Exterior
Y no era un lujo: era parte de la vida.
Pasaba entre cerros, saludaba al mar, y dejaba su huella en cada corazón tomecino.
Los niños lo miraban correr desde las ventanas, los abuelos marcaban la hora por su paso, y las calles temblaban suave cuando se asomaba por Bellavista. Pero ese tiempo pasó.
Las vías se oxidaron... luego las levantaron… y hoy, ni una línea queda. Sólo el recuerdo. Un recuerdo que duele. Porque nos quitaron el tren, pero no las ganas.
Hoy, cada vez que alguien menciona el Biotrén, no está hablando de tecnología, ni modernidad. Está hablando de volver a conectar con lo que fuimos. De tener lo que nunca debimos perder.
De unirnos de nuevo con Concepción, no solo en distancia… también en dignidad.
El Biotrén no es solo un proyecto. Para los tomecinos, es una esperanza. Una promesa que aún flota en el aire salino.
Una estación vacía en el alma que espera volver a llenarse de vida. ¿Te imaginas subirte al Biotrén desde Tomé?
Mirar el mar por la ventana… llegar en minutos a Concepción…
Y volver por la costa al atardecer, mientras las gaviotas saludan al coche de pasajeros. Parece un sueño. Pero en Tomé, los sueños saben resistir.SoyTomé.com
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