Instituciones
La provincia de Formosa tuvo una vez su ferrocarril.
Su construcción se inició en 1908 y los estudios de trazado unos años
antes, allá por 1905.
Por entonces, Formosa era Territorio Nacional y esta obra vial, fue la
mayor inversión del Estado Nacional en el Territorio, obra que no solo cambió
radicalmente el movimiento urbano de la Villa Formosa, sino que
fundamentalmente, fue un hito histórico determinante para el crecimiento y
proyección política y geográfica de la Provincia.
Mientras el riel se extendía hacia el oeste provincial, pueblos,
familias y esperanzas se fueron asentando a la vera del tendido que, en 1930 se
unió con Embarcación en la provincia de Salta.
A fines de la década de 1990 nuestro tren dejó de correr y sus
instalaciones, herramientas, maquinarias, objetos y documentos lentamente
fueron desapareciendo junto con el esfuerzo y el recuerdo de cientos de
trabajadores del riel que dejaron años de sus vidas trabajando en el viejo Ramal
C 25.
Muchos de los habitantes de la Formosa de hoy, tienen un antepasado que
trabajó en el ferrocarril formoseño, muchas familias se formaron, subsistieron
y progresaron bajo el humo de las viejas locomotoras y la efervescencia de los
pasajeros en el andén.
Nuestro Viejo Tren, hoy destruido, es más que ese montón de hierros
abandonados, es parte de la vida de muchos formoseños que todavía lo rememoran
en una foto, en una anécdota y en la esperanza de mantener vivo su recuerdo a
través del tan postergado Museo.
Porque, aunque cueste creerlo, la obra vial se transformó en
sentimiento, ese sentimiento que brota de cada ex ferroviario con el que hablé,
que más que recordar lugares, recuerda anécdotas de vida, amigos, familia y
lamenta profundamente ver que ya no queda nada.
Sin dudas, el Ferrocarril de Formosa forma parte de nuestra identidad,
es una pieza más del gran rompecabezas que va completando de a poco el mapa de
nuestra historia y de nuestras raíces y por eso, estoy convencido que vale la
pena proteger su recuerdo.
Si seguimos permitiendo que se pierdan los testigos de nuestro pasado,
si no recordamos de dónde venimos, iremos perdiendo sin dudas algo de nuestra
esencia y es posible que nos condenemos a ser lo que no queremos…
Rescatar lo que queda de nuestro tren, es también rescatar la memoria de
cada uno de sus hacedores, es rescatar historia y sentimiento y ante esta
realidad, cuesta entender que todavía haya quienes prefieran seguir
manteniéndose al margen.
Por el bien de nuestra historia...
NO SE OLVIDEN DEL MUSEO…