Cultura Ferroviaria
Cuento
Por: Rodolfo Puyol (Para Crónica Ferroviaria)
Arrancó desde la Estación Alem y fue por un error, un grosero estornudo en que, involuntariamente se inclinó hacia adelante, ese joven motorman, empujando, sin querer, la manija del controller.
El universo todo se confabulaba. La formación de seis coches había salido el día anterior del Taller Rancagua y tenía los motores reparados a nuevo. Los trabajadores del taller y su maldita costumbre proveniente de la vía 13 de bobinar siempre unas vueltas de más en los motores, hacían que tuvieran más potencia que los nuevos 0 Km. El controller se trabó, no hubo fuerza humana capaz de hacerlo retroceder.
La formación empezó a embalar. No paró en las estaciones. El cambio había quedado bloqueado de la noche anterior, que habían bajado una locomotora diésel por la rampa. Era este el primer servicio de la mañana. 05:35 horas salió de Alem. La suerte estaba echada. Nadie notó el error de esa cuña bloqueando el cambio, la que era un viejo pedazo de quebracho, aislante.
El sistema eléctrico de señales no notó el error. La rampa, en subida, pareció enfurecer a la formación que venía patinando en las viejas vías de Lacroze, algunos rieles, todavía originales, montados en el año 1930. Al levantar la trompa tomó más velocidad. Sólo agachó la nariz al cruzar, como un rayo, los Talleres de Lynch. Allí el motorman creyó que descarrilaría pero en su desesperación, las ruedas, se aferraban a los rieles con tenacidad.
Se acabó el tercer riel. Se terminó la alimentación eléctrica. Debía detenerse. Humo al final de la formación. ¿Un incendio?: No. Algo inverosímil sucedía. Una vieja locomotora G22 diésel los empujaba. Eran siete ahora los jinetes.
El motorman no lo sabía. La cabina de la G22 estaba vacía. Nunca se supo cómo llegó hasta allí. Los peritos no encontraron rastros, ni huellas dactilares. El controller se había soldado misteriosamente en el Punto 8: Máxima Potencia. Los dos parabrisas de la locomotora estaban tapados con sendos afiches gremiales, el uno, reclamando por el artículo 14 bis de la Constitución Nacional, el otro, puteando a los gremialistas que propiciaban las malditas tercerizaciones.
Como no podía ser de otra manera, el tanque estaba lleno, de gas oil nacional chorreaba de la tapa mal ajustada en cada barquinazo.
Subió a toda velocidad el Puente Zárate Brazo Largo y se embaló más y más en la bajada. Cruzó la Provincia de Entre Ríos, ya de día, media mañana, 135 Km/h marcaba el velocímetro ante los desorbitados ojos del motorman, un joven de apellido Aspin. Sabía que estaba viviendo una epopeya, el histórico día en que el subte salió a la superficie, se apoderó de los rieles del ferrocarril, cruzó el pobre conurbano, unió a la provincia con su vecina.
Corrientes pasó en un suspiro. El calor de los rieles ante el paso de los desbocados coches Metropolitan Camell , evaporaba las aguas de los esteros. Misiones, 14:35 horas. El Ferry no estaba en la punta de rieles, flotaba, semi hundido, entre los juncos de la elevada orilla. Yacyretá tuvo la culpa. Los rieles seguían bajo el agua, hasta la vieja orilla del Río Paraná, en el fondo de la barranca.
La diésel descarriló. Cayó sobre su flanco izquierdo frente a la vieja Estación Posadas. Los diarios lo registraron con fotos en las portadas. Fue lo único que quedó. Los seis coches alemanes perforaron las aguas y desaparecieron para siempre. Prefectura rastrilló durante meses. Bucearon a ciegas casi un año, entre las amarronadas aguas, sin hallar nada. Los robadores nunca engancharon nada. La G22 tenía las ruedas desgastadas, de tanto patinar, y patinar, empujando más y más. El descarrilo la detuvo. Nunca se incendiaron sus motores eléctricos General Electric. Habían sido bobinados en la Planta de la Siam, única con licencia de USA en la Argentina.
La prensa siguió dedicando notas durante años a la fatídica locomotora. Las pericias confirmaron las sospechas tan temidas: era la 7919, la misma que deambulara por los túneles de la Línea "B" la noche anterior. Por las múltiples irregularidades administrativas de la concesionaria no quedó registrado en los libros el nombre del maquinista. Sí quedaron en los registros biométricos los datos de los dos inspectores de Subterráneos que, como todas las noches, figuraban en los registros, pero dormían en sus casas.
Años después se construyó en Posadas el puente que cruzaba el Río Paraná. Menos mal. Si hubiera cruzado el puente el convoy fantasma, nos hubiera unido con Paraguay y quien sabe con qué más. La trocha en Brasil es diferente.
Epílogo:
Los Metrodelegados siempre lucharon por brindar un servicio mejor, por aumentar la cantidad de pasajeros transportados.
Los trenes de la Línea Urquiza corrieron por las vías de la Línea "B", como atestiguan las fotos de época, lo que prueba la compatibilidad del material rodante. La familia Lacroze proyectó la rampa para que el ferrocarril bajara en Lacroze y continuara hasta Alem, bajo tierra, allá por el año 1930. Hace más de 85 años de esto. ¿Se pondrá en marcha la iniciativa antes de que se cumpla el siglo?. Solo restan 13 años.
TBA corrió un servicio de pasajeros en un coche motor Serie 593 (ex Renfe) desde la Estación Haedo hasta Puerto Madero, por el viejo túnel de vías de carga del año 1912. Hubo épocas en que el Sarmiento llevaba pasajeros hasta la Plaza Congreso. Sé que cuesta creerlo pero los señores lectores todavía pueden ver, al lado de la estatua de Jauretche, la entrada al túnel.
Entonces no sólo la Línea Urquiza ayuda a la Línea "B", sino que el Sarmiento lo hace con la Línea "A" y, para completar la trilogía ABC, es el Roca el que fue diseñado para apoyar a la Línea "C" de subtes, es por eso que sus vías de carga parten de Kilo 5, pasan por la Isla Maciel donde cruzan el Riachuelo, bordean la Cancha de Boca para llegar a Retiro y continuar hacia el Norte del país.
Esto fue pensado hace más de medio siglo para evitar la congestión del Nodo Constitución. No se repetiría el error de sobre concentración cometido en Retiro donde juntaron tres estaciones de trenes que no podían ser evacuadas por una sola línea de subtes. Es por ello que en el Siglo XXI se tuvo que prolongar las Líneas "E" y "H" para desagotar el problema.
Metrodelegados cuenta con hacer trabajar al Subte en colaboración con el ferrocarril en el esquema que resumimos a continuación:
Línea A FFCC Sarmiento
Línea B FFCC Urquiza
Línea C FFCC Roca
Fue así que desde la Estación Constitución de la Línea "C" empezaron a partir servicios hacia Retiro, hacia Plaza de los Virreyes y hacia Congreso de Tucumán, aprovechando los túneles existentes desde el siglo pasado, el XX. Nunca más se hizo frenar a las formaciones en una estación para bajar a todos los pasajeros y que combinaran con otra línea. Eso, sólo se dejó para los momentos en los que había desperfectos técnicos.
Luego de los hechos relatados no sólo la Línea "B" siguió subiendo a la superficie sino que nunca más dejó de bajar al túnel la Línea Urquiza.
Adicionalmente los subtes tomaron la idea de los colectivos y se empezó a bajar y subir por puertas alternadas. Sólo hizo falta agregar una flecha para subir y otra para bajar, intercaladamente, en los calcos que ya había en el piso indicando donde iba a parar cada puerta.
Es así, aunque los más jóvenes no lo hayan vivido, no siempre tuvieron aire acondicionado los colectivos, ni sube (anteriormente hubo unas máquinas en las que había que introducir las monedas, y más atrás en el tiempo, los choferes contaban billetes y monedas mientras hacían los cambios, cortaban boletos, miraban por los espejos, y cambiaban el cassette en el estéreo).
Hubo tiempos en los que no tenían caja de cambios automáticos, no tenían suspensión neumática, no tenían el motor atrás, no tenían puertas neumáticas, no eran diseñados para transporte de pasajeros sino que eran chasis de camión. Yo lo viví. Ah!, tampoco había wifi a bordo. No existía la interné. Los pasajeros saludaban con un: "Buen díiiiiaaaa" al subir a la unidad.
Hoy ya corren los coches motores de la Línea Roca por Puerto Madero y comunican la Villa de la Isla Maciel, en Avellaneda, con la Villa 31, en Retiro.
Cuento
Por: Rodolfo Puyol (Para Crónica Ferroviaria)
Arrancó desde la Estación Alem y fue por un error, un grosero estornudo en que, involuntariamente se inclinó hacia adelante, ese joven motorman, empujando, sin querer, la manija del controller.
El universo todo se confabulaba. La formación de seis coches había salido el día anterior del Taller Rancagua y tenía los motores reparados a nuevo. Los trabajadores del taller y su maldita costumbre proveniente de la vía 13 de bobinar siempre unas vueltas de más en los motores, hacían que tuvieran más potencia que los nuevos 0 Km. El controller se trabó, no hubo fuerza humana capaz de hacerlo retroceder.
La formación empezó a embalar. No paró en las estaciones. El cambio había quedado bloqueado de la noche anterior, que habían bajado una locomotora diésel por la rampa. Era este el primer servicio de la mañana. 05:35 horas salió de Alem. La suerte estaba echada. Nadie notó el error de esa cuña bloqueando el cambio, la que era un viejo pedazo de quebracho, aislante.
El sistema eléctrico de señales no notó el error. La rampa, en subida, pareció enfurecer a la formación que venía patinando en las viejas vías de Lacroze, algunos rieles, todavía originales, montados en el año 1930. Al levantar la trompa tomó más velocidad. Sólo agachó la nariz al cruzar, como un rayo, los Talleres de Lynch. Allí el motorman creyó que descarrilaría pero en su desesperación, las ruedas, se aferraban a los rieles con tenacidad.
Se acabó el tercer riel. Se terminó la alimentación eléctrica. Debía detenerse. Humo al final de la formación. ¿Un incendio?: No. Algo inverosímil sucedía. Una vieja locomotora G22 diésel los empujaba. Eran siete ahora los jinetes.
El motorman no lo sabía. La cabina de la G22 estaba vacía. Nunca se supo cómo llegó hasta allí. Los peritos no encontraron rastros, ni huellas dactilares. El controller se había soldado misteriosamente en el Punto 8: Máxima Potencia. Los dos parabrisas de la locomotora estaban tapados con sendos afiches gremiales, el uno, reclamando por el artículo 14 bis de la Constitución Nacional, el otro, puteando a los gremialistas que propiciaban las malditas tercerizaciones.
Como no podía ser de otra manera, el tanque estaba lleno, de gas oil nacional chorreaba de la tapa mal ajustada en cada barquinazo.
Subió a toda velocidad el Puente Zárate Brazo Largo y se embaló más y más en la bajada. Cruzó la Provincia de Entre Ríos, ya de día, media mañana, 135 Km/h marcaba el velocímetro ante los desorbitados ojos del motorman, un joven de apellido Aspin. Sabía que estaba viviendo una epopeya, el histórico día en que el subte salió a la superficie, se apoderó de los rieles del ferrocarril, cruzó el pobre conurbano, unió a la provincia con su vecina.
Corrientes pasó en un suspiro. El calor de los rieles ante el paso de los desbocados coches Metropolitan Camell , evaporaba las aguas de los esteros. Misiones, 14:35 horas. El Ferry no estaba en la punta de rieles, flotaba, semi hundido, entre los juncos de la elevada orilla. Yacyretá tuvo la culpa. Los rieles seguían bajo el agua, hasta la vieja orilla del Río Paraná, en el fondo de la barranca.
La diésel descarriló. Cayó sobre su flanco izquierdo frente a la vieja Estación Posadas. Los diarios lo registraron con fotos en las portadas. Fue lo único que quedó. Los seis coches alemanes perforaron las aguas y desaparecieron para siempre. Prefectura rastrilló durante meses. Bucearon a ciegas casi un año, entre las amarronadas aguas, sin hallar nada. Los robadores nunca engancharon nada. La G22 tenía las ruedas desgastadas, de tanto patinar, y patinar, empujando más y más. El descarrilo la detuvo. Nunca se incendiaron sus motores eléctricos General Electric. Habían sido bobinados en la Planta de la Siam, única con licencia de USA en la Argentina.
La prensa siguió dedicando notas durante años a la fatídica locomotora. Las pericias confirmaron las sospechas tan temidas: era la 7919, la misma que deambulara por los túneles de la Línea "B" la noche anterior. Por las múltiples irregularidades administrativas de la concesionaria no quedó registrado en los libros el nombre del maquinista. Sí quedaron en los registros biométricos los datos de los dos inspectores de Subterráneos que, como todas las noches, figuraban en los registros, pero dormían en sus casas.
Años después se construyó en Posadas el puente que cruzaba el Río Paraná. Menos mal. Si hubiera cruzado el puente el convoy fantasma, nos hubiera unido con Paraguay y quien sabe con qué más. La trocha en Brasil es diferente.
Epílogo:
Los Metrodelegados siempre lucharon por brindar un servicio mejor, por aumentar la cantidad de pasajeros transportados.
Los trenes de la Línea Urquiza corrieron por las vías de la Línea "B", como atestiguan las fotos de época, lo que prueba la compatibilidad del material rodante. La familia Lacroze proyectó la rampa para que el ferrocarril bajara en Lacroze y continuara hasta Alem, bajo tierra, allá por el año 1930. Hace más de 85 años de esto. ¿Se pondrá en marcha la iniciativa antes de que se cumpla el siglo?. Solo restan 13 años.
Foto gentileza: EnelSubte.com
TBA corrió un servicio de pasajeros en un coche motor Serie 593 (ex Renfe) desde la Estación Haedo hasta Puerto Madero, por el viejo túnel de vías de carga del año 1912. Hubo épocas en que el Sarmiento llevaba pasajeros hasta la Plaza Congreso. Sé que cuesta creerlo pero los señores lectores todavía pueden ver, al lado de la estatua de Jauretche, la entrada al túnel.
Entonces no sólo la Línea Urquiza ayuda a la Línea "B", sino que el Sarmiento lo hace con la Línea "A" y, para completar la trilogía ABC, es el Roca el que fue diseñado para apoyar a la Línea "C" de subtes, es por eso que sus vías de carga parten de Kilo 5, pasan por la Isla Maciel donde cruzan el Riachuelo, bordean la Cancha de Boca para llegar a Retiro y continuar hacia el Norte del país.
Esto fue pensado hace más de medio siglo para evitar la congestión del Nodo Constitución. No se repetiría el error de sobre concentración cometido en Retiro donde juntaron tres estaciones de trenes que no podían ser evacuadas por una sola línea de subtes. Es por ello que en el Siglo XXI se tuvo que prolongar las Líneas "E" y "H" para desagotar el problema.
Metrodelegados cuenta con hacer trabajar al Subte en colaboración con el ferrocarril en el esquema que resumimos a continuación:
Línea A FFCC Sarmiento
Línea B FFCC Urquiza
Línea C FFCC Roca
Fue así que desde la Estación Constitución de la Línea "C" empezaron a partir servicios hacia Retiro, hacia Plaza de los Virreyes y hacia Congreso de Tucumán, aprovechando los túneles existentes desde el siglo pasado, el XX. Nunca más se hizo frenar a las formaciones en una estación para bajar a todos los pasajeros y que combinaran con otra línea. Eso, sólo se dejó para los momentos en los que había desperfectos técnicos.
Luego de los hechos relatados no sólo la Línea "B" siguió subiendo a la superficie sino que nunca más dejó de bajar al túnel la Línea Urquiza.
Adicionalmente los subtes tomaron la idea de los colectivos y se empezó a bajar y subir por puertas alternadas. Sólo hizo falta agregar una flecha para subir y otra para bajar, intercaladamente, en los calcos que ya había en el piso indicando donde iba a parar cada puerta.
En la foto se ve una plataforma de motores Metropolitan - Camell modificada con tomas para tercer riel como los que circularon por la Línea B.
Es así, aunque los más jóvenes no lo hayan vivido, no siempre tuvieron aire acondicionado los colectivos, ni sube (anteriormente hubo unas máquinas en las que había que introducir las monedas, y más atrás en el tiempo, los choferes contaban billetes y monedas mientras hacían los cambios, cortaban boletos, miraban por los espejos, y cambiaban el cassette en el estéreo).
Hubo tiempos en los que no tenían caja de cambios automáticos, no tenían suspensión neumática, no tenían el motor atrás, no tenían puertas neumáticas, no eran diseñados para transporte de pasajeros sino que eran chasis de camión. Yo lo viví. Ah!, tampoco había wifi a bordo. No existía la interné. Los pasajeros saludaban con un: "Buen díiiiiaaaa" al subir a la unidad.
Hoy ya corren los coches motores de la Línea Roca por Puerto Madero y comunican la Villa de la Isla Maciel, en Avellaneda, con la Villa 31, en Retiro.