Terrenos Ferroviarios
La red ferroviaria provincial llegó a contar con 1.102 kilómetros de vías, en su apogeo de la década de 1930. Hoy se redujo a menos de la mitad, unos 600 km, aunque más del 70% no se encuentra operativa, según datos de las empresas nacionales que tienen concesionadas esas vías, tanto las operativas, Trenes Argentinos y Belgrano Cargas, como la de los ramales en desuso, abandonados o usurpados por vecinos, organismos estatales o con fines comerciales, que debería cuidar la Agencia de Administración de Bienes del Estado.
Este grave problema entonces recae sobre las provincias y los municipios que hacen malabares con una brasa candente, ya que son la cara visible del abandono y quienes recogen la mayor carga de los reclamos, pese a que carecen de competencia jurídica para intervenir.
El gobierno nacional ya aclaró que no tomará cartas en el asunto, al menos directamente, en cuestiones habitacionales o de reubicación de predios usurpados por asentamientos, a la vera de ramales que están en funcionamiento, así como tampoco con los terrenos ubicados junto a vías que no están operativas desde principios de los noventa.
Los gobiernos anteriores, pese a mostrar desde lo enunciativo una política más proactiva hacia el sistema ferroviario, en los hechos miraron para el costado y permitieron que las usurpaciones avanzaran de forma descontrolada, en ramales operativos o en desuso.
Se plantea, por lo tanto, un rompecabezas de alta complejidad y de soluciones bastante inciertas, donde confrontan intereses municipales, con acotada capacidad de acción legal y logística, sobre todo en en el Área Metropolitana de Tucumán, pero también en municipios del interior que poseen ramales, con intereses del gobierno provincial, que posee bastante más recursos y herramientas para intervenir, aunque en todos los casos de manera transitoria y coyuntural.
Se desprende entonces una conclusión y es que es el problema ferroviario, que es también habitacional, ambiental y de transporte, no figura entre las prioridades de las distintas administraciones, desde municipales hasta nacionales.
“Vecinos, manos a la obra”, parece ser por el momento la única y tenue luz al final de este túnel ferroviario, como es el caso de lo que hizo la gente por cuenta propia en Italia al 600, que desde los 90 mantiene el predio ferroviario en condiciones impecables, sin apoyo estatal, y al que bautizaron “Paseo Italia”.
Un ejemplo escaso de que existe una salida vecinal cuando el Estado se desentiende de sus obligaciones, pero que depende de un voluntarismo desinteresado, que tampoco abunda en una sociedad fragmentada, quebrada y escéptica.LaGaceta.com