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30 de septiembre de 2024

Javier Milei cierra una de las cinco empresas del holding ferroviario estatal

Nota de Opinión

Por: Antonio Rossi (para LetraP.com)

En medio del conflicto salarial con los pilotos y aeronavegantes sobre el destino de Aerolíneas Argentinas, el gobierno de Javier Milei puso en marcha la reorganización y racionalización del sector ferroviario con el cierre de una las cinco empresas que integran el holding estatal de los trenes.

En el marco de la emergencia ferroviaria, la administración libertaria resolvió eliminar la empresa Desarrollo del Capital Humano Ferroviario (Decahf) y transferir sus funciones, personal y dependencias a la órbita de Ferrocarriles Argentinos Sociedad del Estado (FASE).

Con un plantel operativo actual de 420 agentes, Decahf tiene como tareas principales la capacitación y asistencia técnica; la administración y resguardo de documentación legal e histórica; y el pago de sueldos del Belgrano Cargas y los trenes de larga distancia.

Bajo su órbita está el Centro Nacional de Capacitación Ferroviaria (Cenacaf), creado en 1985 tras un convenio de cooperación técnica con Japón; y el Museo Nacional Ferroviario Raúl Scalabrini Ortiz, que fue fundado en 1971 y conserva numerosos objetos, elementos y bienes históricos.

La empresa Decahf también está a cargo de la gestión del Patrimonio Histórico Documental Ferroviario, que engloba más de 1.280.000 legajos del personal de todas las líneas, libros de sueldos, historias clínicas, fichas de cada uno de los exempleados y 131.700 archivos de planos de piezas, herramientas, maquinarias, locomotoras, vagones, estaciones y puentes.

Reorganización ferroviaria

Por medio de la resolución 35/24, la Secretaría de Transporte que comanda Franco Mogetta resolvió transferir, a partir del 1° de octubre, la totalidad de la estructura y empleados de Decahf a FASE, la compañía creada en 2015 como cabeza del grupo ferroviario estatal que tiene a su cargo “la articulación y coordinación de las políticas y los planes de inversiones de las empresas del sector responsables de las obras de infraestructura y los servicios de pasajeros y cargas”.

La gestión mileísta justificó la readecuación y racionalización de Decahf con el argumento de que “resulta fundamental orientar el destino de los fondos públicos hacia el objetivo primordial de maximizar las inversiones y los recursos empleados para la prestación de un servicio ferroviario en condiciones de eficiencia y seguridad, que únicamente puede lograrse a través del rigorismo en la imputación presupuestaria que debe ser focalizada exclusivamente en la seguridad operativa”.

Consideró, además, que en el marco de la emergencia pública ferroviaria, que rige desde principios de junio, “corresponde hacer en el plano institucional una revisión de la organización y funcionamiento de las distintas empresas del sector ferroviario con el objetivo de mejorar la eficacia y eficiencia, tanto en la toma de decisiones, como en la implementación de las políticas públicas”.

La motosierra de Javier Milei

Durante la gestión de Alberto Fernández el área de Transporte estuvo bajo el manejo del massismo. En ese tiempo, Decahf sumó a sus funciones principales varias tareas adicionales como el mantenimiento del Museo Ferroviario Nacional, la administración de los talleres de Junín, la revalorización cultural de estaciones en el interior del país y las corridas del Tren Museo Itinerante y el servicio turístico Mercedes-Tomás Jofré.

Desde la asunción de Milei, la empresa comenzó a sentir el paso de la motosierra. Según datos oficiales, el plantel de 1.232 personas empleadas que tenía en noviembre del año pasado se redujo un 66% y actualmente llega a 420 agentes.

En materia de contratación de servicios, el ajuste alcanzó al 95%: de 579 que había a fines de 2023 quedaron apenas 30 personas contratadas.

El doble ajuste administrativo

En cuanto a la estructura administrativa, el cierre de Decahf conlleva -de acuerdo con los números de Transporte- un recorte de 16 puestos jerárquicos y otro de 14 cargas superiores en FASE.

De esta manera, las cúpulas orgánicas de ambas empresas, que a fines del año pasado comprendían 37 cargos, quedan ahora reducidas a 14 gerencias y direcciones.

El encargado de llevar adelante el proceso de transferencia y reordenamiento de FASE para incorporar la estructura de Decahf es Federico Canedi, actual presidente de las dos empresas.

Abogado y procurador oriundo de San Salvador de Jujuy, Canedi llegó a principios de año como gerente general Operativo de Decahf.

Tras la asunción de Guillermo Francos al frente de la Jefatura de Gabinete, Canedi escaló posiciones en el sector y pasó a concentrar los cargos de titular de FASE y Decahf y de vicepresidente de la Sociedad Operadora Ferroviaria Sociedad del Estado (SOFSE), cuyo número uno es el randazzista Matías Galparsoro.

Primera parada rumbo a la privatización

La absorción de Decahf por parte de FASE constituye la primera movida oficial destinada a reducir y reconfigurar el tablero ferroviario estatal.

De las cuatro empresas estatales que quedan ahora, hay dos que ya tienen el aval del Congreso para ser privatizadas. Una de ellas es la SOFSE, que opera los trenes de pasajeros metropolitanos, regionales y de larga distancia. En igual condición se encuentra la compañía Belgrano Cargas y Logística, encargada de los servicios de cargas de las líneas Belgrano, San Martín y Urquiza.

En tanto, las otras dos empresas del sector, FASE y la Administración de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF), no cuentan, por ahora, con el aval legislativo para pasar a manos privadas.

En el caso de la ADIF, los equipos técnicos de Transporte ya estarían evaluando una eventual reasignación de tareas y traspaso de personal al ámbito de FASE.

5 de agosto de 2024

El Gobierno Nacional prepara un borrador para cerrar una de las empresas “ferroviarias” más polémicas

Actualidad

La compañía estatal Desarrollo del Capital Humano Ferroviario (Decahf) tiene cerca de 1000 empleados y ha quedado apuntada para iniciar un recorte en el mundo de los trenes; el año pasado recibió recursos por $18.000 millones.

En la pulposa trama de empresas que conforman las compañías públicas hay una llamada Desarrollo del Capital Humano Ferroviario (Decahf). Para ser más precisos, tiene 934 empleados (llegó a contar con 1076 en diciembre pasado) y tuvo ingresos propios por $171,3 millones en 2023. El punto es que necesitó $18.007 millones de subsidios para sobrevivir en ese período. Dicho de otra forma, de 100 pesos que entraron a su caja, apenas uno fue generado por la compañía. Y si se quiere ser más preciso, de esos $171 millones, $140 millones son rentas de la propiedad y, según pudo saber LA NACION, se trata de algún que otro interés que se generó cuando se depositaban las compensaciones.

Una de las compañías más particulares del entramado de los trenes argentinos, que fue la sucesora de la empresa Administradora de Recursos Humanos Ferroviarios, fue creada “con el objeto de diseñar, organizar, promover y realizar actividades de asistencia técnica, asesoría, capacitación, complementación, entrenamiento, especialización, formación y recalificación y gestión de recursos humanos, fortalecimiento organizacional y resguardo documental en materia ferroviaria”. En estos días, el Gobierno hace los borradores para cerrarla.

La firma debiera ser el departamento de recursos humanos más importante del país, dado que maneja la dotación del principal empleador de la Argentina. Entre la SOFSE –la número uno del mercado laboral, ya que superó a Personal (23.000), YPF (21.320), la AFIP (21.000) y Cencosud (20.915)– y las otras empresas ferroviarias estatales confeccionarán a fin de año 30.092 recibos de sueldo por mes.

Pero, lo inentendible es que las otras empresas del rubro también tienen sus gerencias de ese área. Ahora bien, ¿qué hace esta empresa? Nadie sabe explicar demasiado cuáles son sus funciones concretas, pero lo cierto es que se podría resumir en tres responsabilidades: maneja el patrimonio documental, el museo ferroviario y capacita al personal. De acuerdo con los datos de la ferroviaria, dictó 149 programas técnicos, hizo 173 cursos en simuladores, 58 jornadas de perfeccionamiento y capacitó 5077 alumnos. Pero más allá de la enumeración que hace la compañía, tres fuentes, una oficial, contaron que con el tiempo se ha convertido en un enorme reservorio de empleados favorecidos por la política.

La capacitadora ferroviaria exhibe números de su balance que podrían denominarse exorbitantes. Por caso, en el primer trimestre, la empresa registró ingresos propios por $20 millones, pero en ese mismo período pagó sueldos por $5417,2 millones. Es decir, recaudó 0,37% de lo necesario para cumplir con sus compromisos salariales.

La idea de cerrar la compañía ya estuvo en varios borradores. De hecho, durante la gestión de Mauricio Macri alguna idea similar también estuvo en los planes de los jefes de los ferrocarriles de entonces. La Sociedad Operadora Ferroviaria (Sofse), la principal empleadora de todas, tiene su propia estructura de recursos humanos. Pero nadie le pudo bajar la persiana a la compañía.

Formalmente, la empresa surgió para armar una suerte de cabecera de playa para los empleados que trabajaban en las concesionarias ferroviarias que fueron estatizadas por el kirchnerismo. La primera, Trenes Metropolitanos, del empresario Sergio Taselli, manejaba el ramal San Martín, el Belgrano Sur y el Roca; la segunda, Trenes de Buenos Aires, explotaba los ramales Mitre y Sarmiento. La última, Tren de la Costa, es la dueña del ramal que transita desde la estación de Olivos hasta la de Tigre.

Gran parte de esos empleados fueron absorbidos por las otras compañías estatales, como Sofse y ADIF. Otros quedaron en esta sociedad, ahora apuntada por el Gobierno. En 2015, mediante el decreto 428 del 17 de marzo de ese año y firmado por la presidenta Cristina Kirchner y los ministros Florencio Randazzo y Aníbal Fernández, se dispuso la fusión entre la llamada Administradora de Recursos Humanos Ferroviarios (una denominación que había adoptado el 9 de septiembre de 2013) y la Sofse. Ese decreto dio 30 días a la Comisión Nacional de Transporte (CNRT) para elaborar algunas normas necesarias para adecuar la operación y control. Pasaron 3428 jornadas, y nada ha cambiado, salvo el nombre de la empresa en cuestión.

En ese tiempo, específicamente en 2018, la gestión de Macri, mediante un decreto firmado por el entonces presidente, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, se dejó sin efecto la fusión de las dos compañías. En el hipotético juego de la oca, se regresó al casillero de inicio.

Formalmente, la empresa es una sociedad anónima con participación estatal mayoritaria y por lo tanto no se rige por el sistema de empleo público. De cualquier manera, en esos borradores se hacen cuentas respecto de cuántos empleados serán reasignados a otras compañías estatales. El camino de la empresa no está claro, de hecho es una de las que ya ha tenido cambio de mando en estos ocho meses de gestión.

El 14 de junio pasado, por caso, mediante una asamblea en la que estuvieron presentes los dos accionistas, el Ministerio de Economía y la AFIF, se aceptó la renuncia presentada por Patricio Gilligan, el presidente que había asumido al frente de la empresa a principios de abril. El sucesor fue Luis Federico Canedi, un abogado nacido en San Salvador de Jujuy que estaba en la ferroviaria desde principios de año y era gerente General Operativo.

Así las cosas, los tiempos no serán fáciles para la Decahf, la empresa que debió “consolidar y fortalecer el desarrollo y transferencia del conocimiento y cultura ferroviaria en los recursos humanos y técnicos”; incorporar nuevas tecnologías y modalidades de gestión que contribuyan al mejoramiento de la prestación del servicio ferroviario”, y “establecer y generar los vínculos científico-tecnológicos” para aplicarlos al tren. Justamente, las vías, los servicios y su prestación hablan por sí solos respecto del cumplimiento o no de los objetivos que tienen trazados los cerca de 1000 empleados que trabajan en la compañía.DiarioLaNación.com