El primero estaría listo en cuatro años, pero el segundo, que es el que la Nación quiere, transportaría hasta el doble de usuarios.
“La tesis de que cambiamos la línea pesada de metro por un sistema de transporte ligero sobre rieles en la 7ª es falsa”. Con esta frase, a través de su cuenta de Twitter, el alcalde Gustavo Petro le salió al paso a la lluvia de cuestionamientos que ha recibido, desde que anunció que su prioridad será construir un metro ligero por la emblemática vía antes que dar paso a la primera línea del metro pesado.
Sistemas de metro ligero han sido desarrollados en países europeos como España. / EFE
Sin embargo, sigue aumentando el debate por el uso que le daría a los $800 mil millones del cupo de endeudamiento que el alcalde solicitó incorporar en el presupuesto de este año, puesto que inicialmente fueron concebidos para la primera línea del metro pesado y no para un tren ligero. El ministro de Transporte, Germán Cardona, señaló que en la reunión con el presidente Juan Manuel Santos, Petro se comprometió a desarrollar el metro, pero no se habló de invertir el dinero en el tranvía por la 7ª.
Pero en otro de sus trinos el alcalde, en respuesta a un ciudadano, asegura que de aprobarse el uso del cupo de endeudamiento en el cabildo, los recursos se destinarían al “diseño y obras de infraestructura de la 7ª y la línea pesada”.
Una fuente interna del proyecto metro de la anterior administración, que prefirió la reserva de su nombre, señaló a este diario que el cupo de endeudamiento fue aprobado por el Concejo con dos condiciones. La primera: que se cumplieran las características técnicas contempladas para la primera línea del metro, “porque es la forma en que garantizamos el aporte del 70% de la Nación”. Y la segunda: que ese cupo se empezará a usar en 2012.
La administración distrital reitera que de empezar ahora mismo el metro ligero por la 7ª, su primera línea estaría lista en 2014, mientras que la pesada estaría en 2018. Sin embargo, la fuente del proyecto del metro pesado contradice esta idea. Asegura que “no estaría más rápido que en cuatro años, porque deben hacerse estudios de suelo, de ingeniería básica y un proceso licitatorio”, entre otros requisitos, que implican un tiempo mayor a dos años.
Si bien el sistema de tránsito sobre rieles por la 7ª podría estar en un tiempo menor a la línea del metro pesada, con la primera sólo se movilizarían entre 15 y 20 mil pasajeros en hora pico, mientras que con la segunda se podrían transportar de 70 mil a 80 mil personas en el mismo lapso, apunta la fuente.
Además, el costo por kilómetro de la construcción del tranvía estaría alrededor de US$40 y US$50 millones. Una cifra alta si se tiene en cuenta que el valor estimado para la misma distancia con la implementación del sistema Transmilenio en este corredor está entre los US$20 y US$25 millones y se pueden movilizar alrededor de 15.000 pasajeros en hora pico.
Precisamente, la implementación de Transmilenio por la 7ª es otra de las grandes incógnitas que surgen en medio de la polémica. El contrato, adjudicado a los consorcios Sainc por $84 mil millones, fue suspendido en septiembre por un plazo de un año, mientras se aseguraba que los trabajos no colapsarían la movilidad de la ciudad. Con los planes del alcalde, aún no se tiene certeza sobre lo que pasará con este proceso contractual. César Ramírez, representante legal de la firma constructora Sainc —encargada de la obra— sigue esperando que venza el plazo y que la administración tome alguna decisión al respecto.
Lo cierto, en medio de la controversia, es que el mismo ministro de Transporte dijo que el Gobierno Nacional estará atento a los estudios que requiere la idea del metro ligero por la 7ª, ya que hasta el momento no hay ninguno que evidencie la necesidad de desarrollar este sistema. Sería una gran bandera política dejar listo un sistema sobre rieles en la ciudad, pero surgen dudas respecto al costo que implicaría desechar proyectos contemplados en administraciones anteriores sin estudios que certifiquen su eficacia.ElEspectador.com
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