Nota de Opinión
En febrero pasado, en una carta enviada a la Comisión Europea, el gobierno alemán elevó una propuesta: llevar adelante una prueba piloto de transporte público gratuito en cinco ciudades.
En febrero pasado, en una carta enviada a la Comisión Europea, el gobierno alemán elevó una propuesta: llevar adelante una prueba piloto de transporte público gratuito en cinco ciudades. El proyecto fue imitado por Francia. Seguramente pocxs conozcan a Anne Hidalgo, la alcaldesa de París que planea reducir gradualmente la tarifa del transporte urbano de pasajeros hasta que sea de libre acceso.
En efecto, en el mundo, la tendencia del transporte gratis avanza a pasos agigantados. En Nueva Zelanda, por ejemplo, idearon una tarjeta para viajar libremente en las horas menos congestionadas y en Brasil hay un puñado de ciudades en las que no se paga por viajar.
La pregunta, entonces, es por qué en Argentina vamos a contramano. Este jueves se llevará a cabo la audiencia pública para discutir el aumento de la tarifa del subte. Se trata, en rigor, de un encuentro que el gobierno organiza sólo para justificar las subas: lxs trabajadorxs del subte hemos participado en todas las que se realizaron y podemos dar fe de que nunca el gobierno de la Ciudad ha tomado en cuenta la voz de ciudadanxs, dirigentes opositores y lxs propixs trabajadorxs.
Ya todxs sabemos cuál es el plan de Rodríguez Larreta. En el contexto actual del aumento generalizado de tarifas, el macrismo quiere llevar el subte a 11 pesos en abril para después volver a aumentar el boleto en junio a 12,50 pesos. Se trata de una decisión política que no contempla el transporte público como un derecho.
En realidad, esta perspectiva tampoco es la que motoriza a Europa, donde el impulso para la gratuidad es, principalmente, la problemática de la contaminación. Alemania, por ejemplo, necesita reducir la contaminación para disminuir las millonarias sanciones de la Comisión Europea, que considera que superó los límites de emisiones de gases nocivos para la salud. Así, nueve países del Viejo Continente están obligados a realizar planes para combatir problemas medioambientales de sus territorios.
Evidentemente la orientación social y de mejora de las condiciones de vida de las personas no es, para este gobierno, una preocupación. Sin embargo, Rodríguez Larreta sí manifestó la importancia del cuidado del medio ambiente y el lugar preponderante que este tema ocupa en su plan de gobierno. Pese a esto, quienes viajamos en transporte público sufrimos los aumentos sostenidos en las tarifas y el estado actual de nuestra red no sólo no mejora, sino que cada vez es más caro utilizarla.
¿Se preguntaron alguna vez qué pasaría si nuestro subte funcionara bien? ¿Y si el gobierno de la Ciudad comprara coches nuevos en lugar de trenes usados que en otros países son descartados por ser chatarra? ¿Qué ocurriría si las frecuencias fueran las ideales? ¿Y si no tuviéramos que sacar trenes de circulación porque tienen asbesto, un material cancerígeno que afecta a trabajadorxs y usuarixs? ¿Y si no usáramos coches antiquísimos que se rompen por los años? ¿Y si el macrismo hubiera cumplido con la promesa de los 10 kilómetros por año de red? Sin dudas, viajaríamos por toda la Ciudad de la mejor manera.
El subte es el medio de transporte por excelencia en las grandes urbes porque es rápido, seguro y ecológico. Nosotros sostenemos que hay que copiar la tendencia europea y modificar la orientación política. Porque el transporte es un derecho y se encuentra entre los servicios más básicos que hacen a la dignidad de las personas. Quienes no pueden transportarse no pueden tener acceso al resto de los derechos: a la educación, al trabajo, a la salud, a la recreación.
Habría que orientar las políticas públicas a las necesidades sociales y analizar cómo atender esas demandas por fuera del lucrativo beneficio empresario de subsidios y exenciones. En la actualidad, el subte argentino es el sexto más caro del mundo detrás del de Londres, Nueva York, Madrid, París, San Pablo y Santiago de Chile. Y es el que menos kilómetros de extensión tiene de ese grupo.
En lugar de discutir el aumento del costo del pasaje sería más simple tratar de encontrar un proceso de transición hacia un mejor y más eficiente servicio público que además fuera gratuito para todxs.Por Beto Pianelli, Secretario general de la Asociación Gremial de Trabajadorxs del Subte y Premetro (Agtsyp).Página12.com
En febrero pasado, en una carta enviada a la Comisión Europea, el gobierno alemán elevó una propuesta: llevar adelante una prueba piloto de transporte público gratuito en cinco ciudades.
En febrero pasado, en una carta enviada a la Comisión Europea, el gobierno alemán elevó una propuesta: llevar adelante una prueba piloto de transporte público gratuito en cinco ciudades. El proyecto fue imitado por Francia. Seguramente pocxs conozcan a Anne Hidalgo, la alcaldesa de París que planea reducir gradualmente la tarifa del transporte urbano de pasajeros hasta que sea de libre acceso.
En efecto, en el mundo, la tendencia del transporte gratis avanza a pasos agigantados. En Nueva Zelanda, por ejemplo, idearon una tarjeta para viajar libremente en las horas menos congestionadas y en Brasil hay un puñado de ciudades en las que no se paga por viajar.
La pregunta, entonces, es por qué en Argentina vamos a contramano. Este jueves se llevará a cabo la audiencia pública para discutir el aumento de la tarifa del subte. Se trata, en rigor, de un encuentro que el gobierno organiza sólo para justificar las subas: lxs trabajadorxs del subte hemos participado en todas las que se realizaron y podemos dar fe de que nunca el gobierno de la Ciudad ha tomado en cuenta la voz de ciudadanxs, dirigentes opositores y lxs propixs trabajadorxs.
Ya todxs sabemos cuál es el plan de Rodríguez Larreta. En el contexto actual del aumento generalizado de tarifas, el macrismo quiere llevar el subte a 11 pesos en abril para después volver a aumentar el boleto en junio a 12,50 pesos. Se trata de una decisión política que no contempla el transporte público como un derecho.
En realidad, esta perspectiva tampoco es la que motoriza a Europa, donde el impulso para la gratuidad es, principalmente, la problemática de la contaminación. Alemania, por ejemplo, necesita reducir la contaminación para disminuir las millonarias sanciones de la Comisión Europea, que considera que superó los límites de emisiones de gases nocivos para la salud. Así, nueve países del Viejo Continente están obligados a realizar planes para combatir problemas medioambientales de sus territorios.
Evidentemente la orientación social y de mejora de las condiciones de vida de las personas no es, para este gobierno, una preocupación. Sin embargo, Rodríguez Larreta sí manifestó la importancia del cuidado del medio ambiente y el lugar preponderante que este tema ocupa en su plan de gobierno. Pese a esto, quienes viajamos en transporte público sufrimos los aumentos sostenidos en las tarifas y el estado actual de nuestra red no sólo no mejora, sino que cada vez es más caro utilizarla.
¿Se preguntaron alguna vez qué pasaría si nuestro subte funcionara bien? ¿Y si el gobierno de la Ciudad comprara coches nuevos en lugar de trenes usados que en otros países son descartados por ser chatarra? ¿Qué ocurriría si las frecuencias fueran las ideales? ¿Y si no tuviéramos que sacar trenes de circulación porque tienen asbesto, un material cancerígeno que afecta a trabajadorxs y usuarixs? ¿Y si no usáramos coches antiquísimos que se rompen por los años? ¿Y si el macrismo hubiera cumplido con la promesa de los 10 kilómetros por año de red? Sin dudas, viajaríamos por toda la Ciudad de la mejor manera.
El subte es el medio de transporte por excelencia en las grandes urbes porque es rápido, seguro y ecológico. Nosotros sostenemos que hay que copiar la tendencia europea y modificar la orientación política. Porque el transporte es un derecho y se encuentra entre los servicios más básicos que hacen a la dignidad de las personas. Quienes no pueden transportarse no pueden tener acceso al resto de los derechos: a la educación, al trabajo, a la salud, a la recreación.
Habría que orientar las políticas públicas a las necesidades sociales y analizar cómo atender esas demandas por fuera del lucrativo beneficio empresario de subsidios y exenciones. En la actualidad, el subte argentino es el sexto más caro del mundo detrás del de Londres, Nueva York, Madrid, París, San Pablo y Santiago de Chile. Y es el que menos kilómetros de extensión tiene de ese grupo.
En lugar de discutir el aumento del costo del pasaje sería más simple tratar de encontrar un proceso de transición hacia un mejor y más eficiente servicio público que además fuera gratuito para todxs.Por Beto Pianelli, Secretario general de la Asociación Gremial de Trabajadorxs del Subte y Premetro (Agtsyp).Página12.com