Actualidad
El ferroaficionado Carmelo Haag finalizó con el trabajo de restauración ad honorem de esta antigua máquina que perteneció a una salina de Villarino. Se emplazará en el ferrocarril de Médanos como parte de un Monumento al Obrero Salinero.
Para poder restaurar una locomotora de 1935 que perteneció a una salina de Villarino y se emplazará en el ferrocarril de Médanos como parte de un Monumento al Obrero Salinero, Carmelo Haag debió documentarse con fotos históricas, aprender sobre las piezas claves, descifrar todos sus secretos y dedicar horas y horas de trabajo en el patio de su casa, de forma artesanal.
"Para que la restauración sea lo más fidedigna posible busqué información en un centenar de fotos antiguas, en blanco y negro, que tengo de la década del 30 y parte del 40 sobre del proceso de extracción de sal en las que se aprecian las locomotoras", dijo.
Así luce el modelo de 1935 que estuvo operativo en la década del 30 en las salinas de Nicolás Levalle, en Villarino.
Añadió que si bien la pieza recuperada tiene algunos faltantes, los mismos no se aprecian a simple vista y que lo más costoso de todo el proceso fue retirar la gran cantidad de grasa adherida y apelmazada en la locomotora durante los más de 40 años que estuvo parada.
"Lo que en peor condición estaba era el motor y parte baja del chasis", dijo.
La locomotora estaba abandonada desde hacía más de 35 años y desde hace unos 7 u 8 años estaba a la intemperie en el ambiente salino, que es sumamente corrosivo.
La pieza ferroviaria da testimonio del trabajo del obrero salinero.
La locomotora la utilizaban en Villarino para el traslado de la laguna hasta la estación Nicolás Levalle.
Tiene una particularidad, en la salida el desnivel es de -27 msnm, y en Levalle está +42 msnm, es decir, que tenían una depresión topográfica muy difícil de sortear.
Carmelo Haag creció en la Colonia Monte La Plata, al lado de Teniente Origone. Su abuelo materno vivía justo al lado de la Estación de trenes. De adolescente se acercó a la Estación Sud de Bahía Blanca y se abocó al ferromodelismo. Hoy vive en Médanos junto a su familia, quien participa de sus intervenciones y cuidados de patrimonio, con distintas acciones.
Con respecto a las políticas públicas relacionadas al tema ferroviario, este ferroaficionado admitió que lo que más le duele es que haya cientos del kilómetros de vías abandonadas al costado de la ruta.
"Eso no significa que no tenga que haber transporte de carga por carretera pero se podría trabajar de forma mancomunada, con ambos medios de transporte: el automotor, con los camiones y el ferroviario, con los trenes, como se hace en otros países", evaluó.
"Un ejemplo de eso: no concibo que no esté comunicada la ciudad de Buenos Aires con Bariloche. Tenemos las vías abandonadas hace unos cuantos años", dijo.
"Es un despropósito que no haya tren entre Bahía y Viedma-Patagones, que no se restaure la vía de comunicación férrea", expresó.
Desde Bahía a Viedma-Carmen de Patagones son 282 km de vías abandonadas. Obviamente hay que hacer una inversión importante, pero no es algo descabellado. Es cuestión de voluntad política y de obtener el dinero pero sería una comunicación desde el centro del país hacia la puerta de entrada a la Patagonia.
"La traza está, solo hay que hacer la inversión, mantenimiento y ponerlo en marcha. Es una obra que se haría una sola vez y si se hace bien perduraría en años", estableció.
Ferrocarriles Argentinos llegó a tener 47 mil kilómetros de vía que conectaban a ciudades y pueblos de todo el país.
Formación de la ex empresa provincial Ferrobaires que cumplía servicios de pasajeros entre las estaciones Bahía Blanca Sur con Carmen de Patagones y paradas en intermedias.
"No sé si hoy llegan a los 9 mil, y con suerte. Hay ramales temporales y eso se va modificando. Eso da una idea de la poca importancia que el Estado le da al ferrocarril", sostuvo.
Carmelo Haag ve con mucho agrado la idea de poder restaurar la locomotora vaporera de la CAP, para rescatar el patrimonio de Bahía Blanca y la región.
"Llegaba muchísima hacienda a faenarse a la CAP desde toda la región. Conocía a un hombre de Villarino que traía unos mil animales desde el partido de Patagones hasta la CAP. Tardaba tres o cuatro días en traer hacienda para faenarla. Estaría bueno preservar el material histórico que quedó de la CAP, algo tan representativo como la trochita que llevaba la carne hasta el muelle de General Cerri desde donde se exportaba.
"El tren mejora las economías regionales. Cuando se privatizó el ferrocarril automáticamente desaparecieron 800 pueblos, quedaron aislados y hoy son pueblos fantasmas. No quedó nada", aseveró.
Como ejemplo: la localidad de Hucal, en La Pampa, llegó a tener 600 habitantes. Tenía 350 empleados, entre personal y familia ferroviaria y hoy quedan 5.Por: Anahí González Pau (para la La Nueva de Bahía Blanca)