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20 de diciembre de 2016

¿Será tan difícil tomar la decisión de hacerlo?

Cartas de Lectores

Señor Director de Crónica Ferroviaria

En este último año, y creo yo debido al cambio de signo político en el Gobierno Nacional, mucho se ha hablado, cuestionado y "chicaneado" respecto a si hay o no reactivación ferroviaria; si las obras que se adjudicaron ya estaban contemplado realizarlas o si lo que se anuncia como iniciado este año, ya lo había sido el año anterior, etc., etc., algo que nos caracteriza bastante bien a los argentinos, como es polemizar, muchas veces quedarnos en dichas polémicas y discusiones estériles que no conducen a nada, y más grave aún, siguen perjudicando a todos por igual, hasta tanto los problemas se solucionen.


Por ello es que a veces pienso que mucho se puede hacer o requerir se realice, con acciones que están al alcance de la mano en muchas, si no en todas las ciudades de nuestro país, y nos quedamos esperando que las propuestas o decisiones de las grandes obras vengan “desde arriba”; por ello la propuesta, idea o como quiera llamarse, se la envío a Ud. para que si lo considera viable, publique en su blog para difusión (donde seguramente habrá detractores y constructores, críticos y otros que la ven viable, etc.).

Nuestras ciudades del interior están inundadas de planes sociales en cualquiera de sus modalidades, y todos sabemos que son muchísimas las personas que reciben los mismos y no hacen absolutamente nada, más que ir mensualmente a cobrar el mismo, entonces, ¿por qué no pedirle a cada Intendente que vea la disponibilidad de personas y se generen grupos o cuadrillas que se dediquen a desmalezar y limpiar los ramales que hoy se encuentran abandonados?.

Si alguna vez todos escuchamos la maldita frase “Ramal que para, ramal que cierra”, por qué no comenzar con “Ramal que se limpia, es más fácil luego reclamar a los gobernadores, ministros y presidente que sea reactivado”.

Son innumerables los beneficios de contar con las vías, o lo que queda de ella en algunos ramales, desmalezadas, limpias y a la vista de todos. Es más difícil que las mismos se intrusen y/o se roben, etc., etc.

Las distancias entre estaciones no son tan grandes como para poder tener varios grupos en las diferentes localidades y herramientas y máquinas para poder hacer la tarea, sobran en los municipios;  lo que al menos yo estoy convencido, es que faltan las ganas de tomar la decisión (los Intendentes) de hacer trabajar a muchos de los que hoy reciben sin hacer nada (creo que mucho pasa por aquí porque nadie quiere “pagar este costo político”). 

Son innumerables la cantidad de Intendentes que por lo bajo se quejan de la falta de los trenes (carga y pasajeros), pero muchos, por no decir casi todos, no hacen absolutamente nada para comenzar a revertir la situación. Todos están esperando las soluciones que no existen: las soluciones mágicas.

Reitero, creo que es mucho más sencillo convocar o requerir una reunión con los ministros, gobernadores y hasta el presidente, para reclamarle la vuelta de los trenes con una carta de presentación de trabajo realizado, a pedir que se haga todo desde cero. 

Está claro que las obras de infraestructura necesarias, no se pueden hacer con buena voluntad desde los municipios, juntas de gobierno o comunas, pero algo tan sencillo como desmalezar las trazas, estoy convencido que es posible hacerse con recursos humanos disponibles en todas ellas, los cuales hoy se encuentran ociosos. 

Sólo falta la decisión de algunos intendentes que se animen a tomar la posta, escuchar el reclamo de sus ciudadanos y animarse a ejecutarla. ¿Habrá decisión en ellos o seguiremos siempre llorando sobre la leche derramada, mirando para el costado y esperando que la decisión la tome otro “de arriba”, a la espera de las “soluciones mágicas”?.

Mis mejores deseos de unas Felices Fiestas junto a sus seres queridos. Muchas gracias. Saludos.
Martín Parra
martin.parra@yahoo.com.ar

10 de julio de 2013

LUCHEMOS POR LA RECONSTRUCCIÓN DEL SISTEMA FERROVIARIO

CARTAS DE LECTORES

Señor Director de Crónica Ferroviaria:

Le cuento que mi abuelo era ferroviario. Antiguamente, trabajar en dicho lugar era muy importante, como lo era un médico, un abogado etc.

Como me hubiese gustado seguir sus pasos. Ser ferroviario en aquella época era muy bueno.

Nací en la peor historia del sistema de transporte ferroviario, cuando gobernaba el país la dictadura militar.


Recuerdo que se cerraron algunos ramales, muchas estaciones, talleres y se despidió a miles de trabajadores. Vivo no pudiendo viajar y ver funcionar al ferrocarril por toda la Argentina por culpa de un ex presidente que dijo “Ramal que para, ramal que cierra”. La estructura ferroviaria nacional quedó prácticamente desmantelada.

Mi generación y las que me preceden perdimos la esperanza de verlo funcionando a pleno.

Pero dejo esta carta para las generaciones futuras. Luchen por terminar con el monopolio del transporte automotor y empiecen a pedir a los dirigentes políticos la reconstrucción del sistema ferroviario. Muchas gracias. Saludos
Adrián Martín Dragani Moya

7 de febrero de 2011

RECUPERAR LOS FERROCARRILES

Argentina tiene una tarea gigante por delante: recuperar los ferrocarriles tanto de carga como de pasajeros. Llama la atención que un país tan extenso y tan diverso, todavía no haya a nivel de ningún gobierno un proyecto para contar con un Ministerio de Transporte, máxime teniendo en cuenta que el transporte implica comunicación, comercio y principalmente desarrollo integral.

Lo otro que es necesario consignar es que recuperar el ferrocarril también implicará una decisión política de primer orden, dado que se le restaría de manera directa el inmenso poder que hoy ostenta el gremio de los camioneros y especialmente el titular de la CGT, Hugo Moyano.

Si el Sindicato de Camioneros así lo deciden, están en condiciones de paralizar a todo un país. Ese poder es demencial y perverso. De la misma forma, hay que reconocer que fue demencial y perverso privatizar los ferrocarriles.


La importancia que tiene el ferrocarril en el transporte de personas y mercaderías y en la integración del territorio nacional, no la tiene ningún medio de transporte.

Por eso el ferrocarril –especialmente cuando estaba en manos del Estado- fue una de las herramientas fundamentales para la expansión de las economías regionales y la ocupación de territorios. Todos los pueblos, a través del ferrocarril, podían tener acceso a los puertos y con ello a una mejor competencia en materia de comercialización. Esto era así incluso más allá de las distorsiones del esquema agroexportador que convergía en el puerto de Buenos Aires y la falta de vinculación transversal, salvo en tramos aislados, de los pueblos del interior.

En las últimas décadas del siglo XX, el ferrocarril padeció un progresivo como deliberado deterioro por mala administración y falta de inversiones.

Y cuando se decidió su clausura de hecho, se utilizó una frase que aún hoy es un insulto a la racionalidad: “Ramal que para, ramal que cierra”. Se privatizaron, se otorgaron –aún hoy es así- millonarios subsidios a las privadas, pero los ramales siguen parados si se mira el mapa del país completo

Nada importó que el ferrocarril fuera de vital importancia geoestratégica para los pueblos del interior. Nada importó que esos pueblos sufrieran aislamiento e incluso en algunos casos hasta su completa desaparición. Mientras ocurría esto, los ferrocarriles en el mundo se revalorizaban y se expandían con una decisiva y fuerte presencia del Estado. No es casual que en Europa, en Japón, en Estados Unidos, los ferrocarriles hoy sean más veloces y económicos –reduciendo los costos de transporte- e incluso en media distancia hasta compiten con el avión. Y ya se sabe, ferrocarriles circulando como corresponde, son menos camiones en las rutas y con ello hasta menos accidentes viales y menores costos comerciales.

El ferrocarril debe volver a rodar para beneficio de pueblos y ciudades, para abaratar los costos de los fletes, reducir el tiempo de traslado y bajar las estadísticas de accidentes.

Por eso este planteo clama para que las perspectivas del ferrocarril sean contempladas como una política nacional de transporte vinculado con los proyectos de crecimiento a largo plazo. (Editorial del Diario El Argentino)