los fondos federales se destinarán a la seguridad de los trenes, la ampliación de la capacidad para más pasajeros y la sustitución de infraestructuras anticuadas, incluido un túnel ferroviario de Baltimore que se inauguró cuando Ulysses S. Grant era presidente.

"Sé lo mucho que importa", dijo Biden, que hizo famosos viajes en Amtrak entre la ciudad de Washington y su casa en Delaware a lo largo de su carrera en el Senado.

Aunque el Corredor Noreste de Amtrak introdujo en el 2000 trenes que podían viajar hasta a 240 km/h, la organización está aún lejos de los trenes de alta velocidad que circulan a más de 200 km/h en China y Japón. La mayoría de las empresas privadas que comparten las vías con Amtrak dudan en interrumpir sus operaciones para permitir las actualizaciones, dijo Freemark.

También influye la falta de voluntad política. "El compromiso del Gobierno federal de invertir en líneas ferroviarias de alta velocidad ha sido, en el mejor de los casos, limitado", afirma Freemark.

¿Podrán volver los trenes de pasajeros?

Es poco probable que los viajes en tren recuperen el terreno perdido. Desde la era del dominio ferroviario en Estados Unidos, el país ha crecido y se ha extendido.

Un objetivo realista sería construir sistemas ferroviarios que unieran las principales áreas metropolitanas con conexiones económicas, emulando el Corredor Noreste de Amtrak, afirma Robert Puentes, CEO del Eno Center for Transportation, un grupo de reflexión sin ánimo de lucro.

"No se trata de un escenario del tipo 'si lo construyes, vendrán'", afirma Puentes. "En realidad, se trataría de satisfacer una necesidad".

Puentes dijo que un buen ejemplo de una conexión ferroviaria de alta velocidad potencialmente exitosa sería entre Los Ángeles y San Francisco. "Son dos áreas metropolitanas con una conexión económica muy fuerte entre ellas; la gente viaja allí todo el tiempo, y es más o menos la distancia adecuada para el ferrocarril frente a la aviación", dijo.

Pasajeros suben a un tren Brightline a West Palm Beach en la estación de Fort Lauderdale el 27 de febrero de 2023 en Florida. La red ferroviaria de alta velocidad de propiedad privada planea una ruta de Los Ángeles a Las Vegas. (Crédito: Carline Jean/South Florida Sun Sentinel/Tribune News Service/Getty Images)

Sin embargo, aunque California ha invertido mucho en la ruta, está tardando más de lo previsto inicialmente.

Las empresas privadas también han intentado llenar el vacío.

Brightline dijo que ha recibido a millones de pasajeros a bordo de sus trenes del sur de Florida y anunció planes para poner la primera piedra de otro ferrocarril de pasajeros entre Los Ángeles y Las Vegas.

Otras empresas privadas, como Dreamstar Lines, con sede en California, intentan devolver el romanticismo a los viajes en tren. La empresa anunció sus planes de construir un tren nocturno de lujo que circulará entre Los Ángeles y San Francisco.

Los coches dormitorio de Amtrak existen desde 1979, pero a principios de este año inició un proceso para sustituir y actualizar su flota de trenes nocturnos por primera vez en cuatro décadas.

"Creemos en el futuro de nuestro servicio de larga distancia y esperamos mejorar la experiencia del cliente en toda la red de Amtrak", declaró en enero el presidente del consejo de administración de Amtrak, Tony Coscia.

Uno de los retos de la revolución ferroviaria será convencer a los estadounidenses de que se suban a los trenes en lugar de viajar en los automóviles a los que se han acostumbrado durante generaciones.

"La gente no está acostumbrada a viajar en tren en Estados Unidos", dijo Freemark. Fuente: CNN.com

9 de febrero de 2023

La hora de una reparación histórica para los ferrocarriles argentinos

Nota de Opinión

Por: Fernando Vilella y Claudio Molina (para el Diario La Nación)

Las altas emisiones de gases de efecto invernadero ha generado un cambio climático persistente en el mundo que se manifiesta en el calentamiento global; la toma de conciencia del mismo instaló un nuevo paradigma energético para todas las actividades, dentro de ellas para el transporte, uno de los grandes responsables del citado proceso.

Actualmente el transporte por ferrocarril resulta muy eficiente en términos ambientales y de protección de la salud humana, hasta el punto que entidades como el Banco Mundial, que financiaron fuertes racionalizaciones de ferrocarriles en el pasado, hoy promueven su uso.

El paradigma de la década del sesenta consideraba al ferrocarril como un transporte vetusto, que debía dar paso a otros modos, como el automotor y el aéreo. Este proceso fue rápido y creciente, de manera que el ferrocarril fue perdiendo participación en el transporte de personas y de cargas, tanto en el mundo como en la Argentina.

En ese momento, la cuestión del cambio climático global no estaba instalada como un problema importante para la humanidad, por ende, la misma no era abordada por los tratadistas de entonces, salvo excepciones. Daba lo mismo sustituir un transporte amigable con el medio ambiente -ferrocarril/tranvía- por otro mucho menos limpio -como el transporte automotor-.

Y como si esto fuera poco, se estaba produciendo una transición tecnológica, donde resultaba indiscutible que la motorización a vapor cediera definitivamente su lugar a las motorizaciones diésel eléctrica y eléctrica propiamente dicha. Como efecto colateral negativo de este proceso, se reducía significativamente la demanda de puestos de trabajos en el ferrocarril .

El uso del ferrocarril se acentuó para el transporte a más largas distancias, principalmente de cereales y oleaginosas, algunos productos agroindustriales a granel, productos de la minería y áridos en general, pero ello estuvo muy lejos de revertir las tendencias de tráfico.

En nuestro país, la participación ferroviaria en el caso de transporte de cargas llegó el año pasado a un 4,4 % en toneladas y a un 6,3 % en tonelada-kilómetros aproximadamente, hecho por cierto insostenible. Observa Pablo Martorelli, presidente del Instituto Argentino de Ferrocarriles, que, dado que el ferrocarril no está presente en muchas zonas productivas demandantes de transporte de cargas, en los lugares donde sí está presente, puede participar entre un 10 y 25% del total de las cargas que allí se generan, según los casos. Pero el promedio ponderado de participación es el citado al inicio, o sea, arroja un resultado extremadamente bajo.

Según el Observatorio Nacional de Datos de Transportes, Centro Tecnológico de Transporte, Tránsito y Seguridad Vial, Universidad Tecnológica Nacional, la máxima carga ferroviaria histórica en la Argentina, se obtuvo durante 1927, con poco más de 44 millones de toneladas. Luego comenzó a declinar significativamente el tráfico, aunque la elección del ferrocarril para las distancias más largas permitió suavizar la caída mencionada en términos de toneladas-kilómetros registradas. Según la misma fuente, en 1944 se registró la participación ferroviaria de carga más alta en términos de miles de tonelada-kilómetros, con 17.744.000. Este máximo coincide con uno de los picos históricos en la superficie y producción de trigo y del récord en la exportación de carne vacuna.

La caída de la producción de granos a partir de 1930 por políticas nacionales e internacionales que llegan a valores mínimos a comienzos de los 60 son parte del escenario donde se cuestiona al ferrocarril como medio de transporte.

Desde 1948 a la fecha, existieron varias restructuraciones en la actividad ferroviaria, entre ellas, las que ocurrieron con la creación de la Empresa de Ferrocarriles del Estado Argentino en 1956, la registrada durante 1961 –en el que se llevó a cabo la consultoría internacional conocida como Plan Larkin, que dejó una marca indeleble a lo largo del tiempo y contribuyó activamente al desguace de nuestro ferrocarril-, la relacionada con la reorganización de la citada empresa que pasó a denominarse Ferrocarriles Argentinos desde 1968/69, la vinculada con el Plan de Mediano Plazo de F.A. de principios de los setenta –a cargo de la francesa Sofrerail-, la correspondiente al Segundo Plan de Mediano Plazo de fines de los setenta, la producida con los intentos privatizadores del Gobierno de Raúl Alfonsín, la registrada con los cambios de tipo disruptivo acaecidos durante el Gobierno de Carlos Menem, la establecida por la gran cantidad de reformas de los 2000, a través de las leyes 26.352 y 27.132.

El amplio territorio de la Nación, caracterizado por la existencia de largas distancias entre las poblaciones más importantes ubicadas fuera del Área Múltiple Buenos Aires, y una economía que tiene en la actividad agropecuaria y agroindustrial, su motor más importante, además de la creciente participación de la minería, requiere contar con un ferrocarril eficiente, tanto en extensión, conectividad, como en calidad de los servicios prestados. Es importante destacar que desde los 60 solo la producción de granos pasó desde 20 millones de toneladas a 140 millones (2021/2022), o sea, se multiplicó por siete, y las exportaciones agroindustriales pasaron de 7 a unos 90 millones, multiplicando por casi trece.

La red llegó a tener casi 44.000 kilómetros de vías férreas normales y poco más de 3000 kilómetros de ramales económicos industriales, forestales, etc. Actualmente tiene alrededor de 37.000 kilómetros, pero solo aproximadamente 18.700 kilómetros están activos, incluyendo las vías férreas de tránsito urbano de pasajeros. Dos terceras partes de la carga anual transportada por ferrocarril en el país, se realiza en menos de 3000 km, o sea, que el uso de la red es bajísimo.

Aquélla presenta una gran cantidad de problemas, a pesar de las importantes inversiones que se han realizado durante los últimos años, entre ellos:

a) Baja densidad de tráfico, tanto en cargas como en pasajeros, en este último caso, en medianas y largas distancias. Este problema se constituye en una importantísima debilidad de todo el sistema, además de la detallada en el punto siguiente.

b) Pronunciada desactualización de las tarifas, principalmente en el transporte de pasajeros, imperfección agravada por la existencia de un contexto de muy alta inflación, que, en conjunto a los bajos volúmenes de carga registrados, generan fuertes quebrantos (por más que se haga una evaluación social de los mismos) y por ende, un coeficiente de explotación muy superior a uno, creciente con el paso del tiempo, y récord histórico.

c) Presencia de una orientación manifiesta de las vías hacia los puertos de Buenos Aires, Bahía Blanca, Rosario y Santa Fe, limitando así el desarrollo del transporte de bienes no destinados a la exportación vía Atlántico. Por ende, las conexiones trasversales existentes son escasas;

d) Existencia de una variedad de trochas, poco funcionales;

e) Proliferación de ramales redundantes, que se instalaron no para procurar un armónico desarrollo territorial, sino por la existencia de una irracional competencia entre capitales extranjeros privados previos a la nacionalización;

f) Alta obsolescencia de la infraestructura, con abundancia de vías de bajo peso por eje –menores a 20 tns.-, asentados en balasto de tierra, cuya vida útil ha sido superada ampliamente, facilidades logísticas en creciente mal estado, y cruces ferroviarios que no son los adecuados en muchos casos para el creciente aumento poblacional;

g) Deficiencias habituales en varias playas de maniobras y clasificación, que hacen muy lento y confuso el tránsito de los trenes de carga que no sean organizados en operativos de punta a punta.

h) Importante presencia de material rodante obsoleto y/o mal mantenido, incluso muchas veces escaso. En el caso de la prestación de servicios suburbanos de pasajeros, es este un factor de enorme importancia, que atenta contra la calidad de los mismos.

i) Crecientes problemas de seguridad, en sus distintas dimensiones.

j) Cronogramas de servicios de pasajeros inadecuados, sea por elevados tiempos de tránsito, y/o por falta de frecuencias en muchos lugares –no solo los más relevantes-, principalmente en épocas de alta demanda.

k) Condiciones de trabajo muy deterioradas en no pocos casos.

l) Elevada dependencia de las importaciones para infraestructura y material rodante, con existencia de muy bajos incentivos a la innovación por parte de la industria ferroviaria nacional.

m) Falta de actualización de una buena cantidad de regulaciones dentro de la actividad –hecho que las tornan obsoletas-, en sus distintas dimensiones.

n) Deficiente coordinación entre todos los actores de la cadena de valor de los ferrocarriles argentinos.

Ferrocarriles Argentinos Sociedad del Estado -FASE- es una empresa que fue creada por la Ley 27.132 pero prácticamente estuvo inoperante hasta febrero de 2022. Con la nueva gestión iniciada en dicho mes, paulatinamente fue asumiendo el rol estratégico que le ordena esa norma, al constituirse en el nexo del sector ferroviario en su conjunto, con el Ministerio de Transporte y dentro de él, con la Subsecretaría de Transporte Ferroviario. Fue así que FASE comenzó un proceso de gestión positiva y relevante, potenciado el trabajo del solvente equipo técnico y gerencial que posee.

El equipo técnico de la Subsecretaría de Transporte Ferroviario que conduce Agustín Special, venía desarrollado un importante plan de obras ferroviarias, el que se está potenciando con la articulación que lleva adelante el equipo de FASE y que será incluido de manera principal en el alcance de las obras que deriven de Reparación Histórica de Ferrocarriles Argentinos, proyecto de una importancia trascendental para el país, que es de esperar ingrese para su tratamiento en el Congreso de la Nación, muy pronto. En este sentido, sería ideal que la iniciativa sea presentada por un grupo de diputados del oficialismo y de la oposición en su conjunto, para fortalecerla como política de Estado ajena a los intereses de un solo espacio político.

El Sindicato La Fraternidad que conduce el señor Omar Aristides Maturano, ha exteriorizado su respaldo a la citada iniciativa, mientras La Unión Ferroviaria, sindicato conducido por el señor Sergio Adrian Sasia, en el mismo sentido apoya el desarrollo de una política de Estado en materia de ferrocarriles argentinos de largo plazo, instrumentada por ley. Los restantes sindicatos que tienen la representación de los trabajadores ferroviarios en el país, coinciden también con esa necesidad.

La red ferroviaria nacional debe ocupar todo el territorio y presentar un alto grado de conectividad, no solo hacia los puertos, sino también de manera trasversal y con los países limítrofes. La Constitución Nacional, en su artículo 75, inciso 18, al establecer la “Cláusula del Progreso”, otorga un fuerte sustento jurídico a esta definición estratégica.

Para ello, dicha red debe ser rediseñada con la participación de una comisión ad hoc, integrada por distintas áreas de estado de la Nación, provincias, universidades, trabajadores, entidades de la sociedad civil especializadas, etc., y aggionarse así a los requerimientos actuales y futuros de la demanda de transporte de pasajeros y cargas, como así también, a los requerimientos de desarrollo territorial. Un elemento importante es que la red fue diseñada cuando los mercados principales de nuestra bioeconomía, minería y energía tenían como destino los mercados atlánticos, hoy se centran en Asia, con lo cual es importante implementar corredores ferroviarios activos a través de Chile.

Como mínimo, deben ser intervenidos alrededor de cuarenta y cinco corredores ferroviarios, por un total de aproximadamente 19.000 kilómetros, al tiempo que el resto de la red debe ponerse paulatinamente en condiciones, atento se aporte al desarrollo territorial. Resulta imperioso concretar obras trascendentes, como la Circunvalar de Rosario, en cuyo proyecto, la Bolsa de Comercio de Rosario y otras entidades y/o profesionales de los sectores público y privado han tenido una participación significativa.

Esos objetivos se lograrán a través de la sanción, promulgación y reglamentación de la antes citada “Ley Nacional de Reparación Histórica de los Ferrocarriles Argentinos”, que se constituirá en una política de Estado a cuarenta años, dividido en un tramo inicial de diez años para el desarrollo de la infraestructura y material rodante, y los restantes treinta, para la concreción de inversiones que permitan la consolidación de la recuperación de participación relativa de los ferrocarriles en el transporte argentino.

El proyecto de obras de infraestructura que realmente se defina en ese marco regulatorio, con base en el trabajo antes citado desarrollado en el seno de la Subsecretaría de Transporte Ferroviario, debe implementarse a lo largo de diez años, y además, en ese período como así también en los treinta años siguientes –hasta completar cuarenta años desde la reglamentación de esa ley-, debe invertirse activamente en material rodante, nodos logísticos, puertos, playas de intercambio robotizadas y facilidades asociadas -para fomentar el intermodalismo y facilitando el cambio de trochas, contando en todos los casos con la consiguiente promoción de inversiones-, capacitación de recursos humanos, maximización de la seguridad de las operaciones –cuestión relevante toda vez que el objetivo es que el ferrocarril tenga una paulatina mayor participación entre todos los modos de transporte-, promoción de la industria ferroviaria nacional en un marco de innovación tecnológica, asistencia a la reconversión del transporte automotor de pasajeros y de cargas, etc., tópicos todos ellos que deben formar parte de la citada iniciativa legislativa. En otras palabras, la ley nacional que nos trata debe tener un alcance mucho mayor que el asociado a obras de infraestructura y material rodante.

Una parte importante del financiamiento requerido para cumplir con una ley nacional como la citada, debe provenir de la reasignación de partidas presupuestarias actuales asociadas a la inversión pública y/o a gastos corrientes, como así también, del crecimiento de la recaudación derivado de la suba futura del PBI en términos per cápita, al tiempo que las provincias que adhieran deberán asumir una parte de dicho financiamiento, ya que la Nación no puede hacerlo todo. Además, será fundamental la participación privada de riesgo, como el caso del “Acceso Abierto” y de la construcción y explotación de nodos logísticos y puertos.

El modelo de gestión ferroviaria más eficiente para nuestro país, debe establecer la separación vertical de la infraestructura, las operaciones de cargas y de pasajeros (como lo definió la Ley 26.352), y la complementación de la iniciativa público – privado, a través de la figura del “Acceso Abierto” –Open Access-, prevista en la Ley 27.132 y que debe ser objeto de una profunda, ecuánime, rápida y razonable reglamentación, para facilitar las necesarias inversiones privadas de riesgo. Pero es necesario optimizar todo el trabajo que actualmente se lleva adelante, para que los máximos estándares de eficiencia sean concretados en la práctica.

El “Acceso Abierto” no puede seguir esperando, al tiempo que no debe limitarse a gestión de cargas y pasajeros, sino también que debe alcanzar en su caso, a la infraestructura y facilidades conexas. El desarrollo de nodos logísticos representa una excelente oportunidad para potenciar la reconversión del transporte automotor de cargas.

En las próximas cuatro décadas, en el marco del nuevo paradigma ambiental que transita el mundo, la participación mínima del transporte ferroviario de cargas, debe llegar a un 40%, con alta incidencia del intermodalismo. Para ello, los ferrocarriles argentinos deberán crecer en su participación anual promedio, más que proporcionalmente que el crecimiento que presente nuestro Producto Bruto Interno.

La utilización de energías limpias para la movilidad de los ferrocarriles argentinos deberá ser prioritaria.

En la práctica, la pérdida de participación de nuestros ferrocarriles con relación al total de cargas transportadas representa un significativo aumento en el consumo de combustible diésel, proceso asociado a una mayor contaminación y a mayores problemas en materia de salud pública, como así también, en el elevado nivel de vidas humanas que se pierden por siniestralidad, en un importante deterioro del desarrollo territorial, en la contaminación sonora, en la congestión vial, y en los costos de los fletes de mercancías para distancias superiores a 350 kilómetros -salvo excepciones-, entre otros efectos colaterales negativos.

Los subsidios a los servicios ferroviarios que eventualmente sean otorgados por el gobierno nacional deberán dirigirse a la demanda directamente, o sea, a usuarios que necesiten de manera imprescindible dichos servicios y no tengan poder adquisitivo suficiente para soportar las tarifas vigentes. Jamás deben otorgarse a la oferta, para evitar así distorsionar las reglas de mercado.

Por todo lo expuesto, el presente año podría ser de grandes definiciones en la materia. El país necesita una discusión legislativa profunda, razonable, que no ceda a lobbies instalados que operan en sentido inverso, y que al mismo tiempo, logre mayorías calificadas, para lograr así que esta política de Estado sea una realidad, no solo en la teoría, sino que posteriormente sea implementada exitosamente.

La Argentina necesita inaugurar a la brevedad la décima etapa ferroviaria de la historia…

Sobre los autores: Fernando Vilella es director del Programa de Bioeconomía de la Fauba y Claudio A. Molina es analista en Bioenergías y Ferrocarriles

24 de agosto de 2022

Alstom anuncia el inicio del primer servicio de pasajeros operado por hidrógeno

Empresas

Redacción Crónica Ferroviaria

La empresa Alstom informa que se enorgullece en anunciar el primer tren de hidrógeno del mundo, el Coradia iLint, que alcanzó hoy otro hito histórico en Bremervörde, Baja Sajonia, Alemania. Ahora se utiliza en la primera ruta de tren de hidrógeno 100%, en la operación de pasajeros. 

Este tren regional solo emite vapor y agua condensada mientras opera con un bajo nivel de ruido. Los 14 vehículos con propulsión de pilas de combustible pertenecen a Landesnahverkehrsgesellschaft Niedersachsen (LNVG). LNVG ya había comenzado a buscar alternativas a los trenes diésel en 2012 y, por lo tanto, proporcionó impulso para el desarrollo de los trenes en Alemania. Otros socios del proyecto para este debut mundial son la compañía de ferrocarriles y transporte Elbe-Weser (evb) y la compañía de gas e ingeniería Linde.

"La movilidad sin emisiones es uno de los objetivos más importantes para garantizar un futuro sostenible y Alstom tiene la clara ambición de convertirse en el líder mundial en sistemas de propulsión alternativos para el ferrocarril. El primer tren de hidrógeno del mundo, el Coradia iLint, demuestra nuestro claro compromiso con la movilidad verde combinada con tecnología de vanguardia. Estamos muy orgullosos de poner esta tecnología en funcionamiento en serie como parte de un estreno mundial, junto con nuestros grandes socios", dice Henri Poupart-Lafarge, CEO y Presidente de la Junta de Alstom.

En la ruta entre Cuxhaven, Bremerhaven, Bremervörde y Buxtehude, 14 trenes regionales Alstom impulsados por hidrógeno serán operados por evb en nombre de LNVG, reemplazando gradualmente 15 trenes diésel. Serán alimentados diariamente y durante todo el día en la estación de servicio de hidrógeno Linde. Gracias a un alcance de 1.000 kilómetros, las múltiples unidades Alstom del modelo Coradia iLint, que están libres de emisiones en funcionamiento, pueden funcionar todo el día con un solo tanque de hidrógeno en la red evb. En septiembre de 2018, hubo una carrera de prueba exitosa de casi dos años con dos trenes de pre-serie.

A pesar de los numerosos proyectos de electrificación en varios países, una parte significativa de la red ferroviaria europea seguirá sin electrificarse a largo plazo. En muchos países, el número de trenes diésel en circulación sigue siendo elevado, con más de 4.000 coches en Alemania, por ejemplo.

Alstom tiene actualmente cuatro contratos para trenes regionales impulsados por pilas de combustible de hidrógeno. Dos están en Alemania, el primero para 14 trenes Coradia iLint en la región de Baja Sajonia, y el segundo para 27 trenes Coradia iLint en el área metropolitana de Frankfurt. El tercer contrato proviene de Italia, donde Alstom está construyendo 6 trenes de hidrógeno Coradia Stream en la región de Lombardía - con la opción de 8 más, mientras que el cuarto está en Francia para 12 trenes de hidrógeno Coradia Polyvalent compartidos en cuatro regiones francesas diferentes. Además, el Coradia iLint ha sido probado con éxito en Austria, los Países Bajos, Polonia y Suecia, por nombrar algunos.