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Redacción Crónica Ferroviaria
Parece que la cosa en el "equipo" de Guillermo Dietrich la cosa no viene bien del todo. A la “salida-despido” de la ex CEO de Aerolíneas Argentinas, Isela Costantini a mediados de diciembre y las desvinculaciones de tres gerentes del área de Vialidad a fines de febrero, se ha sumado ahora la partida del titular de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT).
Se trata del Ingeniero Roberto Domecq que ocupaba el cargo de director ejecutivo del organismo y presentó su renuncia la semana pasada por no compartir la política de ajuste que quiere llevar adelante el ministro Dietrich
Domecq es un técnico que proviene del sector automotor (qué raro, ¿no?) que estaba en la CNRT desde su creación a mediados de los 90, le presentó su renuncia a Dietrich luego de haber recibido la instrucción del ministerio de achicar en un 20% el plantel de empleados del ente regulador, informa el InformadorPúblico.com.
Tras desempeñarse durante varios años al frente de la Gerencia de Control Técnico, Domecq había ascendido al timón de la CNRT en enero del año pasado cuando la administración macrista decidió poner al frente a un técnico de la “línea histórica” del organismo.
De bajo perfil y sin filiación política, Domecq no habría estado de acuerdo con los nuevos lineamientos de recorte de gastos y poda de personal que definieron para el ente los asesores de Dietrich.
Si bien hasta ahora no se oficializó su salida y la designación de su sucesor, la intención del titular de Transporte sería colocar al mando de la CNRT al actual subdirector del organismo, Pablo Castano.
Desde las cámaras empresarias del autotransporte advirtieron que más allá de su identificación con el macrismo, Castano -que proviene del negocio vitivinícola–no tiene la experiencia, ni el conocimiento que se necesita para poder afrontar y resolver los problemas y las cuestiones clave que afectan a las compañías de transporte.
Por lo visto, el sector ferroviario sigue sin tener peso específico en ninguno de los importantes estamentos gubernamentales, en cambio el automotor ya pone el grito en el cielo que se le fue uno de sus interlocutores.
Redacción Crónica Ferroviaria
Parece que la cosa en el "equipo" de Guillermo Dietrich la cosa no viene bien del todo. A la “salida-despido” de la ex CEO de Aerolíneas Argentinas, Isela Costantini a mediados de diciembre y las desvinculaciones de tres gerentes del área de Vialidad a fines de febrero, se ha sumado ahora la partida del titular de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT).
Se trata del Ingeniero Roberto Domecq que ocupaba el cargo de director ejecutivo del organismo y presentó su renuncia la semana pasada por no compartir la política de ajuste que quiere llevar adelante el ministro Dietrich
Domecq es un técnico que proviene del sector automotor (qué raro, ¿no?) que estaba en la CNRT desde su creación a mediados de los 90, le presentó su renuncia a Dietrich luego de haber recibido la instrucción del ministerio de achicar en un 20% el plantel de empleados del ente regulador, informa el InformadorPúblico.com.
Tras desempeñarse durante varios años al frente de la Gerencia de Control Técnico, Domecq había ascendido al timón de la CNRT en enero del año pasado cuando la administración macrista decidió poner al frente a un técnico de la “línea histórica” del organismo.
De bajo perfil y sin filiación política, Domecq no habría estado de acuerdo con los nuevos lineamientos de recorte de gastos y poda de personal que definieron para el ente los asesores de Dietrich.
Si bien hasta ahora no se oficializó su salida y la designación de su sucesor, la intención del titular de Transporte sería colocar al mando de la CNRT al actual subdirector del organismo, Pablo Castano.
Desde las cámaras empresarias del autotransporte advirtieron que más allá de su identificación con el macrismo, Castano -que proviene del negocio vitivinícola–no tiene la experiencia, ni el conocimiento que se necesita para poder afrontar y resolver los problemas y las cuestiones clave que afectan a las compañías de transporte.
Por lo visto, el sector ferroviario sigue sin tener peso específico en ninguno de los importantes estamentos gubernamentales, en cambio el automotor ya pone el grito en el cielo que se le fue uno de sus interlocutores.