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15 de mayo de 2023

El asbesto: Un drama del subterráneo porteño que continúa sin respuestas

Actualidad

Es un reclamo central de los trabajadores, que paran este lunes. Hay casi 90 con enfermedades relacionadas a este material prohibido. Tres murieron. "A los usuarios no los controla nadie", denuncian.

“Dejé de pensar a futuro mi vida. Antes tenía proyectos, me veía jubilado viajando a mi querida Tucumán y luego volviendo a Buenos Aires para estar con mi familia”, rememora Martín Paredes, conductor de la línea B de Subte. En noviembre de 2019, tras varios años de lucha, la empresa Metrovias (hoy Emova) y el gobierno porteño aceptaron realizar estudios médicos a trabajadores y trabajadoras del sector. Un año después, él y decenas de compañeros fueron notificados con enfermedades provocadas por el asbesto, un elemento potencialmente cancerígeno cuya utilización está prohibida en nuestro país desde el 2003.

El quite de todas las formaciones que lo contienen es uno de los principales reclamos del gremio, que decidió un paro total para mañana lunes. Denuncian que ya hay 85 trabajadores diagnosticados, 2150 «bajo vigilancia médica» y tres perdieron la vida.

“Me diagnosticaron ‘inflamación de pleura neumoconiosis’, es el primer estado de una enfermedad potencialmente peligrosa para un cáncer. Mi organismo encapsuló a la fibra de asbesto que se me clavó en el pulmón y eso se inflama, es como una costra. Por ejemplo, me provoca muchísimo dolor de espalda», cuenta Paredes. Comenzó a trabajar en el subte en 1994, haciendo 12 horas continuas durante muchos años. Hoy tiene 53. Hasta 2020 fue conductor, su pasión.

“Cuando me informaron el diagnóstico no lo podía creer. Rápidamente, la ART y la empresa que concesiona los Subtes me mandaron una carta diciendo que me liberaban de mis tareas por tiempo indeterminado. Tuvieron que reconocer que era por el asbesto”, continúa. En la misma carta le dijeron que no debería regresar al subte por ningún motivo. Nunca le aclararon ni a él ni a sus compañeros ni a los usuarios por qué. El Hospital Británico confirmó los diagnósticos. Lo había provocado el asbesto.

Quienes les advirtieron que las formaciones que compró Mauricio Macri cuando era jefe de gobierno tenían asbesto fueron los trabajadores del subte de Madrid: “en 2017 nos dijeron que ellos tenían varios compañeros enfermos por asbesto y que ya había fallecido uno”.

La compra a Madrid de los coches CAF 5000 de segunda mano, fabricados en los ’70, se concretó en 2011 sin análisis ambiental, por 550 mil dólares cada uno. Iban a ser chatarra para subastar. La adquisición ocurrió ocho años después de que el asbesto fuese prohibido en nuestro país. Recién en 2018 el gobierno porteño confirmó que contenían ese material.

Asbesto: el temor de trabajadores y usuarios

Los trabajadores más perjudicados por el asbesto son los de Talleres. Allí el material flota en el aire y entra al organismo. La desabestización debe ser completa, incluso los expertos recomiendan mudar los talleres ubicados en inmediaciones de viviendas y escuelas, como los Bonifacio y Polvorín de Caballito, linderos a una primaria y un jardín de infantes.

Tras la ratificación de que en esos talleres hay material potencialmente cancerígeno, la vida de cientos de familias de la comunidad educativa cambió para siempre. Hoy afirman vivir la angustia de ser ignorados tanto por el Ministerio de Educación como por Sbase y Emova.

“Yo empecé con febrícula de 37,5 grados durante varios meses. Iba a la guardia, me empezaron a hacer todo tipo de estudios y no me encontraron nada. Así vivía todos los días y me iba a trabajar. Hasta que me hacen una tomografía y ven algo en el pulmón”, recuerda Gustavo Villalba, que entró a trabajar como boletero en 1997, luego pasó al sector de tráfico en 2003 y finalmente como conductor. A los 48 años fue diagnosticado con neumoconiosis, igual que Paredes y otros cientos de compañeros.

Actualmente se encuentro de licencia: «presenté una demanda ante la Superintendencia de Salud, porque la ART mintió descaradamente al entregarme un ‘alta médica sin secuelas’. Me levanto con el ojo seco, la garganta seca, y son muchos compañeros que viven con los lagrimales secos y no pueden estar sin gotas en los ojos. Yo entré con 24 años a la empresa donde me prometieron crecer, desarrollarme y tener un futuro. Tenía aspiraciones hasta que me encontraron este daño en la pleura. Ahora estoy luchando no solo por mí, sino por mis compañeros y por todos los que viajan en el subte a diario”.

De los casi 90 trabajadores y trabajadoras afectados por el asbesto, seis desarrollaron cáncer y tres fallecieron. “Pero este relevamiento es el que tenemos nosotros de cinco años atrás a la fecha, anteriormente como no sabíamos que el subte tenía asbesto pueden haber muchos otros compañeros y compañeras y usuarios afectados –aclara Claudio Dellecarbonara, del Secretariado Ejecutivo de metrodelegados–. Lamentablemente contamos con varios trabajadores de subte que fallecieron por cáncer, es una de las denuncias que hacemos siempre”.

Asegura que la incidencia del cáncer era alta en el sector, pero se lo atribuían a otras condiciones insalubres como electromagnetismo, microondas y micro partículas de minerales y metales. La situación no abarca solo a empleados. De hecho se conoció que una usuaria demandó al Gobierno de la Ciudad y a la empresa concesionaria. Le encontraron una fibra de asbesto encapsulada en el pulmón. Viajaba todos los días en subte.

“Ahora que sabemos que el asbesto existe y de sus consecuencias –acota Dellecarbonara–. Después de tanta lucha logramos que la ART, una vez por año, nos realice un control médico para saber si estamos afectados o no, pero a los usuarios no los controla nadie”.

Una medida de fuerza que abarca todas las líneas

Tras fracasar la negociación, la Asociación Gremial de Trabajadores del Subterráneo y Premetro (Agtsyp) anunció que mañana lunes harán un paro total que «afectará el servicio de las seis líneas del Subte y el Premetro». Además del asbesto, hay reclamos económicos y laborales. Afirman que la empresa concesionaria no les devuelve las sumas descontadas en los haberes de trabajadores y trabajadoras por los días de paro. Christian Paletti, de los Metrodelegados, denunció que Emova, con el aval de la estatal porteña Sbase, «realizó descuentos en los salarios, masivos y arbitrarios como represalia contra las medidas gremiales, que consisten en paros rotativos de dos horas y dos líneas por vez». También piden «por un segundo franco, el recambio de los trenes contaminados por asbesto, aumento imprescindible de personal». Y agregaron la necesidad de «la convocatoria paritaria que debe ajustar la pérdida salarial del último período».TiempoArgentino.com

22 de agosto de 2019

Asbesto: Metrovías reconoció que hay trabajadores afectados

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Según el gremio, se trata de empleados de los talleres a los que les diagnosticaron placas pleurales. Los metrodelegados vienen denunciando hace casi dos años la presencia de asbesto en los subtes porteños.

La empresa Metrovías reconoció en una comunicación interna, a la que tuvo acceso este diario, que hay tres trabajadores del subte de la línea B afectados por asbesto. Según explicaron desde la Asociación Gremial de Trabajadores de Subte y Premetro (Agtsyp) se trata de empleados de los talleres a los que les diagnosticaron placas pleurales, es decir, un engrosamiento de la pleural producido por la exposición al material contaminante, cuya presencia en los subtes porteños vienen denunciando hace casi dos años los metrodelegados. También contaron que en forma verbal, la empresa elevó el número de afectados a cinco, aunque sospechan que hay muchos más, ya que faltan analizar 300 trabajadores de tráfico de la B y la totalidad de empleados de las otras líneas.


La comunicación "Plan de eliminación de amianto en la Línea B", de la gerencia de Recursos Humanos de Metrovías, sostiene, a contramano de lo que denuncia el gremio, que el "el riesgo para la salud está circunscripto a los talleres durante la manipulación y pulido de las piezas que contienen amianto". Y explica que en el marco del plan de Vigilancia de la Salud que desarrolla junto con la ART, se realizaron "exámenes neumonológicos en el Hospital Británico", en el que se encontraron en tres personas "hallazgos vinculables a la exposición de asbesto, en todos los casos sin síntomas".

Al respecto, el sanitarista y presidente de la fundación Soberanía Sanitaria, Nicolás Kreplak, dijo que hablar de que "no tienen síntomas" es querer bajarle el tono a un hecho "muy grave". "La exposición a las fibras de amianto causa enfermedades que afectan la pleura, como el mesotieloma, que es un cáncer, o la asbestosis, una fibrosis pulmonar. Y la aparición de engrosamiento pleural, en ausencia de otra enfermedad, es grave".

El secretario general de Agtsyp, Roberto Pianelli, consultado por este diario, dijo que tras las sucesivas denuncias del gremio "la ART incorporó a los trabajadores de los talleres de la línea B, y a los conductores y guardas, en el Registro de Agentes de Riesgos (RAR). Ese agente es el amianto. Y se los mandó a hacer estudios específicos para detectar si les produjo algún tipo de enfermedad: espirometría, placa de tórax y, luego de la lectura de los resultados por especialistas, cuando ven algún indicio, una tomografía computarizada".

Los casos que dan positivo se consideran una enfermedad profesional derivada de la inhalación de las fibras de amianto, que pueden producir diversos grados de patología: placas pleurales, asbestosis o cáncer de pulmón, con una latencia de entre 15 y 20 años. Por esta razón, los trabajadores deberán continuar haciéndose estudios aun después de jubilarse.

Los empleados que se sometieron a estudios médicos pertenecen a los talleres de Rancagua y Villa Urquiza, donde trabajan alrededor de 160 personas. Aún restan analizar, entre conductores y guardas, unos 300 trabajadores de la B, la más complicada por la presencia de amianto. Aunque los estudios que hicieron los metrodelegados de forma unilateral con la Universidad del Sur, detectó asbesto en los coches Nagoya de la Línea C, en las General Electric de la E y en las Mitsubishi de la D.

En la línea B, que une Juan Manuel de Rosas y Leandro Alem, tras la salida de circulación a mediados del año pasado de los CAF 5000, comprados con amianto a España, las fibras contaminantes se encuentran en la flota Mitsubishi, como lo reconoce detalladamente el Programa de gestión de asbesto de Metrovias, un documento fechado el 30 de julio, al que accedió Página/12.

En esa nota dirigida a Subterráneos de Buenos Aires Sociedad del Estado (Sbase), la empresa presenta un cronograma para reemplazar antes de fin de año todas las partes comprometidos por el asbesto en las formaciones Mitsubishi, y las enumera: estufa de cabina, techo de cabina, tapas totales de la flota, aislador de resistencia de tracción y freno, compresor, contactor, gabinete contactor de luces, caja interruptor principal, entre otros.

En tanto un comunicado de la empresa fechado este miércoles, en el que no hacen referencia a los empleados afectados hasta el momento, señala que "la detección resultó positiva en un 50% de los elementos analizados", y que está en curso el proceso de desasbestización. Al mismo tiempo aseguraron que "se realizaron tomas de muestra y análisis de calidad del aire" en los talleres y "dosimetrías al personal para medir la presencia de asbesto". Y "en todos los casos los valores obtenidos fueron muy inferiores a los admitidos por la normativa y similares a los que se obtienen en la vía pública".

Por su parte, los metrodelegados exigen que se incorpore a todos los trabajadores al RAR para garantizar que se les realizaran los controles de salud a lo largo de la vida; que se concrete la contratación por parte de la empresa del lavadero industrial para el lavado de la ropa de los trabajadores, que ya no pueden llevarse las prendas contaminadas a su casa por el riesgo de enfermar a sus familiares. Y que se llame a una licitación para comprar unidades que reemplacen a los Mitsubishi, como se hizo con los CAF 5000, porque, según explicaron, el plan para desamiantizar las formaciones es inviable. "Los trenes están recubiertos con amianto porque en Japón los coches circulaban también en la superficie, y por la nieve, lo ponían como aislante".Fuente: Página 12