Exterior
Casi a la par que dejaba de ser un monopolio, Renfe salió a la caza de 'startups' para modernizarse tecnológicamente con Trenlab. Cuatro años y 17 empresas aceleradas después, invertirá por primera vez en una de ellas
El año 2018 sacudió los cimientos de Renfe, por aquel entonces un monopolio estatal acomodado ante la ausencia de rivales. Sin embargo, la liberalización le despojó de esa condición y abríó la puerta a nuevos rivales. Este cambio histórico, de momento, se ha materializado con la entrada de Ouigo en la línea Madrid-Barcelona de alta velocidad, a la espera de que Trenitalia haga su aparición. Este nuevo paradigma obligó a esta empresa pública a buscar oportunidades en otros mercados ante la previsible pérdida de parte del negocio casero. Y eso obligaba, a su vez, a la modernización en muchos aspectos de uno de los entes más arcaicos del país.
Para lograr esa puesta a punto tecnológica, salió a la caza de 'startups'. Creó una aceleradora que bautizó como Trenlab, cuya gestión recayó en Wayra —el tentáculo que tiene Telefónica para estos menesteres—, para detectar empresas emergentes que le ayudasen a afrontar esta modernización de su negocio, que ahora no pretende limitarse a lo ferroviario, sino que persigue convertirse en un operador global de movilidad.
Este programa no solo se ha mantenido, sino que ha aumentado su alcance con el paso de los años. Actualmente, está inmerso en su cuarta edición, donde hay seis proyectos financiados que dependen de cinco empresas diferentes, ya que una de las 'startups' que se presentaron ganó en dos de las categorías. Pero Renfe ya no se conforma con 'vitaminar' estas compañías para que desarrollen una propuesta o un piloto concreto a la espera de que salga algo interesante para aplicar dentro de su estructura. Ahora quiere formar parte de su accionariado. Por primera vez, el operador invertirá en una 'startup'. Lo hará, si no surgen contratiempos, antes de que termine el verano y su participación nunca superará el 50%. Se ha tenido que hacer un importante trabajo previo que ha desembocado en una licitación, tal y como obliga la ley, que actualmente se encuentra abierta.
"Invertir en una 'startup' es una de las dos maneras que tenemos de apoyarlas una vez termina su proceso de aceleración", cuenta Manel Villalante, director general de Desarrollo y Estrategia, a este respecto. "El otro cambio que hemos introducido, si el proyecto funciona y le vemos aplicaciones, es que podemos contratar hasta un millón de euros una vez terminan en Trenlab", agrega. Esta es una modificación importante, ya que en el pasado, una vez el piloto terminaba, si querían seguir trabajando con la 'startup' en cuestión, tenían que convocar un nuevo concurso hecho a 'medida'. Es lo que tiene ser de titularidad pública.
El problema es que había veces que otras empresas, mucho más grandes y con más músculo financiero, que podían comerles la tostada y presentar una propuesta mucho más ajustada en precio, quitándoles la oportunidad tras meses de trabajo o convirtiéndolo en un proceso muy dilatado en el tiempo. Villalante asegura que tanto el programa Trenlab como la decisión de convertirse en inversor en una 'startup' persigue tres grandes objetivos. "Por una parte, queremos brindar la mejor experiencia digital. Otra línea es la de mejorar la eficiencia en la parte de operaciones gracias a la tecnología, tanto en el caso de los viajeros como en las mercancías", explica. "Por último, también queremos que estos pilotos ayuden a mejorar la seguridad, más aún teniendo en cuenta la mayor sensorización que incluyen los trenes, que nos ofrece una gran cantidad de datos, que al final no aprovechamos al máximo".
La innovación, explica el director general, hay que aplicarla "a todos los niveles de la organización", tanto en los propios vehículos, como en las estructuras internas, como en las tarifas o las estaciones. "En el caso de las soluciones y el conocimiento tecnológico hemos encontrado que una vía muy efectiva es de acelerar 'startups' y que desarrollen un piloto para nosotros. Pero también estamos haciendo otras acciones, como trabajar con universidades para fomentar doctorados industriales que aborden el tema ferroviario".
Originariamente, Trenlab convocaba únicamente tres categorías o retos, como han venido a bautizar la materia en las que las 'startups' que quieren formar parte de la aceleradora deben proponer soluciones. Ahora, en la última edición, han sido el doble. Sostenibilidad, accesibilidad, experiencia del cliente, digitalización del transporte de mercancías, mantenimiento ferroviario y seguridad operacional.
Una puerta a la contratación pública
Dos de estos retos fueron ganados por Limmat, una empresa fundada por un grupo de ingenieros españoles, que también están trabajando para la empresa pública que gestiona la red ferroviaria en Noruega. "Al final, si eres una 'startup' y quieres entrar y contratar con la administración pública lo tienes muy difícil. Se te piden unos requisitos financieros y de facturación, que muchas veces solo están al alcance de empresas más maduras. Así que o vas en un consorcio de la mano con ellos o te quedas fuera", comenta Isabel Muñoz, directora de Desarrollo de Negocio de la compañía. "De esta forma, a través de una aceleradora, se te abre una puerta, la de las empresas públicas, que de otra forma no ocurriría".
Uno de los pilotos que desarrollan está pensado para mejorar la formación y las habilidades de los maquinistas en seguridad, ya que siguen siendo actores clave en muchos momentos. ¿Cómo lo hacen? Básicamente, pretenden analizar todos los datos de la red ferroviaria, así como el comportamiento de los trenes en cada momento.
Eso les va a permitir detectar tramos o situaciones más peligrosas y así poder, por ejemplo, establecer guías de conducción específicas. El otro piloto que ya están ejecutando es el de convertir el taller de Fuencarral en un taller inteligente. "Hasta ahora, Renfe tenía sus talleres para sus trenes. Pero con la liberalización se le abre una oportunidad de negocio muy buena, ya que sus competidores necesitan este servicio", argumenta Muñoz.
Lo que han hecho es montar un sistema que permite monitorizar absolutamente todo lo qué pasa con el tren desde que entra hasta que sale. "Automatizarlo, además de aportarte transparencia, te evita que tengas que tener un operario en cada punto, registrando todo manualmente, con el ahorro que eso supone en costes de personal, pero también en tiempos", describe. "Además, hay que pensar que ahora la competencia se limita a la alta velocidad, pero más pronto que tarde también tendrán competencia en media distancia".
Limmat es un repetidor de Trenlab. Además de ganar en dos categorías, ya participaron en su primera edición cuando crearon, en medio de una de las grandes crisis que ha tenido Renfe con la línea a Extremadura, un sistema que ayudaba a predecir "qué y cuándo podía averiarse una parte del tren" recopilando miles de registros sobre su funcionamiento. De esta forma, los técnicos ya tenían las piezas y estaban prevenidos ante eventuales fallos, con el fin de que el convoy estuviese el menor tiempo posible fuera de juego. "Al final Renfe tiene muchísimos datos, que dándoles uso y salida, les va a ayudar a mejorar mucho su operativa. Y todo en un momento clave en el que están yendo a buscar oportunidades en otros mercados".
Desde accesibilidad a huella ecológica
Pero hay más que Limmat. Por ejemplo, la categoría de accesibilidad fue adjudicada a Visualfy, una solución que pretende facilitar la vida a personas con problemas auditivos. Para ello han desarrollado un 'software' y un 'hardware' que trabajan conjuntamente para interpretar las alarmas y los sonidos del entorno y enviar un aviso visual al 'smartphone' para que el usuario sea consciente de la situación, evitar riesgos innecesarios o simplemente, atenderle en igualdad de condiciones.
En el caso de las mercancías, el ganador ha sido AllRead, una 'startup' de 'machine learning', que está probando una solución para que Renfe sea capaz de gestionar la trazabilidad de sus trenes en tiempo real. Utilizando la red de videovigilancia que Renfe tiene instalada en toda su red, son capaces de "monitorizar los trenes", pudiendo tener información sobre la velocidad, los contenedores, la distancia entre los mismos o el tipo de carga. En el caso del reto de movilidad, la escogida fue Eccocar, una 'startup' de gestión de flotas.
El piloto que están desarrollando permitiría, al usuario alquilar, por ejemplo, un coche en su ciudad de destino a la vez que compra el billete para el AVE. Esto encaja en los planes de la compañía para convertirse en un operador global de movilidad, ofreciendo más servicios que únicamente los del tren. En los próximos meses, lanzarán una plataforma que permitirá a los viajeros gestionar sus trayectos, pero también otros como los del metro o autobuses municipales, así como otros servicios privados.
Otros proyectos, por ejemplo, están pensados para ayudar a mejorar el funcionamiento interno de la empresa. Es el caso de Greemko, ganadores del reto de sostenibilidad. Esta empresa ha creado un 'software' que facilita a las empresas el control de su huella de carbono. Lo hacen a través de un 'software' que captura y reporta los datos de consumo de electricidad, agua, gas o lo que sea de forma automática y no de forma manual.
"Renfe tiene que controlar el consumo de muchísimas cosas. Hasta de la estación más pequeña. Y hacer eso a mano conlleva muchos problemas de cómo se introducen los datos, pérdida de tiempo...", explica a este periódico Jorge Portillo, uno de los cofundadores de la compañía, que lanzaron el producto a finales de 2019, poco antes de que el covid pusiese patas arriba la vida de medio Occidente. Portillo enumera los múltiples beneficios que tiene el piloto que desarrollan para Renfe.
"Les puede ayudar a detectar consumos energéticos anómalos, que muchas veces estas cosas se pagan automáticamente. Pero también les va a ayudar a ser transparentes con su huella ecológica, en un momento que hay cientos de empresas comprometiéndose a ser neutras en carbono y, por tanto, también tienen que serlo sus proveedores".
A corto y mediano plazo
"Muchas veces, las empresas que han sido aceleradas, han sido aceleradas pensando en una herramienta o en una funcionalidad de aplicación que podría ser inmediata. El mejor ejemplo es el de Imotion Analytics, cuya tecnología de video análisis ya se utilizó durante la pandemia para controlar aforos y el tema de la distancia de seguridad, y ahora se ha implementado en cientos de estaciones", explica Inés Oliveira, de Wayra España.
"Pero otras veces, ha sido para tantear posibilidades de futuro o adquirir conocimiento de lo que vendrá. Es el ejemplo, de Zeleros, la empresa valenciana que está intentando desarrollar un sistema de tren hipersónico con Hyperloop. A Renfe le sirvió para conocer esa tecnología y a Zeleros para tener conocimientos de cómo funciona la operativa ferroviaria", añade.
Wayra, que ganó en 2018 la licitación que convocó esta empresa pública para gestionar su aceleradora, se ocupa de facilitar un espacio de trabajo, mentorizar a las 'startups', que reciben 50.000 euros como premio, así como ayudarles a definir un 'roadmap' y una serie de hitos a la hora de implementar y desarrollar sus pilotos. En total, contando los de la cuarta edición, se han acelerado un total de 17 'startups', algo que se ha traducido en una inversión total de 16,5 millones de euros.ElConfidencial.com
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