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Uno
de los anuncios sobre el Metrobus que hizo el Gobierno de la Ciudad este año
fue el de ampliar la traza del corredor Norte, en la Avenida Cabildo, desde
Congreso de Tucumán, en la mano hacia el centro. Esto generó un pedido de
informes que presentará esta semana el legislador porteño Adrián Camps (PSA),
"debido a la falta de información al respecto. Es una obra de alrededor de
350 millones de pesos, con una relación costo-beneficio absurda".
Según
expuso, “no sólo carece de sentido” por superponer la totalidad de su traza con
la Línea "D" del subte, sino que la mayoría de las líneas de
colectivos (42, 44, 55, 60, 63, 65 y 80) sólo utilizarían cuatro cuadras de
este nuevo Metrobus: salen de Barrancas de Belgrano y doblan por José
Hernández”.
También
subrayó “el impacto económico negativo” que tendrá la obra sobre los comercios
de la zona: “Vamos a afectar al corazón del centro comercial de Belgrano y no
podemos hacernos los distraídos". Incluso muchos comercios ya han puesto
en sus vidrieras carteles en contra de la obra.
El
pedido de informes pregunta al Ejecutivo si se cumplieron las instancias de
participación ciudadana establecidas como cuestión previa al inicio de una obra
de magnitud y si evaluaron el perjuicio económico que podría ocasionar a los
comercios ubicados sobre Cabildo.
Transmilenio,
"la peor decisión técnica de la historia de Bogota"
La
resolución de construir un BRT (lo que aquí se llama Metrobus) en lugar de un
Metro (subterráneo) fue “la peor decisión técnica en la historia de Bogotá”.
Quien lo asevera no es un diputado kirchnerista o algún dirigente antimacrista.
Lo afirma Jorge Enrique Robledo, senador colombiano por el Polo Democrático
Alternativo. “Como una necesidad de mover multitudes de pasajeros aparecieron
los metros, una solución tecnológica insustituible para ese fin –explica
Robledo–, porque le crean otro piso a la ciudad y eliminan las intersecciones a
nivel. Su capacidad de carga y velocidad no la puede alcanzar ningún otro medio
y es inigualable su rapidez de cargue y descargue de los pasajeros en las
estaciones.”
Bogotá
es una de las cuatro ciudades de su tamaño en todo el mundo que sigue sin tener
un subterráneo. El legislador recuerda que en 1999, a pesar de contar con la
financiación del gobierno nacional, el alcalde Enrique Peñalosa desestimó hacer
el subte y lo reemplazó por el Trasmilenio, “la que constituye la peor decisión
técnica de la historia de Bogotá, porque le provocará un grave daño por décadas
o para siempre a la movilidad de la ciudad”. Acota Robledo: “En otro país, la
decisión de cambiar un metro por buses y dejar la primera línea del metro sin
su ruta natural habría tumbado al alcalde. Pero a Peñalosa lo elevaron a la
categoría de genio (…).
Peñalosa
les dio un gran impulso a la Colombia de los monopolios y las privatizaciones,
pues con el Trasmilenio se cambiaron miles de propietarios de buses por 16
familias, a las que les montaron un negocio subsidiado que mueve 4,3 billones
de pesos al año y da utilidades altísimas, al tiempo que los pasajeros van como
sardinas en lata y pagan uno de los pasajes más caros de América Latina”.Tiempo
Argentino (Nota enviada por nuestro colaborador señor Gustavo López)
jodanse todos por haberlos votado. a llorar al campito
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