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28 de julio de 2023

FADEL: Cuando la soberanía era una palabra que tenía significado

Nota de Opinión

Por: Horacio Ríos (para NoticiasUrbanas.com)

Las locomotoras "Justicialista" y "Argentina" dieron un impulso decisivo a la era del diesel en el sistema ferroviario.

Hace 72 años atrás, casi una eternidad, se creó la Fábrica Argentina de Locomotoras (FADeL), que abastecía a una red ferroviaria que cubría casi 40 mil kilómetros del territorio nacional. Estuvo radicada en un principio en los talleres ferroviarios de la Estación Liniers, hasta que éstos quedaron chicos y la fábrica se trasladó a los talleres del Ferrocarril San Martín, en Mendoza.

El ingeniero italiano Pedro Celestino Saccaggio fue el artífice de esa épica del desarrollo. Nació en Italia en 1876, pero llegó a la Argentina a los seis años y aquí realizó su formación, hasta obtener el título de ingeniero mecánico. A los 12 años ya trabajaba en los talleres del Ferrocarril Central Argentino, actual Línea Mitre.

Era un joven con talentos, por lo que al recibir su título, la empresa Ferrocarril Sud (hoy FC Roca) lo designó Jefe de Ingeniería Mecánica, una posición hasta entonces reservada para profesionales ingleses. Saccaggio trabajó allí hasta 1935, cuando se jubiló. De todos modos, su talento no permaneció ocioso y siguió trabajando, contratado por esas empresas ferroviarias.

En 1949, cuando los ferrocarriles ya habían sido nacionalizados, Saccaggio fue convocado por el General Perón, presidente de Argentina, para comenzar a fabricar locomotoras argentinas. El ingeniero italiano, a los 28 años, ya había desarrollado durante los años en que trabajó con los ingleses, en la modernización de la calefacción y la iluminación de los trenes mediante el uso de energía eléctrica, en lugar de usar el vapor de las locomotoras existentes.

Tras el descubrimiento del petróleo en la Argentina en tiempos del General Enrique Mosconi, el italiano modificó las viejas locomotoras inglesas, que funcionaban con un oneroso carbón, importado del Reino Unido y las adaptó al uso de combustibles líquidos. En 1929 diseñó transportes ferroviarios que se autogeneraban la energía que utilizaban, llamados usinas eléctricas móviles.

En 1933, generó un batacazo. Diseñó la primera locomotora diesel, que revolucionó el transporte ferroviario. Quizás los lectores no lo sepan porque aún no habían nacido y los libros suelen ignorar el hecho, pero Saccaggio fue el primero en desarrollar este tipo de máquina, ya que los estadounidenses, que suelen adjudicarse su creación, recién comenzaron a utilizarla en Chicago un año después.

Por supuesto, el invento despertó el interés de los ingleses para los cuales trabajaba Saccaggio, que se lo llevaron al Reino Unido a trabajar y allá tomaron forma las creaciones del ingeniero ítalo-argentino.

El 19 de octubre de 1951, Saccaggio y Perón presentaron en la Rotonda Canadá de Retiro, la CM1, la primera locomotora argentina, que fue bautizada como Justicialista. El éxito permitió que el 1° de mayo de 1952 se emitiera la Resolución del Ministerio de Transporte 79/52, por la cual fue creada FADeL. En 1953, Saccaggio construyó la segunda máquina, que fue bautizada como CM2-Argentina. El talentoso ingeniero había recibido el encargo de fabricar 580 locomotoras de 2.400 y 800 HP, a las que habían de agregarse luego diez usinas móviles.

Entretanto, la CM1 Justicialista fue destinada, en el verano 1952-1953 al Ferrocarril Roca, antiguo Ferrocarril Sud, para transportar pasajeros en el tramo Constitución-Mar del Plata, en tiempos en que los hoteles sindicales crecían y demandaban miles de pasajes para cubrir las vacaciones de la clase trabajadora. El viaje de 400 kilómetros duraba unas cuatro horas, corriendo a unos 90 kph. Las máquinas podían acelerar hasta 150 kph, pero no existían raíles que pudieran soportar esas velocidades, o sea que en raras ocasiones superaban los 100 kph. Con el paso de los años, la CM1 y la CM2 viajaron hasta Mendoza y Bariloche, sin manifestar un mayor desgaste. La CM1, que hacía un recorrido diario de 850 kilómetros, fue revisada por ingenieros en 1960 y mostraba un desgaste muy poco significativo.

Algunos componentes básicos de las locomotoras, como los motores, el sistema eléctrico y los “bogies” (conjunto de dos o tres pares de ruedas montadas sobre ejes, de las que cada vagón posee dos, en general) se fabricaban en el país.

El 16 de septiembre de 1955, un Golpe de Estado derrocó al gobierno democrático del General Perón. A partir de ese momento comenzó la destrucción sistemática de los ferrocarriles argentinos, que eran un emblema de soberanía. Los “libertadores” lo hicieron movidos por el odio y el revanchismo contra el proyecto industrial de Perón. En cambio, en 1962, Arturo Frondizi, un radical renegado, comenzó a ejecutar, financiado por el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (hoy, conocido como Banco Mundial, que depende del FMI), el plan del general norteamericano Thomas Larkin, que recomendó, como quien no quiere la cosa, borrar de un plumazo 15 mil kilómetros de vías férreas, con el pretexto de que eran “ramales ineficientes”. Así, un tercio del sistema ferroviario fue sometido al abandono. Frondizi no lo hizo movido por el odio, era sólo un títere de los militares, que lo derrocaron en cuanto convocó a elecciones, “para que no gane el tirano prófugo”, es decir, el General Perón.

En cuanto a las locomotoras Justicialista (CM1) y Argentina (CM2), fueron rebautizadas con los nombres de Mitre y Roca. Continuaron en servicio hasta 1962 y 1963, cuando con el pretexto de su antigüedad, fueron desguazadas y convertidas en chatarra. No sólo los militares ejercían el odio, como se puede ver. La única usina móvil que se construyó funcionó también hasta 1962. Todos estos ejemplos del talento argentino desaparecieron sin dejar rastros, quizás para que no sirvieran como ejemplo a las generaciones venideras del inmenso potencial argentino.

Entretanto, en Reino Unido, Estados Unidos y Alemania aprovecharon los importantes desarrollos generados por el ingenieron Saccaggio, al revés que en Argentina, donde se los dejó de lado. Aquí ganó el Sur, indudablemente.

Al fin y al cabo, la soberanía es una especie de tire y afloje, que unos intentan ampliar y otros, entregar, como parte de la eterna discusión no saldada de la Argentina, adonde el odio esconde más que muestra los conflictos, porque en su nombre se puede decir y hacer cualquier cosa, sin justificar ninguna acción. La grieta es un camuflaje que utilizan los mediocres para no trabajar por la felicidad del Pueblo y la grandeza de la Nación.

4 de marzo de 2014

Acto del MO.NA.FE., Delegados y Trabajadores de Emfer S.A. y fraternales por la "Recuperación de los Ferrocarriles"

Gremiales

Redacción Crónica Ferroviaria

En un comunicado de prensa editado por el MO.NA.FE. y otras asociaciones informan (en celebración del 66 Aniversario de la nacionalización de los ferrocarriles) lo siguiente:

"Un día como hoy pero de 1948 el Presidente Perón anunciaba la estatización de los ferrocarriles. La compra de los ferrocarriles ingleses cierra a 2029 millones de pesos argentinos y  no solo incluía los ferrocarriles y las vías, sino también más de 25.000 bienes indirectos: destilerías de petróleo, el puerto de Dock Sud y el Ing. White, de Bahía Blanca; empresas eléctricas, de tranvías y de automotores; un medio de comunicación y miles de kilómetros de tierras, de bienes muebles e inmuebles".


"Dicha compra fue ampliamente cuestionada por la oposición: compraron “hierros viejos” a un alto precio. Lejos de esa realidad, el Estado Argentino compró los ferrocarriles con trigo, pagando 20 pesos el costal a los productores y vendiéndoselo a los ingles a 60, a través del IAPI, lo que redujo la compra a un 33%, es decir a 676 millones. Luego vendieron una de las propiedades indirectas adquiridas a mil millones y con eso cancelaron los 676 millones a los productores. Es así como se pagaron los ferrocarriles “hasta el último centavo, sin un centavo”.

"Raúl Scalabrini Ortiz catalogó esta decisión como “compra de soberanía”. Sus estudios demostraban como los ingleses dominaban la economía argentina a través de los ferrocarriles. “El instrumento más poderoso de la hegemonía inglesa entre nosotros es el ferrocarril. El arma del ferrocarril es la tarifa… Con ella se pueden impedir industrias, crear zonas de privilegio, fomentar regiones, estimular cultivos especiales y hasta destruir ciudades florecientes. Es un arma artera, silenciosa y, con frecuencia, indiscernible hasta para el mismo que es víctima de ella”.

"Nuestro ferrocarril llegó a contar con 45.000 kilómetros de vías, 92.000 empleados directos y conectaba toda la Argentina, desde Santa Cruz hasta Jujuy y Misiones. La estatización impulsó economías regionales y la industria ferroviaria nacional, el Ingeniero Porta mejoró el rendimiento de las locomotoras a vapor y el Ingeniero Saccaggio, creador del primer tren diésel eléctrico, comenzó con el plan de recambio a locomotoras diésel eléctricas, es así como se crea la Empresa Grande Motores Diésel (hoy MATERFER) donde construyen la primera locomotora Argentina, la FADEL, conocida como “La Justicialista”.

"Dicho plan de recambio preveía la fabricación de 600 locomotoras, cosa que nunca se logró, ya que gracias a la “revolución libertadora” la empresa fue cerrada. Este cambio era necesario para la Argentina, las locomotoras a vapor comenzaban a generar un déficit económico ferroviario altísimo, déficit del cual Larkin se aferra para ordenar el cierre de 17.000km de vías".

"Desde el gobierno de Frondizi hasta el día de hoy, las vías del ferrocarril empezaron a decaer, hasta llegar a los menos de 7.000 kilómetros que hoy se utilizan entre servicio metropolitano, de cargas y de pasajeros de larga distancias".

"La última dictadura cívico militar, comenzó el ultimátum de los ferrocarriles, sólo una pequeña tanda de coches eléctricos fabricados durante la época de Alfonsín fueron la excepción, las vías se seguían levantando y no se renovaba el material ferroviario".

“Ramal que para, ramal que cierra”, Menem se encargó de concesionar los ramales que querían las empresas privadas y de cerrar los que no querían. Es así como las provincias se quedaron sin ferrocarril; cientos de pueblos desaparecieron, miles de personas migraron a las grandes ciudades del país y más de 70.000 trabajadores se quedaron en la calle".

"El modelo de las concesiones demostró ser un fracaso rotundo: miles de millones de pesos en subsidios desviados a otras iniciativas privadas y la desinversión total en vías y material rodante dieron como resultado la “tragedia de Once”, momento en el cual se dijo basta y pareció ser un punto de inflexión en materia de ferrocarriles".

"Hoy, a veintitrés años de las privatizaciones, la cosa no ha cambiado mucho, el ministro Randazzo dio un  guiño de mejorar las cosas y nada paso, todo sigue igual: se les volvió a entregar las concesiones de la red metropolitana a Roggio y Romero; son pocas las provincias que tienen servicios, en condiciones deplorables, interurbanos y de largas distancias; las fábricas ferroviarias están en manos de Taselli, Romero, Roggio y los Cirigliano; y el tren de carga transporta un tonelaje ínfimo y cumple un rol colonial, solamente lleva materia prima a los puertos."

"Es por esto que en el día de ayer se llevo a cabo el acto en conmemoración a la nacionalización de los ferrocarriles. Entendemos que el campo popular tiene que apoderarse de la historia y hacerse cargo del futuro proponiendo alternativas superadoras y populares, como en su momento Scalabrini Ortiz a Perón, hoy decimos “Queremos los trencitos”:

· Reconstrucción Integral de los FERROCARRILES ARGENTINOS, en manos de una empresa estatal de ferrocarriles con control de usuarios y trabajadores.

· Recuperación de la Industria Ferroviaria Nacional y la expropiación de Emfer, Materfer y Emepa.

· Desprocesamiento de los delegados de Emfer por denunciar a Cirigliano.


· Juicio y castigo a los responsables de la Tragedia de Once

18 de marzo de 2013

CUANDO EL ESTADO ASESINÓ A UN INGENIERO


NOTA DE OPINIÓN

Por: Jorge de Mendonca (Para Crónica Ferroviaria)


La sólida y extensiva capacidad de informar unilateralmente el relato del gobierno, asesinó el 11 y 12 de junio la brillante carrera profesional del Ingeniero Pedro Celestino Saccaggio. Corría el año 1956, y el poder comunicativo del aparato gubernamental de la Revolución Libertadora fue, quizá, el más monopólico y monolítico de la Historia Argentina.

Cada frase deseada por el Gobierno, que los ciudadanos oigan y la tomen como verdad absoluta, llegó hasta los confines del Territorio Nacional. El monopolio de la información del Estado había logrado su objetivo, gracias a la sumisión absoluta de los medios de prensa en actividad: En una sola nota, solo con el estilo novelado de cada medio como única libertad de prensa, se comunicó que quién había construido la más veloz y potente locomotora argentina de todos los tiempos, era un farsante lavacopas.

Ex Presidente de la Nación, general Juan D. Perón y el Ing. Pedro Celestino Saccaggio (derecha)

El certero golpe no fue contra el Ingeniero Saccaggio, sino contra la capacidad de creación de todos los argentinos. Allí comenzarían las persecuciones a profesionales y científicos, ya no tanto por sus pensares ideológicos, sino por sus capacidades de construir un país, una industria, un sueño.

Es sólo para eso que sirve el relato único del Estado, de un Gobierno: Para destruir la voluntad del Pueblo en el lugar que los imperios lo necesiten. Así la Isla Demarchi es un galpón abandonado, así 97.000 ferroviarios eran unos vagos y corruptos, así Saccaggio era mozo.

Locomotora D.E. Nro. FADEL "Justicialista" en estación Mendoza

La depresión invadió a Don Pedro, y en poco tiempo se fue. En sus hijos y nietos está aquel sello de la tenacidad y la fortaleza en cumplir sueños y objetivos. Él pudo tener el complicado defecto de los genios en su relación social y familiar, pero nadie ha tenido jamás duda alguna sobre su honradez y compromiso: Tan profundo compromiso y trayectoria internacional, que siendo antiperonista, le dijo a Perón que necesitábamos locomotoras y que las podríamos construir aquí. Con toda su familia en desacuerdo, y Perón mismo sabiendo de su personal antiperonismo, lo escuchó y dio el respaldo. En 1951 subía a las vías la locomotora FADEL (Fábrica Argentina de Locomotoras), La Justicialista. Dos hombres DE ESTADO, Perón y Saccaggio, tenían claro qué compromisos estaban por encima de los egoísmos partidarios.

Los medios de prensa, controlados extensivamente por el Gobierno, iniciaron el aniquilamiento de la capacidad de crear, de soñar, de construir de todo un Pueblo.  La justificación política fue el antiperonismo, pero la realidad fáctica, fue que 4 días después el Gobierno "Libertador", también con su capacidad extensiva de controlar los medios, informó que teníamos graves faltas de locomotoras, pero que nos quedáramos tranquilos, que ya nos habíamos endeudado con el Banco Internacional para comprar 400 locomotoras en el Exterior.

Las 683 locomotoras se estaban construyendo en los Talleres Liniers de la Ciudad de Buenos Aires, esos que son históricos ladrillo a ladrillo y que los necesitamos para reconstruir coches de pasajeros hoy mismo. Hace un par de semanas, el Gobierno Nacional y el Gobierno de la Ciudad Autónoma (Fernández de Kirchner y Macri), acordaron sendos emprendimientos inmobiliarios en el único taller ferroviario en pie de la Ciudad de Buenos Aires.