Nota de Opinión
Jorge de Mendonça, con una extensa trayectoria en el transporte y la logística, plantea en su artículo un tema de antigua data, la no concreción de la conexión ferroviaria con Chile. Y propone un desafío: ¿Qué algún experto de los que se oponen a esto, explique por qué no debe hacerse?
Ha pasado más de un siglo sin que la gran región entre el Norte de la Patagonia de Argentina y de Chile, por fin se integren logísticamente para facilitar el comercio entre cada pueblo de una vasta región de más de 7 millones de habitantes, que va desde el paralelo de Talca en Chile al de Bariloche en Argentina.
La pregunta no es qué lo justifica al Trasandino del Sur y a cada paso fronterizo, sino que la contra pregunta es «¿quién puede demostrar que nos beneficia que no tengamos todos los pasos a pleno ritmo?»
Desde 1910, cuando una movida sectorial cuyana bloqueó el Tratado de Libre Comercio entre Chile y Argentina, también fue el año, la década, en que todo objetivo ferroviario se desaceleró, pero mucho más fuerte fue lo que comenzó a frenar las intenciones de los países en conectar sus comercios, por donde fuera posible.
Hace 61 años se sumó una extraña forma de escribir geopolítica, donde la Defensa, la Economía y la propia Política quedaron subyugadas al decir de la tecnocracia, que saca números de una pequeña galera en la que no hay contexto y son convencidos los dirigentes públicos y empresariales, de que todo cruce cordillerano es un gasto y que la bioceanidad es un capricho de románticos.
Pues entonces, que esos mismos personajes tecnócratas demuestren la razón por la cual las sociedades y sus comercios no deben concretarse, integrarse.
Pongamos la pregunta hacia el lado contrario, hacia el lado de la geopolítica de altura, en la que la economía y las decisiones de los gobiernos van en pos del desarrollo.ConfluenciaPortuaria.com