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25 de abril de 2011

CUBA: DEBATE SOBRE RIELES


El sistema ferroviario cubano tiene ante sí una disyuntiva que bien pueden asumir los hombres y mujeres que lo integran: o se rescata y fortalece la disciplina, o el costoso programa inversionista en marcha cae en saco roto y no se revierte, como se espera, en un mejor servicio a prestar.

En tales términos —demasiado crudos para algunos y sumamente aleccionadores para otros— transcurre hoy el debate popular e institucional acerca del funcionamiento de un tipo de transporte de suma importancia para el país, que acumula una rica historia de aportes a la nación y un reconocido prestigio profesional y técnico.

Raúl imparte las últimas instrucciones a sus compañeros antes de partir hacia un nuevo destino. Fotos: Jorge Luis Téllez



A propósito del tema y con la intención de abordar una de sus tantas aristas, Granma decidió ir al encuentro de una tripulación ferroviaria, que tiene la responsabilidad del cambio en la base misma del gigantesco entramado del sector.

Sus nombres: Raúl Sánchez Reyes, Jorge Giraldo Águila, Otto Hernández Merino y Joel López Ávila, cuatro experimentados trabajadores camagüeyanos, quienes, desde sus funciones específicas a bordo del tren, tienen claro cuánto puede hacerse para recuperar el terreno perdido en materia de disciplina y control.

TODO ESTÁ ESCRITO

Con su experiencia, Raúl señaló que en los Ferrocarriles de Cuba puede decirse que todo está escrito. "Existe un reglamento de operaciones, se cuenta con la orden de precaución de tramo y otras muchas disposiciones que regulan el movimiento de los trenes. Por tanto, lo que se necesita simplemente es cumplir lo establecido".


Previo a cada viaje se procede a la revisión técnica de la locomotora



Lo primero que debe caracterizar a un trabajador ferroviario es su disciplina, agregó Jorge. "Uno tiene que ser responsable con lo que hace. El actuar negligente de un maquinista puede poner en riesgo la vida de cientos de personas o acarrear la pérdida de miles de toneladas de carga", con el consecuente perjuicio económico porque aunque es cierto que aún muchas vías están en mal estado, los accidentes casi siempre ocurren cuando se viola lo normado, por una actitud irresponsable.

Sobre el tema, Otto añadió que cuestiones de dirección también contribuyen a quebrantar la disciplina. "Los coches se subordinan a una persona, las locomotoras a otra, en fin¼ ".

Pero de cualquier manera, precisó Raúl, en la Orden de Precaución de Tramo están señalizadas por kilómetro dónde se ubican las dificultades técnicas de la vía y se reglamenta una velocidad determinada. "El maquinista, que es el responsable de la circulación del tren, tiene que evitar cometer una imprudencia; debe actuar con cautela", advirtió.


Del actuar de cada miembro de la tripulación depende la calidad del servicio a la población



Según Jorge, la orden de vía indica el cruce de las locomotoras. En esta circunstancia, el maquinista tiene que parar y verificar la orden para evitar un imprevisto.

Esta es una labor que exige siempre mucha concentración, responsabilidad y compromiso de los trabajadores y directivos del sector, comenta Joel. No obstante, hoy existe un ambiente favorable en este campo, lo que no quiere decir que todo está resuelto.

De acuerdo con Otto, el programa integral de recuperación que se ejecuta en estos momentos es una de las ideas más certeras puestas en práctica en los últimos años. "Está demostrado que el ferrocarril es la columna vertebral, como transporte, de la economía de un país".

Los gastos de combustible son menores, el arrastre es mayor, los equipos son más eficientes. Una sola locomotora y sus vagones representan una base de camiones y hasta más. "Es por ello que si no hay disciplina y compromiso con lo que se hace, no hay avance posible", subrayó Jorge.

POR CAMINOS DISTINTOS, UN MISMO OFICIO

Del peso de la formación vocacional, muchas veces desde el entorno familiar, también comentaron estos hombres.

"Yo nací entre ferroviarios —relató Otto, auxiliar de maquinista. Primero fue mi abuelo materno y luego le siguió mi mamá, que trabajó hasta su retiro en la estación de Nuevitas".

Jorge, quien trabaja como maquinista, apuntó que en 1979 pasó en Nuevitas un curso de auxiliar de conductor y desde entonces, luego de mucho esfuerzo personal, elevó su calificación hasta alcanzar la categoría de Maquinista A. "Lo mío puede decirse que fue al principio por embullo, por acompañar a mi hermano en esa aventura", dice.

El caso de Raúl, cuyo desempeño es conductor, resulta bien distinto. "No tengo antecedente alguno en la familia. Llegué aquí egresado como conductor de trenes del Instituto Tecnológico Ferroviario Andrés Valdés Fuentes, de Santiago de Cuba. Soy guantanamero y ya llevo 34 años de trabajo en esta especialidad".

Mientras Joel, auxiliar de conductor, aseguró que fue por su papá —gruero en la atención de las vías férreas— que se vinculó al sector, luego de graduarse en la Escuela de Formación Ferroviaria Luis Fernández Quiroga, en Camagüey, y cuenta ya 14 años en estos menesteres.

Estos hombres, formados por caminos distintos, contribuyen con sus conocimientos al quehacer cotidiano de un mismo oficio, para enaltecer la profesión y recuperar el prestigio que siempre la caracterizó.(Fuente y fotos: Diario Gramma)