11 de noviembre de 2025

Muchos la llamaban “la chanchita”…

Cultura Ferroviaria

Yo solo sabía que era el tren que me llevaba a casa de los abuelos, allá en Pergamino.


Eran otros tiempos, cuando las vías estaban firmes y relucientes,

y los trenes todavía sonaban como promesas de reencuentro.

Puedo asegurar que iba a más de cien,

era el rápido, ese que no paraba en todas las estaciones,

y uno miraba por la ventanilla viendo pasar los campos, los molinos, las vacas,

y pensaba que el mundo era grande, pero el corazón sabía adónde iba.


El traqueteo del tren se mezclaba con el silbato del guarda,

y el olor a tren, a hierro y a viento entraba por las rendijas de las ventanas.

A veces, mamá sacaba del bolso un paquete con pan casero o pastafrola,

y eso alcanzaba para hacer del viaje una fiesta.


Pero lo mejor era llegar a lo de los abuelos.

Verlos esperándonos en el andén, con los brazos abiertos,

y sentir que ese abrazo era el verdadero destino del viaje.

Porque nada se comparaba con pasar las fiestas en su casa:

el patio con las parras, la mesa larga, las risas, los vecinos que iban y venían.


Hoy, cuando escucho un tren a lo lejos,

cierro los ojos y vuelvo a ser aquel niño que miraba el horizonte,

feliz, porque sabía que al final del camino

la esperaban los abuelos y el perfume de las fiestas. 🌻

Fuente: LasFuentesdemipueblo.com

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