NOTA DE OPINIÓN
Por: Jorge de Mendonca (Para Crónica Ferroviaria)
La sólida y
extensiva capacidad de informar unilateralmente el relato del gobierno, asesinó
el 11 y 12 de junio la brillante carrera profesional del Ingeniero Pedro
Celestino Saccaggio. Corría el año 1956, y el poder comunicativo del aparato
gubernamental de la
Revolución Libertadora fue, quizá, el más monopólico y
monolítico de la
Historia Argentina.
Cada frase
deseada por el Gobierno, que los ciudadanos oigan y la tomen como verdad
absoluta, llegó hasta los confines del Territorio Nacional. El monopolio de la
información del Estado había logrado su objetivo, gracias a la sumisión
absoluta de los medios de prensa en actividad: En una sola nota, solo con el
estilo novelado de cada medio como única libertad de prensa, se comunicó que
quién había construido la más veloz y potente locomotora argentina de todos los
tiempos, era un farsante lavacopas.
Ex Presidente de la Nación, general Juan D. Perón y el Ing. Pedro Celestino Saccaggio (derecha)
El certero
golpe no fue contra el Ingeniero Saccaggio, sino contra la capacidad de
creación de todos los argentinos. Allí comenzarían las persecuciones a
profesionales y científicos, ya no tanto por sus pensares ideológicos, sino por
sus capacidades de construir un país, una industria, un sueño.
Es sólo para
eso que sirve el relato único del Estado, de un Gobierno: Para destruir la
voluntad del Pueblo en el lugar que los imperios lo necesiten. Así la Isla Demarchi es un
galpón abandonado, así 97.000 ferroviarios eran unos vagos y corruptos, así
Saccaggio era mozo.
Locomotora D.E. Nro. FADEL "Justicialista" en estación Mendoza
La depresión
invadió a Don Pedro, y en poco tiempo se fue. En sus hijos y nietos está aquel
sello de la tenacidad y la fortaleza en cumplir sueños y objetivos. Él pudo
tener el complicado defecto de los genios en su relación social y familiar,
pero nadie ha tenido jamás duda alguna sobre su honradez y compromiso: Tan
profundo compromiso y trayectoria internacional, que siendo antiperonista, le
dijo a Perón que necesitábamos locomotoras y que las podríamos construir aquí.
Con toda su familia en desacuerdo, y Perón mismo sabiendo de su personal
antiperonismo, lo escuchó y dio el respaldo. En 1951 subía a las vías la
locomotora FADEL (Fábrica Argentina de Locomotoras), La Justicialista. Dos
hombres DE ESTADO, Perón y Saccaggio, tenían claro qué compromisos estaban por
encima de los egoísmos partidarios.
Los medios de
prensa, controlados extensivamente por el Gobierno, iniciaron el aniquilamiento
de la capacidad de crear, de soñar, de construir de todo un Pueblo. La justificación política fue el antiperonismo,
pero la realidad fáctica, fue que 4 días después el Gobierno
"Libertador", también con su capacidad extensiva de controlar los
medios, informó que teníamos graves faltas de locomotoras, pero que nos
quedáramos tranquilos, que ya nos habíamos endeudado con el Banco Internacional
para comprar 400 locomotoras en el Exterior.
Las 683
locomotoras se estaban construyendo en los Talleres Liniers de la Ciudad de Buenos Aires,
esos que son históricos ladrillo a ladrillo y que los necesitamos para
reconstruir coches de pasajeros hoy mismo. Hace un par de semanas, el Gobierno
Nacional y el Gobierno de la
Ciudad Autónoma (Fernández de Kirchner y Macri), acordaron
sendos emprendimientos inmobiliarios en el único taller ferroviario en pie de la Ciudad de Buenos Aires.