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Redacción Crónica Ferroviaria
De visita por una de las oficinas de las empresas ferroviarias del Estado, y después de la reunión que tuvimos con una de las autoridades, visitamos uno de los baños que se encuentran en los pisos del edificio de Avda. del Libertador y Avda. Ramos Mejía de la C.A.B.A, y nos topamos, pegado a una de las paredes, este "cuento" titulado: "Corazones Argentinos S.A. Un cuento para ferroviarios inteligentes", que nos llamó mucho la atención y por lo tanto queremos compartirlo con todos nuestros lectores.
El cuento comienza así:
Prólogo
Hace mucho que trabajo en el Ferrocarril. Pasé por el Urquiza, Pescarmona, ALL y ahora Trenes Argentinos. Conocí muchos Gerentes y Directores que fueron ejemplo de idoneidad y ferroviarios de raza. Duele comparar a los Ingenieros Nastri, Garau, Ceci, Donzelli, entre tantos otros, con los directores de hoy, que quien sabe si alguna vez tuvieron la experiencia de viajar en tren.
En 2013, cuando estatizaron los Ferrocarriles en manos de ALL, vinieron los “pibes” de La Cámpora, los jóvenes del Flaco y los que de siempre que estaban en el Belgrano (mejor no averiguar mucho quien los banca).
Una mezcla explosiva que ni al más experto de los alquimistas del Isis se le podría ocurrir jamás.
En 2015, cuando cambió el gobierno, parecía que se derrumbaba este edificio de inútiles, pero quedaron muchos en los niveles de decisión.
El gran problema es que los ferrocarriles no padecen la muerte súbita, y cuando nos damos cuenta es tarde…..
Y escribí un cuento. Anónimo porque todavía trabajo con ellos (no me queda otra). Pero lo dejo en el baño…algún cliente o proveedor de visita lo va a leer. Ahí va….
Nota del autor: Hay que llegar al final para ver las palabras que se reemplazan. Hagan un esfuerzo para que lo lea el Presidente de la Nación. Hay cambios que necesariamente llevan un tiempo, pero esto es tan absurdo que no puede existir un minuto más.
Corazones Argentinos S.A. Un cuento para ferroviarios inteligentes
Abrí los ojos confundido. La última imagen fue la puerta de hierro de la sede de Corazones Argentinos S.A. y una difusa figura parecida a mi amigo Simón cargándome al hombro. La nebulosa se aclaraba lentamente e iban apareciendo las luces blancas en el techo, los paneles, la baranda, los cables, el monitor…
Me salió un grito apagado y la señora de la cofia llegó al instante.
- Donde estoy?, (pregunté asustado).
- Tranquilo Señor. Estamos en La Trinidad. Lo trajeron con un problema cardíaco consecuencia de un susto muy grande. Necesitamos que se tranquilice. Acá estamos nosotros para cuidarlo. Ya pasó todo (contestó con actitud maternal).
- Quien me trajo?.
- Un señor Simón. Gracias a él lo vieron los mejores médicos del sanatorio. Se nota que es un tipo importante el señor Simón. Hasta vinieron los directores.
- Directores????
Arranqué los cables y salté limpita la baranda. La enfermera me siguió gritando en la escalera.
Casi en la puerta de Cerviño me taklearon dos bestias con uniforme y desde el piso alcancé a ver el cartel del alivio.
“Sanatorio de la Trinidad” decía…
- Perdón – dije con los gordos encima – Creí que estaba en Corazones Argentinos. Está todo bien.
De vuelta en la habitación empecé a recordar…
Aquella mañana, sobre el final del entrenamiento de los miércoles en Palermo, me sentí raro….
- Simón. Estoy un poco mareado y tengo una puntadita en el pecho. Mejor paremos.
- En serio?. –contestó mi amigo- Con eso no jodamos, estamos cerca de Corazones Argentinos. Conozco gente ahí. Vamos caminando y seguro que alguno de ellos te ve y nos quedamos tranquilos. Vamos a ir directo al Presidente.
- Dale. Genial. Estos son los que el Flaco estatizó en 2013, no?
- Si. Creo que sí.
- Ok. Es mejor que esperar en una guardia.
Caminamos unas pocas cuadras hasta Pacífico y entramos al edificio del Hospital San Martín donde están las oficinas de Corazones Argentinos S.A., que también maneja los Hospitales Belgrano y Urquiza.
- Si sumás los tres hospitales, tenés el Instituto más grande del país especializado en Corazones, dijo Simón para tranquilizarme.
Enseguida nos atendió el Presidente.
- Ernesto. Que alegría! – vomitó Simón con un tono bastante falso- Te cuento rapidito. Mi amigo se siente un poco flojo y le dio una puntada en el pecho. Nos asustamos y como estamos cerca se nos ocurrió venir por acá para que lo revisen.
- Muy bien hecho! – respondió sabiendo que le convenía quedar bien- En realidad, yo no sé nada de corazones. Vengo de la industria automotriz y del comercio exterior. Me pusieron acá por mi experiencia, pero del tema corazones … cero. Es más, mi antecesor era un financista agropecuario, no sé si alguna vez vio la película CORAZÓN VALIENTE siquiera.
- Seguro. A veces las empresas necesitan puntos de vista diferentes a lo cotidiano. –dijo Simón decepcionado - Gracias igual. Sigo recorriendo para que lo vean.
Salí disparado. El Nro. 1 de Corazones Argentinos, de corazones cero al as.
- Estas Empresas modernas. –pensé en voz alta - En mi época el panadero sabía hacer pan y el contador la contabilidad… Que punto de vista ni que carajo! Acá atienden enfermos del corazón! Si hacen cagadas la gente se muere. Que tiene que ver con los autos y el comercio exterior?.
- Deespaciiito…. – cantaba Simón- Vos no entendés nada. Vamos por el 2. En estas Empresas el 1 es figurita, el que realmente labura es el Vice.
- Será….- pensando que mientras yo transpiraba por la puntadita, este salame se hacia el Fonzi.
Caminamos unos pasos y llegamos a la puerta de la Oficina del 2. El cartel decía Doctor.
- Ya está. -pensé para mí.
- Claudio! Es de verdad una alegría verte. Éste es lo que se dice un buen tipo. Atento, amable, siempre dispuesto – exclamó Simón volteando hacia mí.
- Ojalá sea un buen cardiólogo más que buen tipo. –pensé- Es lo que necesito en este momento.
Cuando volví de mis pensamientos hablaba Claudio:
- Simón querido. Yo soy abogado y vengo también del negocio de los autos alemanes. Nada que ver con los corazones!. Ni al póker juego!.
- En serio? Igual que el Nro. 1. – dijo Simón con algo de sorpresa – Autos?.
Menos mal que Simón la hizo corta. No estábamos para estar escuchando sobre la necesidad de abogados en una Empresa.
- Hermano, rajemos de acá. Los abogados son la máquina de generar litigios, para eso estudiaron y les pagan. Yo quiero un tordo, pero un tordo del bobo. No un buitre. Estos dos conocen más de la historia de Hamilton que la de Favaloro.
- Me hacés cagar de risa. –dijo a las carcajadas- Para! En esta oficina esta José. No es médico y lo conozco. Pero déjame saludarlo. No vas a crepar por dos minutos más o menos.
Entramos sin golpear. Estos eran amigos en serio porque apenas se vieron se abrazaban y se reían sin parar. Parecía que recordaban andanzas de la infancia. Simón viene de una familia con apellido de Recoleta.
- José! Que bueno verte! – decía ….. mientras lo palmeaba – Vos siempre igual, alegre, optimista. Se nota que todavía tenés el samba y la caipirinha en el alma.
- Decime, – seguía Simón – que corno hacés acá de director en Corazones Argentinos? Vos venías del palo de las finanzas y los Rent-a-Cars. Debés estar pelando unos buenos sopes en este puesto!!!!.
- Es verdad! –dijo José sonriendo- En 2013, cuando el Estado anuló la concesión de los privados, mi amigo Rolando -que también es director- estaba en el PRO haciendo cosas para la Ciudad y enganchó con uno del riñón del Flaco. Y acá estamos los dos.
- Pero.. aparte de director, hacés algo?.
- Tengo un cargo de Gerente. Pero estoy para lo que necesiten. Esta gente tiene contacto con los brasileros y yo hablo bien portugués, viste?.
- Ahhhh!!!!!. Viajás mucho a San Pablo entonces.
- No creas… Desde 2013 fui una sola vez. No nos damos mucha pelota con los brazucas. Están medio calientes y no quieren saber nada con nosotros. Hoy no estamos haciendo nada con ellos.
- Pero. Vos entraste en 2013. Que pasó cuando ganó Macri? No te rajaron? Encima vos nada que ver con el tema.
- Nada. Ahí sí que aparecieron mis verdaderos amigos. Y ahora soy director.
Salí corriendo y la puntada en el pecho era más intensa. Me estaba dando bronca porque se me cruzó que a todos estos yo les pagaba el sueldo, que no es poco, con mis impuestos.
- Loco parááááá! – increpé a Simón – Esto es un Instituto de Corazones y ya van tres que ni cerca. Y no son tres perejiles. Son los capos. Con estos amigos tuyos prefiero la guardia del Pirovano.
- Pará boludo! - ……. Se quedó mirando la puerta de una oficina – Acá están los directores gremialistas. Sabrán algo?.
- No se loco. Pero en todas las Empresas del Estado están. Será una de esas leyes que no existen pero siempre se cumplen?.
- No sé. – dijo Simón – Dicen que estos manejan la limpieza de los hospitales, pero de corazones ni un pedo. Mejor no entremos. A ver si empieza a temblar la zona de Paseo Colón y Moreno. Se aflojan las marquesinas del Metrobus y agarrate!.
.
- Tenés razón. Vamos para el otro piso. Parece que ahí están los directores suplentes.
En el ascensor nos encontramos con una mujer muy elegante conversando con un hombre de traje.
- Que locura estos tipos. –comentó la mujer- No saben nada de corazones! Cuando les mostré las estadísticas sobre los problemas ventriculares se lamentaron de la muerte de Mr. Chassman.
- Sí. Son de terror. –contestó el de traje - Es increíble que todavía no se aprenden mi nombre. Es Homero Di María. Separado. No es Dimaría.
- Y a mí! Me dicen Adams. De donde lo sacan? – dijo la mina casi llorando.
Bajaron antes. Ahí nos dimos cuenta que en el rincón había un hombre chiquito con cara de bueno y piel curtida. Nos miró y dijo con bronca en los ojos:
- Y yo soy el Tío Cosa! Que mierda importa si el apellido de este pelotudo se escribe junto o separado. Andá a laburar, salame!
- Hace mucho que trabajo en Corazones.- seguía el chiquitito más tranquilo- En una época los pacientes apreciaban nuestro trabajo, pero desde que están estos dos manejando la Atención al Paciente, se batieron todos los récords negativos en la historia de los tres hospitales. Por los 2000 agarraron el Belgrano y lo hicieron pelota. Como premio en el 2013 les dieron el San Martín y el Urquiza: Los pacientes bajaron al 20% en dos años! Los ven y salen corriendo. Prefieren la muerte súbita a morir despacito soportándolos.
- Los de arriba no saben nada de corazones y encima confían en estos que vienen de antes. Y nosotros acá, viendo como todo se derrumba lentamente y nos vamos quedando sin laburo. Ante la gente somos los que robamos el sueldo sin hacer nada. Es verdad, cobramos sin hacer nada, porque estos tipos echan a los pacientes! Total… los buenos sueldos que se levantan los cobran igual. Así cualquiera se hace el prepotente con los pacientes. Si los hospitales fuesen privados estarían tirando la manga en la Estación Palermo.
Llegamos. Ahí quedó el hombrecito con cara de bueno. Me hizo reir lo del Tío Cosa. Un poco me olvidé de mi puntada.
Salimos del ascensor. A la izquierda estaba la Oficina 14. Director Suplente. Era la de Rolando, el amigo de José.
Simón golpea la puerta y entramos.
- Rolando. Como estás? Te conozco porque José me habló de vos. Mi nombre es Simón.
Rolando, con las canas al viento y barba desprolija, estaba dándole palo a unas tapas de cacerola apoyadas en pedazos de alfombra para no hacer mucho ruido. Se dio vuelta rápido y largo los palillos.
- Hola Simón! Me agarraste justo sacando el solo de Ringo en Abbey Road. Es jodido! Decime. En que te puedo ayudar?
- Si te llega a escuchar Ringo te tira por la ventana. Por la pinta este no vió un corazón en su vida, pero a veces las apariencias engañan…– pensé para mis adentros.
Simón le contó nuestro problema.
- Jajaajaja! Yo caí acá en 2012 porque era amigo de un capo, pero antes de estar acá andaba cerrando prostíbulos en Recoleta y decidiendo si los ceniceros de los baños se usaban para los puchos o eran souvenirs. Fui Director de Agencia de Control del PRO en la Ciudad hasta 2012. Pero de corazones nada que ver.
- De algún lado te conozco – dijo Simón-. Vos laburaste con Juan Pablo? No me acuerdo el apellido… la puta madre… el que jugaba de 6 en Boca…
- Sí. Ya sé. Pobre… al final terminó en cana. Por pelotudo, se metió con el curro de los trenes y pasó lo de Once.
- Y que hacés acá? – preguntó Simón mientras yo me agarraba el pecho.
- Soy Gerente. Me encargo de la Seguridad y de los Inmuebles.
- Ahhhh!!!!. Una pelotudez –dijo Simón mirando las cacerolas con cara de espanto.
- Y mira loco. Antes de estar por Recoleta soportando a los caza prostíbulos de la Alameda, y después encontrarlos a la noche chupando whisky en los puterios, esto es el Paraíso. Además, puedo practicar el solo de Ringo – vomitó Rolando acomodándose los pelos.
Le hice señas a Simón. La puntada era más fuerte y la caripela del suplente puesto en Director de Corazones, le induce un infarto masivo al más sanito.
Pero Simón, tan curioso que a veces es rompebolas le preguntó:
- Me queda una duda. Vos entraste en 2013 de la mano del Flaco y los K. Como zafaste el 2015?
- No te olvides que yo era inspector municipal del PRO. Aparte, Josecito encontró a sus verdaderos amigos y me debía una…. Acá hay que saber estar un poquito en todos lados y ser útil a cualquier extremo. Me entendés?
Mientras nos alejábamos volvió el ruido a cacerolas. Menos mal que Ringo está lejos y es inocente…
- Perdoname Simón, pero yo me voy a la mierda de acá. Creo que lo mío es una pelotudez, pero si pienso que como un boludo argentino que soy y pago impuestos para que estos salames cobren sus buenos sueldos, termino mal. Me internan seguro.
- Sí, vamos. Tenés razón. Yo creí que las cosas podían cambiar, pero no. Seguimos haciendo lo mismo, y el resultado es siempre el mismo. Es importante verlo y vivirlo. Si queremos un país distinto tenemos que tener el coraje de romper estas mafias atornilladas a los escritorios de las Empresas del Estado y que no tienen ni idea de lo que hacen.
- Me pregunto. – continuaba Simón desencantado – En la Fundación Favaloro los directores son ex inspectores municipales o médicos?. En la Ford, los directores son financistas o ingenieros?. En los grandes Estudios Jurídicos, los directores son abogados o hablan portugués?
- No nos damos cuenta que desde que el Estado administra el Hospital Urquiza tiene el 20% de los pacientes que tenían los privados y que en un año no alcanzaron a atender lo que los privados atendían en un mes? No ven que en el Hospital San Martín se fueron el 75% de los pacientes? No ven que hace muchos años que manejan el Hospital Belgrano y nunca pueden superar ni el 40% de los pacientes que atendió en otras épocas? No ven que los tres hospitales tienen su peor perfomance de su historia administrados por estos personajes?
- Cuanto durarían estos tipos si lo administra un privado?. Alguien a quien le duela tener que sacar guita de su bolsillo para pagar el costo del personal de un Hospital paralizado porque espantan a los pacientes? Caen derecho en el Planetario de la patada en el ojete!
Los gritos que venían desde el pasillo interrumpieron a Simón en su discurso.
- Simón! No se vaya. Me dijo Rolando que usted trajo un paciente con un dolor en el pecho. Venga! Venga! Con mi compañero Di María (separado por cierto) lo atendemos con gusto!
Me dí vuelta y la ví. Era la mujer del ascensor.
Atrás de un escritorio apareció el Tío Cosa.
- Rajá de acá! – decía el chiquitito en voz baja mientras me mostraba la salida.
Me desperté en La Trinidad. La enfermera me contó que Simón me trajo cargado en el hombro como huyendo de una guerra….
Nota del autor: Los Ferroviarios inteligentes sabrán reemplazar Corazones por Trenes, Pacientes por Clientes y Hospital por Ferrocarril.
Otra cosita: Los nombres son ficticios. Por lo demás cualquier similitud con la realidad .. es real.
Redacción Crónica Ferroviaria
De visita por una de las oficinas de las empresas ferroviarias del Estado, y después de la reunión que tuvimos con una de las autoridades, visitamos uno de los baños que se encuentran en los pisos del edificio de Avda. del Libertador y Avda. Ramos Mejía de la C.A.B.A, y nos topamos, pegado a una de las paredes, este "cuento" titulado: "Corazones Argentinos S.A. Un cuento para ferroviarios inteligentes", que nos llamó mucho la atención y por lo tanto queremos compartirlo con todos nuestros lectores.
El cuento comienza así:
Prólogo
Hace mucho que trabajo en el Ferrocarril. Pasé por el Urquiza, Pescarmona, ALL y ahora Trenes Argentinos. Conocí muchos Gerentes y Directores que fueron ejemplo de idoneidad y ferroviarios de raza. Duele comparar a los Ingenieros Nastri, Garau, Ceci, Donzelli, entre tantos otros, con los directores de hoy, que quien sabe si alguna vez tuvieron la experiencia de viajar en tren.
En 2013, cuando estatizaron los Ferrocarriles en manos de ALL, vinieron los “pibes” de La Cámpora, los jóvenes del Flaco y los que de siempre que estaban en el Belgrano (mejor no averiguar mucho quien los banca).
Una mezcla explosiva que ni al más experto de los alquimistas del Isis se le podría ocurrir jamás.
En 2015, cuando cambió el gobierno, parecía que se derrumbaba este edificio de inútiles, pero quedaron muchos en los niveles de decisión.
El gran problema es que los ferrocarriles no padecen la muerte súbita, y cuando nos damos cuenta es tarde…..
Y escribí un cuento. Anónimo porque todavía trabajo con ellos (no me queda otra). Pero lo dejo en el baño…algún cliente o proveedor de visita lo va a leer. Ahí va….
Nota del autor: Hay que llegar al final para ver las palabras que se reemplazan. Hagan un esfuerzo para que lo lea el Presidente de la Nación. Hay cambios que necesariamente llevan un tiempo, pero esto es tan absurdo que no puede existir un minuto más.
Corazones Argentinos S.A. Un cuento para ferroviarios inteligentes
Abrí los ojos confundido. La última imagen fue la puerta de hierro de la sede de Corazones Argentinos S.A. y una difusa figura parecida a mi amigo Simón cargándome al hombro. La nebulosa se aclaraba lentamente e iban apareciendo las luces blancas en el techo, los paneles, la baranda, los cables, el monitor…
Me salió un grito apagado y la señora de la cofia llegó al instante.
- Donde estoy?, (pregunté asustado).
- Tranquilo Señor. Estamos en La Trinidad. Lo trajeron con un problema cardíaco consecuencia de un susto muy grande. Necesitamos que se tranquilice. Acá estamos nosotros para cuidarlo. Ya pasó todo (contestó con actitud maternal).
- Quien me trajo?.
- Un señor Simón. Gracias a él lo vieron los mejores médicos del sanatorio. Se nota que es un tipo importante el señor Simón. Hasta vinieron los directores.
- Directores????
Arranqué los cables y salté limpita la baranda. La enfermera me siguió gritando en la escalera.
Casi en la puerta de Cerviño me taklearon dos bestias con uniforme y desde el piso alcancé a ver el cartel del alivio.
“Sanatorio de la Trinidad” decía…
- Perdón – dije con los gordos encima – Creí que estaba en Corazones Argentinos. Está todo bien.
De vuelta en la habitación empecé a recordar…
Aquella mañana, sobre el final del entrenamiento de los miércoles en Palermo, me sentí raro….
- Simón. Estoy un poco mareado y tengo una puntadita en el pecho. Mejor paremos.
- En serio?. –contestó mi amigo- Con eso no jodamos, estamos cerca de Corazones Argentinos. Conozco gente ahí. Vamos caminando y seguro que alguno de ellos te ve y nos quedamos tranquilos. Vamos a ir directo al Presidente.
- Dale. Genial. Estos son los que el Flaco estatizó en 2013, no?
- Si. Creo que sí.
- Ok. Es mejor que esperar en una guardia.
Caminamos unas pocas cuadras hasta Pacífico y entramos al edificio del Hospital San Martín donde están las oficinas de Corazones Argentinos S.A., que también maneja los Hospitales Belgrano y Urquiza.
- Si sumás los tres hospitales, tenés el Instituto más grande del país especializado en Corazones, dijo Simón para tranquilizarme.
Enseguida nos atendió el Presidente.
- Ernesto. Que alegría! – vomitó Simón con un tono bastante falso- Te cuento rapidito. Mi amigo se siente un poco flojo y le dio una puntada en el pecho. Nos asustamos y como estamos cerca se nos ocurrió venir por acá para que lo revisen.
- Muy bien hecho! – respondió sabiendo que le convenía quedar bien- En realidad, yo no sé nada de corazones. Vengo de la industria automotriz y del comercio exterior. Me pusieron acá por mi experiencia, pero del tema corazones … cero. Es más, mi antecesor era un financista agropecuario, no sé si alguna vez vio la película CORAZÓN VALIENTE siquiera.
- Seguro. A veces las empresas necesitan puntos de vista diferentes a lo cotidiano. –dijo Simón decepcionado - Gracias igual. Sigo recorriendo para que lo vean.
Salí disparado. El Nro. 1 de Corazones Argentinos, de corazones cero al as.
- Estas Empresas modernas. –pensé en voz alta - En mi época el panadero sabía hacer pan y el contador la contabilidad… Que punto de vista ni que carajo! Acá atienden enfermos del corazón! Si hacen cagadas la gente se muere. Que tiene que ver con los autos y el comercio exterior?.
- Deespaciiito…. – cantaba Simón- Vos no entendés nada. Vamos por el 2. En estas Empresas el 1 es figurita, el que realmente labura es el Vice.
- Será….- pensando que mientras yo transpiraba por la puntadita, este salame se hacia el Fonzi.
Caminamos unos pasos y llegamos a la puerta de la Oficina del 2. El cartel decía Doctor.
- Ya está. -pensé para mí.
- Claudio! Es de verdad una alegría verte. Éste es lo que se dice un buen tipo. Atento, amable, siempre dispuesto – exclamó Simón volteando hacia mí.
- Ojalá sea un buen cardiólogo más que buen tipo. –pensé- Es lo que necesito en este momento.
Cuando volví de mis pensamientos hablaba Claudio:
- Simón querido. Yo soy abogado y vengo también del negocio de los autos alemanes. Nada que ver con los corazones!. Ni al póker juego!.
- En serio? Igual que el Nro. 1. – dijo Simón con algo de sorpresa – Autos?.
Menos mal que Simón la hizo corta. No estábamos para estar escuchando sobre la necesidad de abogados en una Empresa.
- Hermano, rajemos de acá. Los abogados son la máquina de generar litigios, para eso estudiaron y les pagan. Yo quiero un tordo, pero un tordo del bobo. No un buitre. Estos dos conocen más de la historia de Hamilton que la de Favaloro.
- Me hacés cagar de risa. –dijo a las carcajadas- Para! En esta oficina esta José. No es médico y lo conozco. Pero déjame saludarlo. No vas a crepar por dos minutos más o menos.
Entramos sin golpear. Estos eran amigos en serio porque apenas se vieron se abrazaban y se reían sin parar. Parecía que recordaban andanzas de la infancia. Simón viene de una familia con apellido de Recoleta.
- José! Que bueno verte! – decía ….. mientras lo palmeaba – Vos siempre igual, alegre, optimista. Se nota que todavía tenés el samba y la caipirinha en el alma.
- Decime, – seguía Simón – que corno hacés acá de director en Corazones Argentinos? Vos venías del palo de las finanzas y los Rent-a-Cars. Debés estar pelando unos buenos sopes en este puesto!!!!.
- Es verdad! –dijo José sonriendo- En 2013, cuando el Estado anuló la concesión de los privados, mi amigo Rolando -que también es director- estaba en el PRO haciendo cosas para la Ciudad y enganchó con uno del riñón del Flaco. Y acá estamos los dos.
- Pero.. aparte de director, hacés algo?.
- Tengo un cargo de Gerente. Pero estoy para lo que necesiten. Esta gente tiene contacto con los brasileros y yo hablo bien portugués, viste?.
- Ahhhh!!!!!. Viajás mucho a San Pablo entonces.
- No creas… Desde 2013 fui una sola vez. No nos damos mucha pelota con los brazucas. Están medio calientes y no quieren saber nada con nosotros. Hoy no estamos haciendo nada con ellos.
- Pero. Vos entraste en 2013. Que pasó cuando ganó Macri? No te rajaron? Encima vos nada que ver con el tema.
- Nada. Ahí sí que aparecieron mis verdaderos amigos. Y ahora soy director.
Salí corriendo y la puntada en el pecho era más intensa. Me estaba dando bronca porque se me cruzó que a todos estos yo les pagaba el sueldo, que no es poco, con mis impuestos.
- Loco parááááá! – increpé a Simón – Esto es un Instituto de Corazones y ya van tres que ni cerca. Y no son tres perejiles. Son los capos. Con estos amigos tuyos prefiero la guardia del Pirovano.
- Pará boludo! - ……. Se quedó mirando la puerta de una oficina – Acá están los directores gremialistas. Sabrán algo?.
- No se loco. Pero en todas las Empresas del Estado están. Será una de esas leyes que no existen pero siempre se cumplen?.
- No sé. – dijo Simón – Dicen que estos manejan la limpieza de los hospitales, pero de corazones ni un pedo. Mejor no entremos. A ver si empieza a temblar la zona de Paseo Colón y Moreno. Se aflojan las marquesinas del Metrobus y agarrate!.
.
- Tenés razón. Vamos para el otro piso. Parece que ahí están los directores suplentes.
En el ascensor nos encontramos con una mujer muy elegante conversando con un hombre de traje.
- Que locura estos tipos. –comentó la mujer- No saben nada de corazones! Cuando les mostré las estadísticas sobre los problemas ventriculares se lamentaron de la muerte de Mr. Chassman.
- Sí. Son de terror. –contestó el de traje - Es increíble que todavía no se aprenden mi nombre. Es Homero Di María. Separado. No es Dimaría.
- Y a mí! Me dicen Adams. De donde lo sacan? – dijo la mina casi llorando.
Bajaron antes. Ahí nos dimos cuenta que en el rincón había un hombre chiquito con cara de bueno y piel curtida. Nos miró y dijo con bronca en los ojos:
- Y yo soy el Tío Cosa! Que mierda importa si el apellido de este pelotudo se escribe junto o separado. Andá a laburar, salame!
- Hace mucho que trabajo en Corazones.- seguía el chiquitito más tranquilo- En una época los pacientes apreciaban nuestro trabajo, pero desde que están estos dos manejando la Atención al Paciente, se batieron todos los récords negativos en la historia de los tres hospitales. Por los 2000 agarraron el Belgrano y lo hicieron pelota. Como premio en el 2013 les dieron el San Martín y el Urquiza: Los pacientes bajaron al 20% en dos años! Los ven y salen corriendo. Prefieren la muerte súbita a morir despacito soportándolos.
- Los de arriba no saben nada de corazones y encima confían en estos que vienen de antes. Y nosotros acá, viendo como todo se derrumba lentamente y nos vamos quedando sin laburo. Ante la gente somos los que robamos el sueldo sin hacer nada. Es verdad, cobramos sin hacer nada, porque estos tipos echan a los pacientes! Total… los buenos sueldos que se levantan los cobran igual. Así cualquiera se hace el prepotente con los pacientes. Si los hospitales fuesen privados estarían tirando la manga en la Estación Palermo.
Llegamos. Ahí quedó el hombrecito con cara de bueno. Me hizo reir lo del Tío Cosa. Un poco me olvidé de mi puntada.
Salimos del ascensor. A la izquierda estaba la Oficina 14. Director Suplente. Era la de Rolando, el amigo de José.
Simón golpea la puerta y entramos.
- Rolando. Como estás? Te conozco porque José me habló de vos. Mi nombre es Simón.
Rolando, con las canas al viento y barba desprolija, estaba dándole palo a unas tapas de cacerola apoyadas en pedazos de alfombra para no hacer mucho ruido. Se dio vuelta rápido y largo los palillos.
- Hola Simón! Me agarraste justo sacando el solo de Ringo en Abbey Road. Es jodido! Decime. En que te puedo ayudar?
- Si te llega a escuchar Ringo te tira por la ventana. Por la pinta este no vió un corazón en su vida, pero a veces las apariencias engañan…– pensé para mis adentros.
Simón le contó nuestro problema.
- Jajaajaja! Yo caí acá en 2012 porque era amigo de un capo, pero antes de estar acá andaba cerrando prostíbulos en Recoleta y decidiendo si los ceniceros de los baños se usaban para los puchos o eran souvenirs. Fui Director de Agencia de Control del PRO en la Ciudad hasta 2012. Pero de corazones nada que ver.
- De algún lado te conozco – dijo Simón-. Vos laburaste con Juan Pablo? No me acuerdo el apellido… la puta madre… el que jugaba de 6 en Boca…
- Sí. Ya sé. Pobre… al final terminó en cana. Por pelotudo, se metió con el curro de los trenes y pasó lo de Once.
- Y que hacés acá? – preguntó Simón mientras yo me agarraba el pecho.
- Soy Gerente. Me encargo de la Seguridad y de los Inmuebles.
- Ahhhh!!!!. Una pelotudez –dijo Simón mirando las cacerolas con cara de espanto.
- Y mira loco. Antes de estar por Recoleta soportando a los caza prostíbulos de la Alameda, y después encontrarlos a la noche chupando whisky en los puterios, esto es el Paraíso. Además, puedo practicar el solo de Ringo – vomitó Rolando acomodándose los pelos.
Le hice señas a Simón. La puntada era más fuerte y la caripela del suplente puesto en Director de Corazones, le induce un infarto masivo al más sanito.
Pero Simón, tan curioso que a veces es rompebolas le preguntó:
- Me queda una duda. Vos entraste en 2013 de la mano del Flaco y los K. Como zafaste el 2015?
- No te olvides que yo era inspector municipal del PRO. Aparte, Josecito encontró a sus verdaderos amigos y me debía una…. Acá hay que saber estar un poquito en todos lados y ser útil a cualquier extremo. Me entendés?
Mientras nos alejábamos volvió el ruido a cacerolas. Menos mal que Ringo está lejos y es inocente…
- Perdoname Simón, pero yo me voy a la mierda de acá. Creo que lo mío es una pelotudez, pero si pienso que como un boludo argentino que soy y pago impuestos para que estos salames cobren sus buenos sueldos, termino mal. Me internan seguro.
- Sí, vamos. Tenés razón. Yo creí que las cosas podían cambiar, pero no. Seguimos haciendo lo mismo, y el resultado es siempre el mismo. Es importante verlo y vivirlo. Si queremos un país distinto tenemos que tener el coraje de romper estas mafias atornilladas a los escritorios de las Empresas del Estado y que no tienen ni idea de lo que hacen.
- Me pregunto. – continuaba Simón desencantado – En la Fundación Favaloro los directores son ex inspectores municipales o médicos?. En la Ford, los directores son financistas o ingenieros?. En los grandes Estudios Jurídicos, los directores son abogados o hablan portugués?
- No nos damos cuenta que desde que el Estado administra el Hospital Urquiza tiene el 20% de los pacientes que tenían los privados y que en un año no alcanzaron a atender lo que los privados atendían en un mes? No ven que en el Hospital San Martín se fueron el 75% de los pacientes? No ven que hace muchos años que manejan el Hospital Belgrano y nunca pueden superar ni el 40% de los pacientes que atendió en otras épocas? No ven que los tres hospitales tienen su peor perfomance de su historia administrados por estos personajes?
- Cuanto durarían estos tipos si lo administra un privado?. Alguien a quien le duela tener que sacar guita de su bolsillo para pagar el costo del personal de un Hospital paralizado porque espantan a los pacientes? Caen derecho en el Planetario de la patada en el ojete!
Los gritos que venían desde el pasillo interrumpieron a Simón en su discurso.
- Simón! No se vaya. Me dijo Rolando que usted trajo un paciente con un dolor en el pecho. Venga! Venga! Con mi compañero Di María (separado por cierto) lo atendemos con gusto!
Me dí vuelta y la ví. Era la mujer del ascensor.
Atrás de un escritorio apareció el Tío Cosa.
- Rajá de acá! – decía el chiquitito en voz baja mientras me mostraba la salida.
Me desperté en La Trinidad. La enfermera me contó que Simón me trajo cargado en el hombro como huyendo de una guerra….
Nota del autor: Los Ferroviarios inteligentes sabrán reemplazar Corazones por Trenes, Pacientes por Clientes y Hospital por Ferrocarril.
Otra cosita: Los nombres son ficticios. Por lo demás cualquier similitud con la realidad .. es real.