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16 de julio de 2022

En el país de los "peros…" el tren no tiene futuro

Nota de Opinión

Por: Adrián Fernández (para Crónica Ferroviaria)

El regreso del servicio de trenes de pasajeros entre Buenos Aires y la región de Cuyo generó en los medios y en los foros "especializados" miradas tan dispares como hacía mucho no se veía. El "debate" sobre los beneficios de la vuelta del tren a pueblos donde hacía 30 años no se veía uno, resultó penoso inclusive para quienes desde estos espacios pregonamos siempre los beneficios del ferrocarril. Es curioso cómo, de un día para otro, personas que juraban amar los trenes y pedían a cuanto gobierno fuera que volvieran a poblarse las vías, de golpe dejan aflorar sus "pero…".

Hablo específicamente del tren a Justo Daract (San Luis), porque es el que disparó la mayor cantidad de comentarios. Ni la extensión de la Línea Belgrano Sur a Marcos Paz, ni los nuevos servicios regionales en las Provincias de Salta, Chaco y Neuquén, ni el regreso a Divisadero de Pinamar (Provincia de Buenos Aires) ni la extensión del Tren de las Sierras (todos ellos habilitados en los últimos dos años) generaron tantos reparos. Tampoco ocurrió eso con otros trenes ya anunciados como la extensión a 9 de Julio, el regreso a Ayacucho y Tandil, las decenas de nuevas paradas intermedias o los también anunciados regionales de Rosario a Cañada de Gómez.

¿Cómo no coincidir con que lo ideal sería un ferrocarril moderno, veloz, seguro, con decenas de trenes que crucen por día toda la Patria?. ¡Cómo no desear que las políticas ferroviarias trasciendan a los gobiernos de turno?. ¿Cómo no reclamar que circulen a mayor velocidad?. ¿Cómo no coincidir con que una o dos frecuencias semanales es poco?. Claro que, además de expresarnos libremente como ciudadanos, tenemos que pedir más y mejores servicios. Eso está fuera de discusión. Imposible no ponernos de acuerdo en todo esto.

Luego viene la realidad. Y para evaluar la realidad (entiendo) hay que ver el contexto, es decir, todo lo que hay alrededor, lo que hubo, lo que no hubo y el lugar en el que estamos parados.

Es bien sabido que, cuando construimos con prefijos una frase que intenta parecer "positiva", estamos queriendo decir lo contrario. Así, frente a un mismo hecho, podemos mostrarnos alegres o apenados; de brazos abiertos o a la defensiva. No pretendo cuestionar opiniones pero sí me gustaría alertar sobre la gravedad de algunos comentarios.

Creo, porque ya lo he vivido, que hay un riesgo muy grave en cuestionar que un tren regresa a varios pueblos luego de 30 años cargándolos de "pero…" Lo problemático, entiendo, son frases como: "No estoy en contra de la vuelta del tren, PERO tiene pocas frecuencias… PERO tarda mucho… PERO no lleva dormitorio… PERO pasa a una hora poco conveniente… PERO la tarifa es baja y así no va a aguantar… PERO las vías están muy mal… PERO es propaganda para el gobierno… PERO los políticos son todos iguales…".

Lo peligroso es, que fueron los PEROS los que se utilizaron quienes en otros momentos para dejarnos sin los trenes que hoy reclamamos y sin la industria ferroviaria que nunca más tuvimos. PERO dan pérdida, PERO no son seguros, PERO se atrasan, PERO están sucios, PERO está lleno de vagos… ¿Alguien en estos foros cree que la mejor respuesta a aquellas justificadas quejas (pérdidas económicas, inseguridad, retrasos, suciedad, supuesta vagancia de los trabajadores) haya sido hace 30 años la cancelación de los servicios, el abandono de los pueblos y el despido de más de 50.000 trabajadores?.



Aclaro que me siento mínimamente lúcido como para cuestionar varias cosas del actual gobierno nacional, pero tengo muy en claro quiénes fueron los que levantaron los servicios que hoy añoramos.

Me llama la atención que el debate sobre los nuevos servicios ferroviarios se intensifique ahora que, casualmente, el gobierno nacional muestra y exhibe este nuevo tren de pasajeros recuperado como parte de una decisión política. Todos en este foro sabemos que el de Justo Daract (San Luis) no es el primer servicio recuperado en los últimos años. Por lo tanto, nadie podría decir que la reanudación de servicios sea un tema electoral (más allá de eso, entiendo que cada partido de Gobierno quiere ganar elecciones siguientes, es inherente a la política).

Sigo. ¿Por qué ahora aparecen los "peros…" a las noticias que hemos demandado durante años?. ¿Por qué no tomar esto como el principio de algo que debiera tender a ese ideal de trenes que soñamos?. ¿No será que lo que molesta a algunas personas es que, esta vez, el retorno de un tren sea exhibido como un logro político?. ¿Acaso ignoramos que para poner o sacar un tren se necesita una decisión política y que las decisiones políticas los toman los funcionarios políticos de gobiernos electos por el voto popular?. Cancelar servicios (como hicieron al menos dos gobiernos en los recientes años de democracia) son también decisiones políticas. Y el regreso de los trenes también es una decisión política.

Hasta ahora, ningún funcionario nacional (excepto los del área de Transporte) se había mostrado junto a los trenes de pasajeros. ¿Tal vez moleste que, por primera vez, se "nacionalizó" en medios de todo el país la noticia de la reapertura de servicios y ramales?. ¿Tal vez alguien en este foro tema que, por celebrar el regreso de un tren luego de 30 años, quede "pegado" a un gobierno al que, es evidente, detestan?. ¿Dónde quedó aquella premisa de "aunque no esté a favor de este gobierno, voy a celebrar lo bueno que haga"?.

A diferencia de los trenes que cancelaron otros gobiernos (argumentando que "no estaban en condiciones"), las nuevas formaciones tienen menos de 10 años de uso, tienen calefacción y aire acondicionado, baños químicos, limpieza y mantenimiento a bordo, sistema de frenos muy seguros, buena atención, puertas con cierre de seguridad y, en términos generales, corren a horario. Son trenes económicamente accesibles para la gente pero no son "trenes para los pobres" como lo eran hasta hace un tiempo. Esto tampoco parece ser importante para algunas personas que se rasgan las vestiduras a favor del ferrocarril. Nunca antes como ahora, intendentes y concejales de DISTINTO SIGNO POLÍTICO, trabajadores y extrabajadores piden reuniones con gobernadores y funcionarios nacionales para pedir que el tren vuelva a sus pueblos.

Contrariamente a lo que pueda parecer, esta reflexión no es a favor de un gobierno sino a favor de la gente de los pueblos que reciben un tren de pasajeros por primera vez en décadas. ¿Acaso nadie escuchó en estos días a pobladores decir "creí que me moriría sin volver a ver los trenes en mi pueblo”? ¿Acaso alguien puede pensar que el llanto de los viejos pobladores y de los exferroviaros y los ojos bien abiertos de los niños es una puesta en escena pagada por los funcionarios de turno?. ¿Acaso desconocemos que, por la alta demanda a las escasas frecuencias, los pasajes se agotan en cuestión de horas?. ¿Tan pedantes nos creemos algunos humanos para desvalorizar las emociones y las necesidades de transporte en este país, el octavo más extenso del mundo?. ¿De verdad alguien cree que tiene derecho a hacernos pensar que esa gente que espera al costado de las vías y en las estaciones el paso de un tren está equivocada y tendría que seguir esperando otros 30 años?.

Valoro el debate de opiniones e ideas, pero pido reflexionar sobre las argumentaciones basadas en el odio y en la desinformación. Si lo que se hace es insuficiente, vamos por más. Siempre hay que ir por más en los asuntos colectivos. Unirse, movilizarse e ir por más, de la manera que habría que unirse y movilizarse cuando quitan los trenes de las vías y abandonan a los pueblos.

Pediría, con humildad, que todos pongamos en valor el logro de la reapertura de ramales y retornos de servicios. No lo pido por el gobierno ni por mí, sino por respeto a los miles de trabajadores despedidos, a quienes murieron sin volver a ver los trenes funcionando y a quienes hoy esperan en pueblos que, por tantos “PERO…”, estuvieron abandonados durante décadas.